Walfran Campos Nogueira ha llegado a España para recuperar a su hermano Marcos, quien fue hallado muerto y descuartizado hace dos semanas junto a su mujer Janaína Santos Américo, y sus hijos de uno y cuatro años. “Vengo a resolver el traslado de mi hermano a mi país. Voy a estar con la Guardia Civil y la Policía Nacional. Estaré hoy en Guadalajara”, contesta, ya desde Madrid, a este periódico. Alojado en su hotel, las horas le pasan despacio y aguarda el momento propicio para llevarse a su familia de vuelta y enterrarla como es debido.
Desde Brasil, el resto de la familia sigue consternada. El apoyo que buscaban en las instituciones brasileñas no ha llegado. Thalila Campos, una de las primas del fallecido Marcos y de Walfran, asegura a EL ESPAÑOL que el Gobierno de Brasil no está moviendo un dedo, que toda ayuda es poca, y la mayor parte de ella está llegando desde España. “El Gobierno brasileño no ha movido un dedo. España nos están dando todo el apoyo a nuestra familia, el apoyo que no recibimos del Gobierno de Joao Pessoa”, asegura.
Hay prensa española que habla de que mi hermano estaba envuelto con drogas. Para decir eso hay que probarlo. La prensa española no puede hablar de eso porque no es verdad
Hace unos días, la familia recibió un correo electrónico según el cual el consulado general de Brasil les comunicaba que “no hay previsión orzamentaria” del gobierno para trasladar los cuerpos desde España. Por eso Walfran ha cruzado el océano en busca de un rescate imposible y cuyo precio, asegura, alcanza una cifra desorbitada. “Cada cuerpo pueden ser unos 4.000 euros”, lamenta. Walfran hace, ya desde la península, un llamamiento a todos los españoles que puedan echar un cable a la familia aportando un granito de arena para el traslado de los cuerpos.
“No descarto la posibilidad de drogas”
Este miércoles por la mañana un Audi A4 negro se detuvo enfrente del chalet número 594 de la calle Los Sauces, situada en la urbanización de la Arboleda, a 3 kilómetros de la localidad guadalajareña de Pioz. Walfran salió del coche, se dirigió a la puerta de la casa y se echó a llorar con la cabeza apoyada contra el telefonillo, escondiendo su cara debajo de la gorra. Era la primera vez que estaba allí, y quizás la última, pero la certeza de que aquel había sido hogar de la familia, de su hermano, le hizo derrumbarse.
Un rato después, algo más entero, trepó el muro de piedra para observar el interior de la casa. Allí fueron encontrados, a la una de la mañana del domingo 18 de septiembre, los cuerpos de su hermano, de su cuñada y de sus sobrinos. Llevaban un mes muertos.
El misterio de la familia brasileña descuartizada en Pioz todavía no se ha resuelto. Dos semanas después del hallazgo de los cuerpos solo hay una hipótesis que se mantiene firme, una que ya se entreveía desde el día que se descubrió cuál era el origen del olor que advirtieron los vecinos de Marcos y Janaína: unos sicarios acudieron en su busca para matarles. “Lo que más duele es que muriesen ahí solos”, lamenta Walfran, entre sollozos.
Un largo viaje
El viaje de Walfran desde la ciudad de Joao Pessoa es más que cruzar el océano, dejar atrás los 6.200 kilómetros que hay entre su casa en Joao Pessoa, en el estado brasileño de Paraiba, y la localidad de Guadalajara. Lo primero que Walfran ha hecho nada más llegar a España es hacerse las pruebas de ADN para compararlo con el de su hermano. Tan solo quiere honrar su memoria y para ello pretende llevar, cuanto antes, los cuerpos de vuelta a casa. De momento la Policía no se lo ha autorizado y el Ejecutivo brasileño no quiere ayudarle.
Hace una semana, Marcos se encontraba en Brasil y ya desde allí manifestaba a este periódico el sufrimiento de la familia y que todas las posibilidades continúan abiertas. Señalaba, en aquel momento, que no concebía la posibilidad de que su hermano estuviera metido en asuntos de drogas. “Hay prensa española que habla de que mi hermano estaba envuelto con drogas. Para decir eso hay que probarlo. La prensa española no puede hablar de eso porque no es verdad", respondía a EL ESPAÑOL. Sin embargo, hoy se ha abierto una nueva posibilidad cuando, en una entrevista en Antena 3, se retractaba de esas palabras. “No descarto nada. No descarto la posibilidad de drogas. De corazón, no descarto ninguna posibilidad. En Brasil nuestra familia, no hablo de la de Janaína, vive muy bien, somos una familia honesta y trabajadora”.
Mientras tanto, en Brasil…
Walfran ha llegado a España a la desesperada. En Brasil, la familia contempla el viaje en la distancia con la amargura de la muerte en las palabras. En conversación exclusiva con este periódico, la citada Thalila Campos relata que la familia no da crédito, todavía no ha asimilado lo sucedido. “Todos estamos muy tristes con la tragedia. No entendemos que un ser humano puede hacer eso con personas adultas y con dos niños”. En Brasil lo único que ansían es que esta pesadilla se acabe. “Janaína era una persona excelente. No salía mucho, se quedaba en casa cuidando de los niños. Era mi tío el que trabajaba para la casa. Vivía por y para la familia”.
Hace 10 días Walfran habló en exclusiva con EL ESPAÑOL y apuntó a una clave que podría arrojar algo de luz sobre el caso: “Hay que investigar el lugar donde trabajaba”
El caso de la familia descuartizada en Pioz lleva dos semanas dando que hablar en los medios de comunicación. Hace 10 días Walfran habló en exclusiva con EL ESPAÑOL y apuntó a una clave que podría arrojar algo de luz sobre el caso: “Hay que investigar el lugar donde trabajaba”. Una semana después, en entrevista con Espejo Público, una de las responsables del lugar en el que trabajaba Marcos explicaba por qué, repentinamente, se marchó de allí. “ Se fueron porque encontraron el chalet. Y a veces pedían dinero por adelantado”.
A la espera de más novedades en el caso, Valfran reclama cuanta ayuda puede desde España. A falta de la colaboración del Gobierno brasileño, los consulados españoles en Brasil han hecho todo lo posible para facilitarle las cosass. Walfran tan solo quiere trasladar a su familia a casa, enterrarla y darle el último adiós, solo necesitan una cosa: un dinero que no tienen.
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