La crisis que desembocó en la dimisión de José Manuel Soria como ministro de Industria el 15 de abril pasado era una sinfonía inconclusa hasta que su segunda parte comenzó a ejecutarse el viernes. Ayer, Mariano Rajoy defendió desde China la designación de Soria como alto cargo del Banco Mundial en representación de España, mientras que diversos dirigentes del PP aprovecharon para criticar el nombramiento y pasarle factura a Luis de Guindos, uno de los ministros con más proyección del gabinete.
"Esta crisis es una combinación de fuego amigo contra Guindos y de los muchos enemigos que hizo Soria como ministro", resumió un alto cargo del Gobierno.
El presidente del Gobierno insistió en que Soria se ha reincorporado a su carrera de funcionario y que, como tal, ha solicitado la plaza. "Lo único que sé es que Soria dejó la política. Dejó el Ministerio (de Industria), el Congreso y la presidencia del Partido en Canarias. Es un funcionario, que ha reingresado en la Administración y ha participado en un concurso (para el Banco Mundial). A partir de ahí, no puedo añadir más. Estamos hablando de un funcionario que está actuando como tal. Ha abandonado la política, ha concursado por una plaza", ha insistido.
Guindos no se refirió públicamente al asunto pero ha prometido dar explicaciones en el Parlamento en la segunda mitad de septiembre. Ayer, PNV, ERC y el Grupo Mixto se sumaron al PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos que han pedido la comparecencia del ministro de Economía.
Dentro del PP, las críticas al nombramiento tienen un origen variopinto. Están las que obedecen a una franca antipatía hacia el ex ministro. Es el caso del presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, y de su 'número dos', Rosa Valdeón, enfrentados con Soria por haber retirado las ayudas a la minería del carbón.
En ese contexto también se puede enmarcar la arremetida que ha efectuado el diario La Razón -perteneciente al emporio mediático del Grupo Planeta y habitualmente próximo a la línea política del presidente del Gobierno-, contra la decisión de nombrar a Soria. El ex ministro se enfrentó a los directivos de Planeta a raíz de la adjudicación de nuevas licencias de televisión.
El perfil de Guindos, aceptable para C's
Pero las críticas al nombramiento también buscan erosionar al principal ministro responsable, Luis de Guindos, al cual se ha mencionado en las últimas semanas como una eventual figura que podría sustituir a Mariano Rajoy al suscitar menos rechazo y un mayor consenso. El perfil tecnocrático de Guindos resulta aceptable para Ciudadanos, por ejemplo. Pero su gran ventaja frente a los demás partidos -el hecho de que no tiene carnet del PP- se convierte en su gran handicap frente a sus compañeros del Consejo de Ministros.
Por eso, una de las críticas más significativas que se escucharon el lunes fue la del presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijoó, quien dijo que la propuesta de Soria era "difícil de entender". El candidato del PP en Galicia centró la responsabilidad en Guindos, cuya comparecencia en el Congreso juzgó "conveniente". Su crítica iba en la misma línea de la de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, que ayer reiteró lo que ya dijo el viernes: "el nombramiento no se debería haber llevado a cabo".
Feijóo y Cifuentes son dos nombres a los que se atribuye papeles protagónicos en una eventual sucesión de Rajoy.
Un matiz distinto tuvo la reacción de la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, quien coincidió con Núñez Feijóo en un acto de la agencia Europa Press y que también es citada entre estos sucesores. La vicepresidenta se limitó a defender la legalidad de la propuesta. "Si lo ha solicitado y es el primero que ha quedado en esa relación, hay que nombrarlo, por supuesto", dijo.
Con su respuesta, Sáenz de Santamaría eludió entrar en la polémica política. Ella tuvo un papel protagónico en la caída de Soria, en abril pasado. Su público malestar por el hecho de tener que ofrecer explicaciones sobre las contradicciones en las que incurrió Soria por los 'Papeles de Panamá' fue uno de los factores que los asesores del ex ministro citaron como detonante de su dimisión.
