Cuatro meses antes de que Marcos Campos Nogueira, Janaína Santos Américo y sus dos hijos, de uno y cuatro años, aparecieran muertos y descuartizados en el salón de su chalet de Pioz (Guadalajara), su sobrino Patrick Gouveia Nogueira se instaló con ellos en su domicilio de Torrejón de Ardoz. Había llegado a España desde la ciudad brasileña de Joâo Pessoa, en teoría con la intención de ganarse la vida en el mundo del fútbol. La noche del 18 al 19 de septiembre un extraño olor que salía de la casa 594 de la urbanización La Arboleda alertó a los vecinos. Eran los cadáveres de la familia. A los dos días Patrick se marchaba de nuevo a Brasil, dejando atrás un asesinato sin resolver, decenas de guardias civiles con miles de preguntas y una prueba: su ADN en la escena del crimen.
Ahora, dos semanas y media después de que el caso saliera a la luz, es el único sospechoso de un crimen que ha dejado destrozada a una familia entera en Brasil. Patrick tiene 20 años y una Orden Internacional de Detención sobre sus espaldas. “Se fue porque tenía miedo. Llegó a casa, se encerró en su habitación y no salió de allí”, explica Walfran Campos, tío del acusado y hermano de uno de los fallecidos. A los pocos días de llegar a Brasil, Patrick acudió a la Policía Federal brasileña para dar muestras de su ADN. Ese dato y los análisis de la Guardia Civil en la escena del crimen han permitido determinar que “hay muchos indicios que denotan la participación de Patrick en los hechos”.
Un crimen pasional
Las pruebas que han ido surgiendo cierran cada vez más el círculo en torno al sobrino de los asesinados. Lo que llama la atención de los investigadores, tras sus pesquisas, es la relación de Patrick con su tía Janaína. Tras descartar la primera hipótesis, la de los sicarios que habrían perseguido a la familia hasta su nuevo domicilio, la aparición del joven en el caso ha abierto una nueva veta: el móvil pasional.
En conversaciones con distintos familiares, este periódico ha podido averiguar la actitud que mantenía Patrick para con su tía. En los cuatro meses que vivió con ellos en Torrejón de Ardoz el joven ya había causado cierta discordia. Iba medio desnudo por casa, en calzoncillos… “Ella llamó a su padre a Brasil, y le dijo que no estaba muy cómoda con él en casa”, aseguraba Walfran a EL ESPAÑOL. Los investigadores vienen manejando esta hipótesis y cada vez parece más claro lo que podría haber sucedido: que Patrick se obsesionó con su tía y acabó con toda la familia.
Todo indica que tiene un psicoticismo altísimo y evidentemente es una persona que está enferma. Con las pocas piezas que tenemos, y desde el punto de vista criminológico, lo más difícil de explicar es que un familiar tenga la dureza moral de descuartizar y de degollar a dos niños
Moviéndonos en estas hipótesis, distintos expertos en la materia consultados por EL ESPAÑOL coinciden en que efectivamente todo podría ser obra de un joven cuyo “perfil psicótico” brotó en el peor momento. Abel González es presidente de la Asociación Criminológica de Madrid y colaborador de Behaviour and Law. Tras quince años de experiencia en el mundo de la criminología, asegura que estamos ante un caso singular. “Todo indica que tiene un psicoticismo altísimo y evidentemente es una persona que está enferma. Con las pocas piezas que tenemos, y desde el punto de vista criminológico, lo más difícil de explicar es que un familiar tenga la dureza moral de descuartizar y de degollar a dos niños. El estado de enajenación mental debe ser tal que te permita hacer eso. Yo me inclino porque haya tenido algún tipo de trastorno psicológico”.
Un pasado turbio
La obsesión cerril que tenía con su tía parece que le llevó, en un momento de explosión interna, a llevarse a todos por delante. “Es esa obsesión que ha marcado a la persona que, como no lo puede conseguir, dice: 'si esto no es para mí, no es para nadie'. Y entonces elimina a todo el mundo a su alrededor, incluido a ella”, explica González.
