Robert Goodwin no oculta su amor por España. El historiador británico afincado en Londres ha colocado a nuestro país en el centro del mundo en su último libro, con el que pretende dar a conocer el imperio español y el Siglo de Oro al ciudadano anglosajón medio. Goodwin, que rechaza comparaciones con historiadores como John Elliott o Paul Preston, afirma que su intención no es ofrecer investigaciones profundas o nuevas revelaciones sino abrir una ventana a un mundo desconocido para gran parte del público británico. España, centro del mundo, 1519-1682 (La esfera de los libros), es un relato divertido y ameno, perfecto para aquellos que quieren iniciarse en la historia de España.
La entrevista tiene lugar en Hispania, un lujoso restaurante de comida española ubicado a escasos metros del Banco de Inglaterra. Durante la conversación podemos escuchar hits clásicos de la música española como Corazón de tinta, La flaca, y varios canciones de Fito y Fitipaldis. Robert Goodwin habla español con acento andaluz, fruto de los años que vivió en Sevilla mientras preparaba su tesis sobre el Siglo de Oro. Se confiesa enamorado de Cervantes, el jamón de Jabugo y la cerveza Cruzcampo.
Usted pertenece al grupo de historiadores británicos que se han especializado en España, tales como John Elliott, Henry Kamen, Paul Preston... ¿a qué se debe tanto interés en la historia española por parte de investigadores británicos?
¡Me encanta que me incluyas en una lista con John Elliott y otros grandes historiadores del mundo anglosajón! He bebido de la misma botella, eso está claro. Mi profesor en la facultad fue Barry Ife, que pertenece a ese grupo de hispanistas importantes. Pero no pretendo ofrecer ese tipo de investigaciones profundas. El prototipo de libro que escribo es para el público culto, con interés, pero no para profesionales de la Historia de España. No es un libro pensado para los especialistas del Siglo de Oro, porque no voy a contar nada que ellos no sepan. Yo diría que hay tanto británico hispanista principalmente porque la Historia de España es muy interesante. Tenéis una historia muy variada y además está muy relacionada con la historia de Gran Bretaña. ¡Los españoles siempre habéis sido nuestros enemigos históricos!
¿Qué público tenía en mente al escribir 'España, centro del mundo'?
En realidad mi idea era presentar una imagen de España al mundo anglosajón. No se me había ocurrido que un libro dedicado al público británico y americano describiendo a España como el centro del mundo, como fuente de civilización, fuese a llamar tanto la atención en España (ríe).
Tal vez sea porque en el libro usted ofrece una imagen bastante positiva de la España imperial.
Es una imagen de España como el centro de un mundo creado por los españoles en el siglo XVI. Mi intención no ha sido ofrecer ni una imagen positiva ni negativa, sino una imagen de la España de la época. Y eso abarca tanto la Inquisición como el Siglo de Oro. Claro, comparándola con la imagen clásica de la leyenda negra, es una imagen positiva. Pero eso es porque la leyenda negra es, precisamente, una leyenda negra.
¿Usted cree que los españoles seguimos viviendo bajo la sombra de la leyenda negra?
Hasta cierto punto sí, pero sobre todo por vuestra culpa. En general todos los pueblos tienen una tendencia a menospreciar a los vecinos, y los términos en los que ese menosprecio se expresa siempre tiene sus dejes históricos. Pero no creo que los británicos, los alemanes o los franceses expresen más prejuicios sobre los españoles que los españoles sobre esos pueblos.
El español de hoy tiene muchas razones para sentirse orgulloso de su gente, el mundo político ya es otro asunto
¿Entonces la leyenda negra viene de nosotros mismos?
Eso me fascina del español. Una historia magnífica, una historia imperial, siempre tiene lo bueno y lo malo. Pero con una historia así de impresionante hay muchísimos motivos para estar orgulloso de ser español. Vamos, hay muchos más motivos para estar orgulloso de ser español que de ser británico, o incluso francés. El español de hoy en día tiene muchas razones para sentirse orgulloso de su gente, de su pueblo, y de todos los españoles. El mundo político ya es otro asunto.
Es verdad que la corrupción y la falta de Gobierno son temas que han pesado mucho sobre los españoles este último año.
Sobre la falta de Gobierno voy a decir una cosa. A mí me encantaría que Gran Bretaña se pasase una larga época sin Gobierno. Está claro que en un momento dado hace falta, de vez en cuando hay que cambiar normas y leyes. Pero una nación puede seguir pá lante año tras año sin necesidad de la clase política. Se necesita la clase administrativa, la gente que lleva todo el tinglado. ¿Pero la clase política? Es imprescindible a largo plazo, pero a corto plazo a veces el pueblo respira mejor si no hay mucha influencia por parte de los políticos. Y que se peleen entre ellos, mientras a nosotros nos dejen en paz, me parece fenomenal.
¿Cómo se ha visto desde fuera la falta de Gobierno?
