El PSOE está roto y sólo un congreso del partido entre Pedro Sánchez y los críticos podrá pacificarlo. El secretario general del PSOE ha anunciado este lunes, tras alrededor de cuatro horas de intenso debate con una parte de su Ejecutiva, que se presentará a un congreso del partido que el 23 de octubre decidirá quién manda en la organización. O él o los dirigentes territoriales que desaprueban su gestión.
Con el anuncio, Sánchez cambia la posición que había mantenido desde el 20 de diciembre, cuando empezó a defender que el PSOE tenía que ocuparse primero de la gobernabilidad en España y sólo después de asuntos internos del partido. De esta manera, el líder del PSOE pretende mezclar ambos calendarios. Quien gane, tendrá las manos libres para formar un Gobierno alternativo o abstenerse para que gobierne Rajoy, ya que el plazo para investir a un nuevo presidente termina el 31 de octubre.
La intención de Sánchez no se confirmará hasta que este sábado se reúna el Comité Federal del partido, máximo órgano entre congresos y a quien corresponde ratificar la fecha o volver a meter en el congelador el congreso. Sánchez se mostró convencido de que su propuesta saldrá adelante porque implica un debate "de fondo" sobre el lugar del PSOE en los próximos años.
Un día después de un batacazo electoral
Un día después de una derrota histórica en el País Vasco y Galicia que apenas comentó, Sánchez aseguró que la controversia sobre quién debe gobernar España está destruyendo el partido. "Es un debate que nos está haciendo daño" y que "está abriendo una división que es clara de cara a la opinión pública" entre él, que quiere intentar formar Gobierno, y presidentes como Susana Díaz (Andalucía), Guillermo Fernández Vara (Extremadura), Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha), Javier Lambán (Aragón), Ximo Puig (Comunidad Valenciana) y Javier Fernández (Asturias), que creen que con 85 diputados, el PSOE debería pasar a la oposición.
Sánchez presentó el congreso como una auténtica rebelión suya contra las fuerzas que en el PSOE defienden en privado la abstención ante Rajoy. No puede ser que "intente hablar con otras fuerzas políticas" y sea cuaestionado "desde dentro". "Que me digan exactamente qué es lo que quieren que haga el PSOE", retó. "El PSOE necesita una única voz, la del secretario general, no como hasta ahora". Según él, tras el congreso todos deberán respetar las decisiones del líder que sea elegido, algo a lo que él se compromete en caso de perder.
Sánchez advirtió de que es imposible defender que el "no" a Rajoy, que el PSOE esté en la oposición y que no haya terceras elecciones.
Desde este mismo lunes, Sánchez proseguirá con sus contactos con "todas" las fuerzas políticas, incluidas las independentistas catalanas, al mismo tiempo que defiende su modelo de partido dentro del PSOE. Su intención es rubricar un pacto de investidura nada más ganar el congreso y ser elegido presidente en la última semana de octubre.
Golpe de mano frente a los barones
La intención de Sánchez es dejar sin margen de maniobra a sus críticos con una convocatoria sorpresa y que no les dé tiempo a prepararse para presentar un candidato alternativo, ya se trate de Susana Díaz o de otro dirigente.
Si Sánchez gana ese congreso, se considerará legitimado para tomar las decisiones en el PSOE con las manos libres. Se garantizaría autonomía tanto para un pacto de investidura in extremis como para repetir como candidato a las terceras elecciones, el 18 de diciembre.
Oposición frontal de varias federaciones
Nada más trascender las intenciones de Sánchez, el PSOE entró en ebullición. El número dos del PSOE, Juan Cornejo, consideró la convocatoria una “torpeza increíble”. "No es el momento de celebrar congreso, sino de asumir responsabilidades políticas", dijo en rueda de prensa. “Debemos ir a un congreso de refundación una vez haya un Gobierno”, según él. Según el diputado Eduardo Madina, un congreso ahora abocaría al partido a terceras elecciones.
La portavoz del PSOE de Castilla-La Mancha, Cristina Maestre, consideró que "no se puede esconder" la responsabilidad de unos resultados electorales "tan negativos" en un "congreso exprés", informa Europa Press.
Varios barones críticos con Sánchez advirtieron la semana pasada de que no sería responsable convocar un congreso antes de solucionar la gobernabilidad de España. Va contra las propias intenciones de Sánchez, que siempre se había negado argumentando que primero había que pensar en España y luego en cuestiones internas del partido.
Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, advirtió a Sánchez contra la intención de "poner el sillón de Ferraz por delante de los intereses de los españoles". Sería como "estar en medio de una operación y que el cirujano se vaya de boda". En el mismo sentido se pronunció Javier Lambán, presidente de Aragón.