En la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros celebrado el mismo día de la renuncia de Soria, Cristóbal Montoro, fiel aliado de Santamaría desde los tiempos en que hacían oposición a Zapatero en el Congreso, remacharía lo ocurrido afirmando: "Nadie que haya operado en paraísos fiscales puede estar en el Gobierno".
Segundo acto de la tragedia
Hay quien ve en esta crisis un segundo acto de la tragedia que desembocó en la caída de Soria. A finales de marzo, en el interregno que sucedió al fracaso de la investidura de Pedro Sánchez, hubo varios intentos de evitar unas segundas elecciones, algunos de ellos propiciados por empresarios.
Una línea de análisis, que no pasó de la simple especulación aunque llegó a oídos de Rajoy, elucubraba con un gobierno de concentración nacional, con Guindos (otras versiones decían que a García-Margallo) en la Moncloa como émulo de lo que hizo Mario Monti en Italia, y con Soria como presidente del PP. La especulación, que era tan detallada como para incluir la jefatura de un partido, no fue a más y quedó sepultada cuando Soria resultó salpicado por los Papeles de Panamá.
Guindos ha estado de manera recurrente en el centro de estas especulaciones. Primero, porque la analogía con Mario Monti es evidente. Segundo, porque Rajoy ha dado muestras crecientes de confianza en él durante este año. Tercero, porque ha sido capaz de transmitir confianza a los socios europeos. El presidente está convencido de que el empeño personal de su ministro fue el que evitó que a España se le sancionara, por ejemplo.
El nombramiento de Soria ofrece un flanco fácil para mantener la presión sobre el ministro de Economía. La línea de explicación de Guindos será atenerse a la legalidad y a los usos y costumbres de la burocracia española. El técnico comercial del Estado José Manuel Soria, reincorporado a la carrera funcionaria en mayo de 2016, era el mejor candidato, por antigüedad y rango para el puesto, según el Ministerio.
Ni siquiera hubo debate sobre los méritos
El nombramiento de Soria no corresponde a un concurso como dijo este lunes Mariano Rajoy, sino a un procedimiento de libre designación. En la reunión de la Comisión de Evaluación de los candidatos españoles a las Instituciones Financieras Internacionales, ni siquiera hubo debate sobre los méritos del candidato. A la reunión asistieron el secretario de Estado de Economía, Íñigo Fernández de Mesa, quien la preside; el secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz; el director general del Tesoro, José María Fernández, el director general de Economía Internacional, Jorge Dajani, y el director general de Política Económica, Rodrigo Madrazo.
La propuesta de nombramientos ya llegó "escalafonada" a la mesa, es decir, la Subdirección General de Instituciones Financieras Multilaterales ya había estudiado las candidaturas, calculado los méritos por antigüedad y rango, y presentó una propuesta que incluía a Soria en el Banco Mundial, al ex secretario de Estado Fernando Jiménez Latorre en el FMI y a Pablo Gasós y Casao en el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo.
Los asistentes ni la discutieron, convencidos de que, por tratarse de un procedimiento recurrible ante la Justicia, se suele elaborar con las máximas cautelas. El asunto de los Papeles de Panamá no se mencionó cuando salió el nombre de Soria. "No era un asunto que tuviera que ver con el proceso de selección", explica uno de los asistentes. "No era pertinente tratarlo".
De hecho, el curriculum de Soria, con más de 30 años de antigüedad acumulados (pese a que 26 de años los ha pasado en la vida política) y su rango de ex ministro hacía muy difícil que cualquier otro competidor le hiciera sombra. "Tendría que haberse presentado Solbes para competir con él", dicen. De hecho, un eventual candidato era Alberto Nadal, número dos de Soria en el Ministerio de Industria. Nadal, sin embargo, declinó su candidatura.