Ramón Espinar se vio acorralado por los titulares cuando empezó la campaña por la secretaría general de Podemos en Madrid. Rita Maestre y Tania Sánchez, telegénicas y mediáticas, colocaban la candidatura errejonista en el tablero jugando con el factor sorpresa. Pablo Iglesias se enteró un día antes de su paso al frente. El senador, todavía fresco y sin la compra-venta del piso copando titulares, quedaba ensombrecido mientras sus rivales recorrían cadenas y periódicos. A una semana del cierre de las votaciones, el secretario general buscó ayuda en su amigo Juan Carlos Monedero. Tras la derrota aplastante sufrida por los pablistas en la votación de los documentos, el fundador del partido encabezó la campaña y fue el encargado de ponerle el broche final. Iglesias confía en que el profesor de políticas sirva de antídoto al final del túnel.
Sobre el escenario, vertió continuas referencias a Iglesias y al Podemos "original y ganador". Monedero procuró canalizar el voto de los dubitativos y se empeñó en trasladar una idea: "Ramón hará en Madrid lo mismo que Pablo en el parlamento".
Irrupción en campaña
Monedero ha irrumpido en campaña cuando la secretaría general de Madrid se convertía en un Everest para los pablistas. Siempre se mostró proclive al planteamiento del senador, pero ha sido esta última semana y, en concreto, en el mitin de cierre de este miércoles, cuando se ha calzado la armadura y ha echado el resto para “enterrar el neoliberalismo” de Cifuentes y “la moderación” de Rita Maestre. El cofundador del partido ha sido el as en la manga de Espinar ante el precipicio, el rostro capaz de colocar un titular con la misma potencia que sus rivales.
En su intervención, un claro ataque a Iñigo Errejón, alumno suyo en dos ocasiones y diseñador de la última campaña electoral de Podemos. La calificó de "mala" y "moderada" por "parlamentar en exceso".
"El único, el irrepetible"
Juan Carlos Monedero fue la estrella del cartel, el hombre elegido por los pablistas para dar el último empuje a su campaña. Llegó a morir al Matadero –en esta nave se celebró el acto–. Gafas John Lennon, chaquetón de lana y tono encendido, se empeñó en elevar a Espinar frente al errejonismo y asimilarlo a Pablo Iglesias, sin esconder la dicotomía que divide Podemos: la moderación frente al trago del tarro de las esencias y la vuelta a la calle.
Los escuderos de Espinar sabían de la importancia del gesto de Monedero que, apartado de la primera línea, había decidido entrar en campaña. Sin remilgos, lo presentaron a través de la megafonía como “el único, el irrepetible”.
Los dibujos de Marco
“¿Conocéis los dibujos animados de Marco, el chaval que buscaba a su madre entre los Apeninos y los Andes?”, preguntaba con tono didáctico nada más empezar. “Su madre lo dejó solo por culpa de los problemas laborales. Nosotros queremos que Marco la encuentre y lo vamos a hacer”, decía ante las risas de los asistentes, que hace unos minutos vibraban con el ska de la Vallekana Sound System y gritaban “sí se puede” con el puño en alto.
Tirando del baúl de los recuerdos y entrando en materia, recurrió al franquismo para dejar claro que los pablistas, si ganan, apostarán por la vuelta a las calles: “Franco se murió en la cama, pero el régimen lo hizo en la calle”. “Nos estamos quedando solos en la batalla contra el modelo neoliberal”, relataba para reclamar el Podemos más a la izquierda.
Porque sólo el Podemos pablista “será capaz de echar al fascismo financiero de Europa”; “ese que hunde en la miseria países enteros sin necesidad de mancharse las manos”.
Toda esta “firmeza”, contaba Monedero, “la encarna Iglesias en el parlamento”. Luego, con la vista puesta en las primarias, reiteró: “Quiero que Ramón represente esto en Madrid”.
La máquina del fango
Monedero alabó la “fortaleza” de Espinar. “Lo hace con coraje y valor, sin que nadie le calle”, espetó justo después de criticar la máquina del fango, “esa gente que decidió meterse en nuestras primarias”. “Nosotros –en referencia a la candidatura pablista– no tenemos miedo, ponemos nuestros principios por delante”.
En lo que ha supuesto uno de los puntos calientes de estas primarias, la dicotomía entre calles o instituciones, Monedero lanzó un dardo a la transversalidad que enarbola Rita Maestre: “Los parlamentos no bastan y la lógica representativa te acaba devorando”.
En una carga que se prolongó unos minutos, añadió: “El no molestar demasiado nos debilita. Al principio, había compañeros que pedían no meterse con Ciudadanos porque era un partido nuevo y simpático. También pedían relajación con el PSOE, con quien íbamos a tener que acordar. Pero no podemos ser flexibles con quienes traicionan a sus militantes. No hemos nacido para sustituir a nadie”.
El rey Juan Carlos y los nazis
Con esa indulgencia, siguió el fundador de Podemos: “Parecería que el rey Juan Carlos peleó contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial”.
Juan Carlos Monedero confesó entrar en campaña por ser éste un momento clave en el rumbo del partido: “Doy un paso porque el Podemos que nació hace tres años tiene ahora una enorme responsabilidad”. Mirando a Espinar, concluyó: “Ramón no tiene miedo. Es nuestra posibilidad del cambio”.
En línea con el profesor de políticas, otros de los teloneros del candidato también exteriorizaron el carácter más duro de Podemos para ahuyentar la “moderación” de Maestre. “Evitar dar miedo nos convierte en miedosos”, dijo la parlamentaria madrileña María Espinosa.
El eurodiputado anticapitalista Miguel Urbán encendió al público comparando a Esperanza Aguirre con Donald Trump. Sobre la mesa, su tesis: “Para canalizar el voto popular no vale moderar nuestras propuestas. Nuestros barrios y nuestras plazas no se han moderado. La gente necesita un instrumento para luchar”.
El viernes por la mañana, el secretario de Organización, Pablo Echenique, anunciará los resultados de las primarias. Entonces se verá si el último arranque de Monedero tuvo mimbres de remontada o fue tan sólo el canto del cisne.