El próximo 29 de octubre, George Santos Américo y su hermana gemela Janaína iban a cumplir 39 años. El sueño de celebrarlo juntos, en familia, se evaporó hace casi un mes, el día 18 de septiembre, cuando se descubrió el cuerpo descuartizado de ella junto al de su marido, Marcos Campos, y el de sus hijos, de uno y cuatro años. LLevaban un mes muertos. George y su prima de 54 años, Sevania Américo, viven ahora una “pesadilla” que les ha obligado a viajar por primera vez a España para recuperar los cadáveres de los suyos y llevarlos de vuelta a casa. “Desde el 18 nuestra vida se paró; no hacemos más que sufrir”. Sobre todo, tras conocer que Patrick Gouveia Nogueira, sobrino de Marcos y Janaína, es el único sospechoso y presumiblemente el asesino de la familia.
El dato se conoce desde hace dos semanas, cuando fue localizado su ADN en la escena del crimen y Walfran Campos, hermano de Marcos, reveló a este periódico que Patrick había cambiado un vuelo a Brasil que tenía en noviembre para marcharse el día 19 de septiembre, 24 horas después del hallazgo de los cadáveres. Sevania y George no dudan. “Nosotros ya sospechábamos de él. Patrick lo planeó todo para matarlos”.
“Desde el 18 nuestra vida se paró; no hacemos más que sufrir. Toda la familia está viviendo una pesadilla”
George y Sevania llegan del Consulado de Brasil en España vistiendo la misma camiseta blanca. En ella se ven tres fotos -de Janaína, Marcos, los dos hijos- y una frase: “Queremos justicia”. Una persecución que han emprendido para que Patrick, dice, se lleve su merecido. Es lo único que tienen en mente. “Janaína quería tener una familia, salir de Brasil… Este monstruo acabó con su sueño”.
El sueño de George
Era viernes 16 de septiembre. Faltaban dos días para que, a 6.200 kilómetros de distancia, fueran hallados en el salón de un chalet de Pioz (Guadalajara) seis bolsas de plástico con cuatro muertos dentro. Ese viernes George se despertó en mitad de la noche, contrariado por un sueño que había tenido. “Vi en mi sueño a Janaína y a un hombre sin rostro pegándole a sus niños”. A los dos días la noticia saltó a Brasil y la familia de Janaína supo que era su hija y su marido. Y que, según parece, les había matado Patrick.
Patrick siempre lo ha tenido todo. Una casa buena, un coche de 70.000 reales que le regaló su padre, dinero… Siempre fue un chico mimado
Cuatro meses antes, la madre de Patrick le pidió a su hermano Marcos si podía acoger a su hijo en su casa de España. El joven venía a probar suerte en el fútbol, como muchos otros jóvenes brasileños, pero su familia no es una familia cualquiera. Sus padres, Soraya y François de Melo, poseen una clínica de radiología en la ciudad de Altamira, en el brasileño estado de Pará. Allí son una pudiente familia. Tanto que enviaban 5.000 euros al mes a su hijo, en España. “Patrick siempre lo ha tenido todo. Una casa buena, un coche de 70.000 reales que le regaló su padre, dinero… Siempre fue un chico mimado”.
Cuando Patrick estaba viniendo a España, Marcos ya conocía el turbio pasado de su sobrino. Aun con todos los años que llevaba viviendo en España, y pese a la distancia, recordaba la historia de su sobrino apuñalando, cuatro años antes, a su profesor de biología. Patrick tenía 16 años y le habían puesto una mala nota, habían discutido. Su corta edad no le impidió emplear la máxima frialdad en su proceder: se levantó de la silla sin mediar palabra, se acercó al profesor por detrás y le apuñaló primero en el cuello y después en el vientre con un cuchillo de ocho dedos. Fue condenado a 45 días de trabajos sociales. Pese a todo esto, la bondad de Marcos pesó sobre el negro pasado de Patrick y accedió a la petición de su hermana. “Marcos era muy buena persona. Siempre trataba de ayudar, nunca decía que no a nadie… Y por eso le acogió. Él decía que era su sobrino y tenía que quererlo”.
El insoportable día a día con Patrick
¿Cómo le definiríais?
-Patrick es una persona fría y calculadora- asegura George, pensativo.
-Es una persona ruin -interrumpe Sevania-. Un monstruo.
El aire no dejó de enrarecerse en la casa de Janaína y Marcos en Torrejón de Ardoz desde que Patrick entró, cuatro meses antes de matarlos. Patrick se obsesionó por completo con su tía, llegando hasta extremos surrealistas. Muchas noches Janaína se levantaba de madrugada y se iba al sofá a darle el pecho a su pequeño de un año. Entonces aparecía su sobrino, en calzoncillos, y se sentaba a mirarla. “Ella nos contaba esas cosas por teléfono. Y eso ya fue el colmo. Marcos le avisó de que no hiciera eso más y que, si seguía haciendo esas cosas, le iba a denunciar. Que iba a llamar a la policía porque estaba de ilegal en España, sin papeles”, explica Sevania. Desde aquel momento, Patrick no volvió a hablarle a Janaína. George y Sevania piensan que, desde entonces, la rabia de Patrick hacia Marcos y Janaína creció sin control.