No es la primera vez que Patrick se ve involucrado en un crimen. Hace cuatro años, cuando tenía 16, Patrick fue el protagonista de otra escena delictiva. El 12 de julio de 2013 el joven se levantó de su mesa en el colegio, se dirigió al profesor que daba la clase y le asestó dos navajazos: uno en el cuello y otro en el abdomen. Fue condenado a 45 días de trabajos sociales. Las imágenes fueron captadas por las cámaras de seguridad del colegio. En la imagen, arriba a la izquierda, aparece el joven en el momento del ataque.
Ahora el crimen y Patrick se vuelven a dar la mano pero con dos características nuevas: el asesinato cuatro miembros de su propia familia y un meticuloso proceder al perpetrarlo.
Un salón impecable
Durante al menos un mes, los cadáveres de Marcos, Janaína y sus hijos permanecieron el seis bolsas de basura colocadas en el suelo del salón de su chalet de Pioz. Eran nuevos, y por ello muy pocos les habían llegado a ver en el escaso mes que residieron en la zona.
El silencio fue uno de los datos que llamó la atención de los vecinos en esos días en los que nadie supo nada de ellos. El padre, Marcos, bajaba frecuentemente al pueblo a hacer la compra, con su siempre característico sombrero. Del mismo modo que la casa permaneció en silencio durante un mes hasta que se descubrieron los cuerpos, el día en el que los mataron ninguno de los vecinos advirtió nada.
Cada vez más, nos encontramos casos de gente que, con lo que ha aprendido por internet, cuenta con muchísima información a la hora de tratar de ocultar la escena de un crimen. No resulta extraño; hoy en día hay mucha información disponible
Ese indicio, la premeditación, la meticulosidad para cometer el asesinato de modo que nadie se percatase, la limpieza de los cortes, la tortura y posterior desangramiento del padre (los cortes en su cuerpo lo atestiguan), el hallazgo de los cadáveres en el lugar del crimen, el descuartizamiento o el estado de la vivienda -impecable- llevaron a los investigadores a pensar en una banda de sicarios. Nada más lejos de la realidad. Todo apunta a la siguiente sucesión de hechos: Patrick entró en la vivienda aprovechando que les conocía (no había puertas ni ventanas forzadas; un alto muro rodea la casa) y fue asesinándolos de forma secuencial, como informó la Guardia Civil este pasado martes. Uno tras otro, fue acabando con la vida de su tío, de su tía –con la que estaba obsesionado- y con sus primos pequeños.
“Cada vez más, nos encontramos casos de gente que, con lo que ha aprendido por internet, cuenta con muchísima información a la hora de tratar de ocultar la escena de un crimen. No resulta extraño; hoy en día hay mucha información disponible”, explica el criminólogo González. Posiblemente, muchas cosas sucedieron a la vez en la mente de Patrick, entró en un brote psicótico y, enajenado, perpetró un crimen "atroz", en palabras de los investigadores de la Benemérita.
González lo explica con precisión: “Si hablamos de una personalidad psicótica, como parece el caso, son delirios que te ordenan, que te conducen a hacer algo. Hay multitud de variables: una explosión violenta, una discusión… Todo forma parte de ese delirio: necesitaba matar a toda la familia. Que no hubiera testigos”.
En dos semanas la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil parece haber resuelto el misterio que comenzó en la madrugada de una noche de mediados de septiembre, cuando una mujer llamada Susana visitó a un amigo suyo que vivía en la calle los Sauces, en la urbanización de La Arboleda, a las afueras de Pioz, Al pasar por delante del chalet 594 un fuerte olor llamó su atención, pero pasó de largo. A los pocos días, el vecino de al lado alertó a las autoridades al advertir el mismo hedor. El resto es historia.
Noticias relacionadas
- Así fue el crimen de Pioz: primero la mató a ella, luego a los niños, y esperó a que llegara su tío
- El hermano del descuartizado en Pioz: "Si fue mi sobrino espero que se vaya al infierno"
- España pide a Brasil el arresto de un sobrino de la familia descuartizada en Pioz
- El juez ordena la detención de un sospechoso de los descuartizamientos de Pioz
- Las autoridades brasileñas se niegan a repatriar los cádaveres de los descuartizados en Pioz
- El hermano del descuartizado en Pioz: “Hay que investigar el restaurante donde trabajaba”