Dentro de las bolsas, el horror. Un torso, un trozo de extremidad, un pantalón vaquero… los investigadores describen con estupor lo que encontraron en el salón del chalet 594 de la urbanización Arboleda de Pioz (Guadalajara). En la macabra escena, hubo un detalle que llamó la atención de los investigadores y el juez encargado del caso: uno de los cadáveres descuartizados presentaba un orificio sospechoso a la altura del cuello, informan a EL ESPAÑOL fuentes de la investigación.
Es por ello que el magistrado titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Guadalajara ha solicitado informes para determinar si se trata de un orificio de bala y si la familia brasileña fue tiroteada. El juez ha pedido que se hagan radiografías de los cuerpos sin vida para determinar si los fallecidos tienen balas en el cuerpo. En caso de hallar proyectiles, se procedería a analizar su características y esto podría aportar algún dato adicional sobre los autores de esta matanza.
Un líquido verde
Los investigadores de la Guardia Civil ya tienen la certeza de que los cuatro miembros de la familia fueron degollados con un arma blanca. Los dos adultos, además, fueron descuartizados. Se trata de Marcos Campos Nogueira (de 40 años) y Janaina Santos Américo (de 39).
Por su parte, los pequeños eran David (de apenas 18 meses) y María Carolina (de 3 años de edad), según las mismas fuentes consultadas. Las muestras de ADN para la plena identificación se tomaron de los fémures de los dos cuerpos de los adultos en el Instituto Nacional de Toxicología.
El hedor que salía de la casa fue lo que alertó a los vecinos y lo que provocó que un vigilante de seguridad de la urbanización terminase llamando a la Guardia Civil para advertir de que había quejas por los olores. Al llegar al lugar los agentes del Instituto Armado se percataron de que el olor procedía del interior de la vivienda. Para acceder forzaron la mosquitera y la persiana de la ventana grande del salón. En esa misma habitación se toparon las bolsas, apiladas en un rincón.
Seis bolsas selladas con cinta americana
En concreto eran seis bolsas de plástico de color verde, selladas con cinta americana. Estaban rodeadas por un líquido verde que los investigadores creen que era para enmascarar el olor el mayor tiempo posible. En el perímetro de las bolsas había moscas muertas.
La Guardia Civil mantiene todas las hipótesis abiertas sobre este brutal suceso y no se descarta que los asesinos hubiesen llegado de fuera de España, posiblemente desde Brasil, y que actualmente ya se encuentren fuera del país.
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