El Partido Popular ya se prepara para el día después de la investidura de Mariano Rajoy. Mientras el líder del PP reorganiza en su mente el organigrama de su Ejecutivo, el Grupo Parlamentario Popular en el Congreso ya piensa en lo "dura" que será la legislatura si todos los grupos de la oposición se ponen de acuerdo para tumbar una a una las iniciativas presentadas por el PP. En este sentido, los conservadores confían en que la abstención del PSOE en la investidura de Mariano Rajoy "sea el primer paso" de una "amistad mucho más duradera".
Diputados del Grupo Parlamentario Popular mantienen que "no tiene sentido" pasar de la "provisionalidad" de la actual situación política a la "ingobernabilidad" de un Parlamento donde el partido mayoritario cuenta con 137 escaños, insuficientes para sacar adelante cualquier proposición de ley. En este contexto, desde el PP confían en los partidos constitucionalistas -PSOE y C´s-, además de Coalición Canaria, "los partidos que han ayudado" a sacar adelante la investidura de Rajoy, si es que finalmente los socialistas claudican y se abstienen.
"Nosotros vamos a intentarlo todo", resumía un miembro del Comité de Dirección del PP a este diario, en una clara referencia a que cada ley, cada proyecto, se "intentará consensuar con los demás partidos con los que nos une un sentido de Estado necesario para pactar, consensuar proyectos".
Si los anhelos del PP se convierten en una utopía, el plan B que manejan los populares es disolver las Cortes tan pronto como puedan, en el segundo trimestre de 2017. "Si la legislatura echa a andar, el presidente del Gobierno tendrá en su poder la capacidad de disolver las Cortes cuando quiera". Con esta arma en su poder, los conservadores quieren "atar en corto" al PSOE, un partido por la mitad desde la dimisión de Pedro Sánchez. "¿Le habrá dado tiempo a recomponerse en medio año?", se preguntan en el seno del partido conservador para advertir al principal partido de la oposición de que es mejor "consensuar que dividir y volver a poner las urnas en verano".
El pacto con Rivera
El partido de Albert Rivera solo está dispuesto a apoyar al Grupo Popular en los puntos que ambos partidos firmaron a cambio del sí en la investidura de Rajoy. De hecho, cada vez que puede, Ciudadanos vota a favor de iniciativas presentadas por PSOE, ERC, Convergència o el PNV, como ya ha ocurrido en el Parlamento durante las últimas semanas. En el Gobierno cuentan con una bala extra: la prerrogativa que les permite vetar iniciativas de otros grupos si supone aumentar el gasto.
Los populares quieren empezar la legislatura haciendo guiños al PSOE y ya asume que tendrán que cambiar leyes aprobadas cuando aún disponían de una holgada mayoría absoluta. Sin embargo, quieren el apoyo de los socialistas para aprobar los Presupuestos que, aunque ya han sido prorrogados, se tramitarán entre noviembre y diciembre. En el PP trabajan con la base de que hay 100 medidas de las que PP acordó con Ciudadanos que coinciden con el pacto de El Abrazo, el que Rivera firmó con Pedro Sánchez cuando el socialista intentó sacar adelante una investidura. "Está en un papel, no nos podrán decir que no cuando ellos mismos lo acordaron", justifican en el PP.
Abrir el diálogo
Ante este panorama, en el PP son conscientes de que la legislatura que llega "va a ser muy complicada" y confían en que "todos los grupos empiecen con voluntad de acuerdo. Si no, estamos abocados al fracaso más absoluto". Antes de que esto suceda, Mariano Rajoy debe cerrar la cartera de ministros que le acompañarán en esta ardua tarea. Precisamente por la complejidad del nuevo Parlamento, en el PP creen que Rajoy tirará de personas "más dialogantes" que puedan estrechar puentes entre su partido y todos los demás. En esta quiniela entran nombres como Javier Maroto, vicesecretario de Acción Sectorial; José Luis Ayllón, secretario de Estado de Relaciones con las Cortes y Jorge Moragas, jefe de gabinete del presidente del Gobierno.