La ira de Patrick se desató cuando sus padres, por sorpresa, aparecieron de visita en la casa de sus tíos Torrejón de Ardoz. “Su madre subió al piso a saludarle y su padre esperaba en el coche. En cuanto la vio, Patrick comenzó a gritarle. Le decía que 'qué haces aquí', que 'por qué has venido'. Su madre empezó a llorar y bajó al coche asustada”, asegura George. En cuanto se fue Patrick comenzó a reír “como un loco”. “Era una risa con sarcasmo”, dice Sevania. “Janaína le decía: ‘Son tus padres, no tienes que tratarles así’. Para ir a España les gritaba, pero no decía nada cuando le pasaban dinero cada mes”, señala Sevania.
Janaína nos contaba esas cosas por teléfono. Y eso ya fue el colmo. Marcos le avisó a Patrick de que no lo hiciera más y que, si seguía así, le iba a denunciar. Que iba a llamar a la policía porque estaba de ilegal en España, sin papeles”
Los últimos días antes de marcharse estaban siendo los más duros para Janaína y Marcos. Patrick odiaba a sus hijos, no los soportaba. “Tira la niña a la basura”, llegó a escuchar la madre el pasado mes de junio, algo más de un mes antes de mudarse. Muerta de miedo, Janaína trató de acallar a la pequeña María Carolina, de cuatro años de edad, que no paraba de llorar. “Los pequeños también le tenían miedo”, indica Sevania. Patrick insistía: “A esa niña hay que tirarla a la basura”.
La mudanza
Marcos y Janaína llevaban tiempo intentando mudarse de casa porque el piso ya se les hacía pequeño. “Como Marcos no tenía tiempo para buscar piso, era Patrick el que lo hacía por internet”, relata Sevania. En cuanto encontró el chalet de Pioz, Patrick llamó a su tío y le dijo que había encontrado el lugar ideal, el chalet 594 de la urbanización La Arboleda, a 3 kilómetros andando de Pioz, en Guadalajara. Un nuevo hogar, económico, tranquilo y alejado. “Lo planeó todo”, insisten Sevania y George. Marcos fue a Pioz él solo a mirar la casa y, tras firmar, los papeles, inició los preparativos de la mudanza.
El día en que se marcharon definitivamente a su nueva casa Marcos, Janaína y los dos pequeños se fueron en taxi para allá. Patrick, pese a todo, y como habían acordado, se iba también a vivir con ellos. “Marcos le dijo a Patrick que le dejara las llaves al conserje, que tirase dos bolsas de basura que quedaron en la casa y que ese mismo día se fuera con ellos”. Sin embargo, desde el día en que se mudaron no supieron nada más de él. Patrick no les siguió hasta Pioz. Al menos, al principio.
“Marcos le dijo a Patrick que le dejara las llaves al conserje, que tirase dos bolsas de basura que quedaron en la casa y que ese mismo día se fuera con ellos”.
“A Marcos y a Janaína no les extrañó que no viniera. Era normal que Patrick estuviera dos o tres días desaparecido, sin ir por casa. El iba mucho de fiesta, le gustaba el heavy metal. Entonces no les extrañó”, asegura Sevania. Ninguno de los dos sospechaba lo que pasaría unos días después de mudarse a su nueva y tranquila vivienda.
El asesinato
“Eran una familia tranquila y normal, religiosa, pasaban mucho tiempo juntos”, recuerda George. En toda la charla no derrama una sola lágrima, pero cuando su prima habla su mirada se pierde. El día 17 de agosto el móvil de Patrick aparece localizado en la escena del crimen, allí donde también apareció su sangre y su ADN en las bolsas y en un cuchillo. Nada más llegar, Patrick mató a Janaína y a los pequeños. Después, esperó a que Marcos volviese de trabajar. Cuando llegó Patrick, atacó al padre en la entrada de la casa y lo arrastró hacia dentro. Esa misma noche, después de descuartizarlos sin que nadie del vecindario advirtiera nada, ni un solo ruido, limpió su rastro y se marchó de allí. Al día siguiente de matar y descuartizar a sus tíos y de degollar a sus sobrinos, Patrick se fue a jugar al fútbol.
“Ayer, en el crematorio, fue lo más difícil. Estábamos más cerca que nunca de los cuerpos de ellos y sabíamos que no podíamos hacer nada. Ayer fue muy duro”. George y Sevania se marchan a casa derrotados y cansados tras un largo día de juzgados, abogados y medios de comunicación. Retomar el día a día va a ser complicado. "¿Una vida normal? El día 18 la nuestra se paró", repiten.Al final de la charla, les llega un mensaje: el juez ha levantado secreto de sumario. Ya solo queda repatriar los cuerpos. “Estamos felices porque aquí nos ha ayudado tanta gente: consulado, Guardia Civil, autoridades… Seguimos arrasados, muy tristes. Pero la pesadilla está terminando”.
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