En campaña electoral, casi todo vale. También, el largo camino que ha llevado a POTUS (President Of The United States) de Washington D.C. a Rota (Cádiz). Cuando la Casa Blanca anunció esta semana que Barack Obama visita España dentro de un mes, José Manuel García-Margallo reaccionó raudo (en Alicante, donde se presenta como cabeza de lista el PP): se trata de “la prueba del nueve”, dijo el ministro en funciones de Asuntos Exteriores, de que el Gobierno del PP ha reconstruido las relaciones “muy deterioradas” que recibió del Gobierno socialista. ¿La herencia recibida, una vez más?
El deshielo España-EEUU tras el trauma de la retirada de las tropas españolas de Irak en 2004 tiene otra versión, según algunos de sus protagonistas (socialistas, populares y fuentes diplomáticas independientes). POTUS viene a España porque entre 2010 y 2015 los gobiernos de Zapatero y de Rajoy trabajaron en perfecta sintonía bipartidista para americanizar las bases de Rota y de Morón de la Frontera (Sevilla). También, y esto es crucial, porque los Obama (y presidente y sobre todo la primera dama, Michelle) mantienen una estrecha amistad con el embajador de EEUU en Madrid, James Costos, y su pareja, el decorador Michael Smith.
2010, año determinante
Todo empezó en 2010, aunque, dos años antes, la llegada de Obama a la Casa Blanca ya había obrado milagros en el sentimiento antiamericano que había reavivado en España George W. Bush. Así, en 2009, tan solo un año después de ser elegido el primer presidente negro del país, el informe global del prestigioso Pew Research Center demostró que el 70% de los españoles veía de nuevo con buenos ojos a EEUU frente al escuálido 30% de 2007.
Tras este tsumani en la opinión pública española, el presidente Zapatero acudió en febrero de 2010 al Desayuno de la Oración en Washington D.C. En verano, la primera dama de EEUU, Michelle Obama, y su hija pequeña, Sasha, pasaron una semana de vacaciones en un hotel de lujo en Málaga y almorzaron con los reyes en Mallorca.
A la vuelta de Marbella, en agosto de 2010, los Obama abrieron las puertas de la Casa Blanca para mostrar al público la reforma integral realizada por Smith, el futuro embajador consorte en Madrid. Como hizo antes en las casas del magnate de los medios Rupert Murdoch o con el actor George Clooney, Smith introdujo el modernismo americano y el clasicismo europeo en la avenida de Pensilvania y, de paso, se hizo con el corazón de la primera dama. Hubo mil y un detalles que sedujeron a Michelle: entre ellos, una alfombra hecha a mano con citas de Martin Luther King y John F. Kennedy.
Sin solución de continuidad, en septiembre de ese mismo año, el embajador Alan Solomont, recién llegado a España, comenzó a negociar en el más estricto secreto con las autoridades españolas para instalar cuatro destructores americanos a Rota en el marco del escudo antimisiles de la OTAN. “Una de las cosas de las que más orgulloso me siento es del trabajo realizado con el Gobierno español, con sus dos líderes, para conseguir el acuerdo de Rota”, rememora desde Boston el ex embajador Solomont, decano ahora de una facultad en la Universidad de Tufts. “La negociación duró más de un año e involucró al secretario de la Marina [Ray Mabus], al comandante americano de la OTAN [almirante Jim Stravidis] y a su alteza real el príncipe de Asturias”.
Rota y Morón
Solomont trabó una espléndida relación profesional y personal con el diplomático Bernardino León, entonces mano derecha de Zapatero en Moncloa y ahora director de la Academia Diplomática de Abu Dabi. De León dijo el general James Jones, consejero de seguridad nacional de Obama, que era una de los mejores profesionales del mundo.
Durante las negociaciones, llevadas a cabo con la ministra de Defensa Carme Chacón, el Gobierno del PSOE mantuvo informado al PP “de manera muy confidencial”. El 5 de octubre de 2011, el propio Zapatero acudió a Bruselas a firmar el acuerdo con el ministro de Defensa de EEUU, Leon Panetta. Un año más tarde, el 10 de octubre de 2012, el documento lo rubricó Panetta con su nuevo homólogo español, el popular Pedro Morenés, que recogió el testigo socialista “con absoluta discreción y profesionalidad”, según fuentes conocedoras de su trabajo. Morenés “defendió a muerte” los intereses españoles y luchó por localizar todos los trabajos de mantenimiento de los buques, que incluye un goloso contrato para Navantia.
El 10 de febrero de 2014, el príncipe de Asturias recibió en Zarzuela al viejo conocido Mabus, ministro de Marina, con motivo de la llegada a Rota del primer destructor americano. El cuarto y último destructor entró en la base militar gaditana el pasado septiembre. Una transición impecable entre el PSOE y el PP que se visualizó en el verano de 2011 cuando Hillary Clinton, la secretaria de Estado, estuvo en Madrid.
