Dos de los hombres más fieles a Mariano Rajoy han dejado de formar parte de su gobierno. En la Moncloa no volverán a aparecer, al menos de momento, las caras de Jorge Fernández Díaz, hasta ahora ministro del Interior, y José Manuel García Margallo, hasta ahora ministro de Asuntos Exteriores. Ambos han pasado a aumentar la nómina de dirigentes cercanos a Rajoy condenados al ostracismo político. Una lista de la que también forman parte otros como José Manuel Soria, Ana Mato o José Ignacio Wert, tres de los ministros que desaparecieron durante la anterior legislatura.
El presidente del gobierno cuenta ya con un nuevo Gobierno, formado por ocho hombres y cinco mujeres, con varias caras nuevas y algunas salidas discretas. Es el caso de Pedro Morenés, ministro de Defensa hasta la fecha, cuyo perfil bajo a lo largo de toda la legislatura le ha proporcionado una salida más discreta en favor de María Dolores de Cospedal, que se hace cargo de su cartera. Sin embargo, los dos grandes caídos del nuevo gobierno son Fernández Díaz y Margallo. Su continuidad había estado en entredicho a lo largo de la última semana. Como se esperaba, no siguen. El caso del hasta ahora ministro de Asuntos Exteriores resulta llamativo dada su longeva amistad con Rajoy.
Una indiscreta gestión
José Manuel García Margallo llevaba 14 años en el Parlamento Europeo cuando Rajoy reclamó sus servicios hace cinco años. ¿El resultado? En este tiempo, España desapareció del mundo, donde apenas está representada por las grandes empresas multinacionales de nuestro país. En los últimos tiempos, marcados por la recuperación económica, las relaciones internacionales y la política europea dieron un giro hacia la estabilidad de los mercados y la recuperación de la "estabilidad presupuestaria", como viene recordando el presidente del gobierno en los últimos tiempos. De Guindos y Montoro, pese al peso de Margallo, monopolizaron la gestión.
En primavera, cuando se complicaba el futuro de Rajoy ante la falta de gobernabilidad en España, se habló de la posibilidad de un independiente. Fue ahí cuando Margallo se comenzó a postular. Y eso a Rajoy no le sentó nada bien.
Por otro lado, el ministro de Asuntos Exteriores mostró un inusitado interés por los problemas de política interna, sobre todo por Cataluña. Hasta tal punto que logró ganarse el apodo de ministro de Asuntos Catalanes. Margallo se interesó igualmente por Gibraltar, la colonia británica situada en la provincia de Cádiz y que España cedió al Reino Unido en 1713.
Su futuro: muy posiblemente la presidencia de la Comisión Constitucional. El ministro, a quien Rajoy comunicó su decisión en la mañana del jueves, se mostró reacio a abandonar su cargo hasta el último momento.
El enfrentamiento por Gibraltar
Tras cinco años de enfrentamiento permanente con Fabián Picardo, el ministro principal de la Roca, Margallo ha conseguido soliviantar a los 30.000 habitantes del minúsculo Peñón, gente muy obstinada que sobrevivió entre 1969 y 1982 al cierre de la Verja impuesto por Franco. Hasta el último momento, ha ejercido una presión sobre ellos redoblada tras el Brexit: a primeros de octubre, hizo una nueva oferta de cosoberanía hispanobritánica como manera de evitar el frío de una vida fuera de la Unión Europea. Ellos la han rechazado, como ya hicieron en dos ocasiones a través de sendos referendos.
Margallo sale de la Moncloa por la puerta de atrás. De este modo, Rajoy da la espalda a dos de sus amigos más cercanos, dos de los principales integrantes del llamado G8, el bloque de ministros contrarios a Soraya Sáenz de Santamaría y dos de los ministros menos valorados por la ciudadanía.
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