Idéntico fue el caso de Morón. En la primavera de 2011, el Gobierno de Zapatero autorizó también el uso de esta base sevillana para los aviones que participaban en la campaña de la OTAN en Libia. El permiso lo gestionó directamente Chacón con Zapatero “un viernes por la tarde, con una respuesta positiva e inmediata”, según fuentes solventes.
Dos años más tarde, el 19 de abril de 2013, ya con el Gobierno de Rajoy, España volvió a autorizar que se instalara en Morón, de manera temporal, un primera oleada de marines. El motivo: seis meses antes fue asesinado en Tripoli el embajador de EEUU, Christopher Stevens, dramáticamente arrastrado por una turba que llegó a entrar en la legación diplomática. La Fuerza de Reacción Rápida que ahora hay en Morón, aproximadamente 500 marines, está lista para actuar 24 horas al día para evitar una situación similar, según fuentes diplomáticas americanas. No se trata de luchar contra el yihadismo, son militares que en cualquier momento pueden ser enviados al norte de África.
Todo esto lo explicó en el Congreso de los Diputados el diplomático Gonzalo de Benito, entonces número dos del ministerio de Asuntos Exteriores y hoy embajador de España en Japón. De Benito, un veterano y profesional diplomático, fue nombrado por Margallo. Con discreción y tesón, viaje a viaje, de Benito fue labrando la relación política estos últimos años entre Washington D.C. y Madrid. Primero con gélidos apretones de manos, después con sonoros besos en ambas mejillas, desde EEUU solo llegan palabras de alabanza por la labor callada y anónima de este diplomático de carrera.
Su sucesor, Ignacio Ybáñez, firmó el pasado 17 de junio en Washington D.C. el documento que amplía el acuerdo de Morón y lo hace permanente. Ybáñez, nombrado también por el Gobierno popular, terminó así la labor que inició Zapatero en 2011.
El factor Costos-Smith
A su regreso a EEUU, el embajador Solomont recibió emocionado una medalla que guarda con mimo: la máxima distinción de la Armada armada a un civil por su trabajo en el acuerdo de Rota. En la calle Serrano de Madrid lo sustituyeron en agosto de 2013 Costos, alto ejecutivo de HBO, y su pareja, el citado Smith. Como hizo en la Casa Blanca, Smith transformó la residencia. Las imágenes pueden verse en su cuenta de Instagram @theserranopost: la mayoría de los gastos corrieron de su propio bolsillo pues ellos mantienen que el Departamento de Estado debe ocuparse con dinero público de aquellos lugares donde los diplomáticos se juegan la vida.
La amistad con los Obama es muy estrecha. Pasan vacaciones juntos y en familia. Cerca de Palm Springs, en el desierto del sur de California, la pareja Costos-Smith tiene una espectacular casa de fin de semana que a los Obama les encanta. Allí, en Rancho Mirage, estaba Obama de vacaciones en junio de 2014 con la familia cuando telefoneó a Juan Carlos I tras el anuncio de su abdicación.
Costos y Smith- sobre todo el decorador, un hombre con un carácter enormemente extrovertido- han insistido hasta la saciedad a los Obama para que vinieran a España. Tanto, que el presidente de los EEUU hasta bromea con el asunto, según fuentes solventes. En el Gobierno español había miedo a que Obama optara por visitar Italia o Marruecos a la vuelta de la cumbre de la OTAN en Polonia. Finalmente, será España.
2 polémicas
La agenda sigue abierta, pero la primera polémica ya está servida. ¿Es de recibo que POTUS empiece la visita de manera privada en Sevilla? ¿Y que luego vaya a visitar la base de Rota en Cádiz? ¿Hasta cuándo habrán de esperar las autoridades para que los Obama lleguen a Madrid?
Las fuentes consultadas estiman que los Obama han de ser recibidos por los reyes en Madrid como corresponde a una visita de esas características. Comenzar por Rota sería restarle importancia política al viaje. Además del aspecto militar, está el personal. La hija mayor del presidente, Malia, acaba de graduarse esta semana en EEUU, y comienza en Madrid su gap year hasta empezar la universidad en Harvard haciendo prácticas con sus buenos amigos Costos y Smith. ¿Vienen a España a visitar a los soldados americanos y a dejar a su hija en la embajada?
Luego está el cambio de clima político en España. Cuando se negoció el cambio de estatus de las dos bases, el bipartidismo reinaba en nuestro país. Ahora, con el nacimiento de una nueva izquierda más fresca y combativa que el PSOE, se desconoce el alcance que pueden tener las manifestaciones convocadas en Madrid y en Rota con motivo de la visita presidencial. Natural de Rota es Teresa Rodríguez, una de las caras más conocidas de Podemos, la pareja del alcalde de Cádiz, Kichi. El lema de la manifestación en Madrid es bien gráfico: “Go home, Obama”.