Bueno, este último año creo que los británicos hemos tenido nuestros propios problemas. Hasta los hispanistas hemos perdido un poco de vista lo que está pasando en España (ríe). A mí me parece que el problema surge no de los individuos, sino del sistema político. Producir un sistema político que sea capaz de formar gobiernos, que funcione, es un trabajo de generaciones. Y la Constitución española existe desde hace una generación y pico. Eran de esperar algunos fallos en el sistema. Realmente existen fallos en todos los sistemas. Estados Unidos es la democracia más importante del mundo y el funcionamiento del distrito de Columbia es un misterio. Eso lo sabe cualquier persona que haya tenido que hacer la declaración de la renta en Estados Unidos. Si estás en un país en el que es fácil hacer la declaración de la renta, entonces sabes que estás en un país que funciona bien políticamente.
¿Ustedes los británicos también tienen su leyenda negra?
Sí. Con el doblaje que hacéis en España de las películas a lo mejor no se nota, pero la cantidad de malos en las películas de Hollywood que son británicos es impresionante. En Estados Unidos nosotros somos los malos (ríe).
Sin embargo parece que en Inglaterra hay mucho orgullo de ser inglés.
Sí, es verdad que el inglés de por sí tiene menos complejos sobre su nacionalismo que el español.
La época de Franco ha influido en la actitud de la izquierda frente al nacionalismo
Este nacionalismo se ha visto ahora con el 'brexit'.
Sí, ha influido. Pero hay bastante nacionalismo en España. El español habla mucho de la falta de nacionalismo, pero el español es patriota. Quizás es verdad que la retórica en España es menos nacionalista. Evidentemente la época de Franco ha influido en la actitud de la izquierda frente al nacionalismo. Y quizás es verdad que ese centre ground, esa parte del electorado que no es de ni derechas ni de izquierdas, tiene menos interés en una narrativa nacionalista. Eso viene de la época de Franco. A la derecha española le molesta mucho que España no sea más nacionalista. Pero son matices que tienen su explicación en la Historia reciente. No tiene nada que ver con la leyenda negra.
En su libro usted dedica mucho espacio al Siglo de Oro. ¿Se ha reconocido suficientemente su importancia?
Fuera de España… no. Se ha perdido un poco. Pero es que cada país tiene una época importante para sus mitos, para sus leyendas, para lo que crea ese sentido de ser de un país u otro. En Estados Unidos son, en orden de importancia, la Guerra Civil, la Guerra de Independencia, la Gran Depresión y la posguerra norteamericana, cuando EE.UU. se erige como la potencia más importante. En Gran Bretaña hay varias narrativas pero la más popular viene de la Segunda Guerra Mundial. Si tú preguntas a cualquier británico, ¿quién ganó la Segunda Guerra Mundial? te dirá, pues nosotros. ¿Y quién perdió? Los alemanes. Sí, nos ayudaron los americanos. Pero todo el aspecto internacional, la importancia de Rusia, eso aquí lo ignoran totalmente.
Este año ha sido el cuarto centenario tanto de Shakespeare como de Cervantes. Los británicos organizaron eventos en más de 140 países de todo el mundo, mientras que en España el centenario de Cervantes ha pasado mucho más desapercibido. ¿Usted cree que apreciamos lo suficiente nuestra herencia cultural?
No. El mundo cultural en España está muy politizado. En Gran Bretaña es muy distinto. Tiene sus matices políticos, eso es inevitable y hay una tendencia marcada hacia una política más liberal y más de la izquierda. Pero fundamentalmente es muy independiente. Además aquí hay mucha presión para hacer la cultura rentable. Eso se ve en cualquier museo de Londres. Tú entras en la tienda de un museo y la marketización que se hace de lo que expone el museo es increíble. Eso realmente no existe en España. Y claro, Shakespeare vende. Y Shakespeare vende en Estados Unidos y en el resto del mundo. Entonces, una parte esencial del papel del director del museo no sé qué, o del teatro no sé cuál, es hacer dinero a partir de esta figura.
El problema es que una vez el Gobierno tiene influencia o poder en un sector es muy difícil que lo traspase. Nosotros tuvimos a Margaret Thatcher, que estaba muy entregada a su ideología anti-estatal, contra un Estado grande. También tenemos el modelo americano. Pero en España hay cierta predisposición a dejar las cosas en manos del Gobierno. Lógicamente, durante la dictadura todo pertenecía al Estado. Pero aún después de la Transición, todos los gobiernos han querido mantener su influencia en todos los ámbitos del país. Ese tipo de Estado centralizante proviene de la época de los Borbones. En la época de los Habsburgo la corona tenía una influencia muy mild, muy ligera. Los Borbones impusieron un modelo autocrático y España ha heredado ese sistema gubernamental desde entonces. Pasa lo mismo en Francia. Francia, que invierte muy bien en los proyectos culturales grandes porque tiene mucho dinero, tiene muchas menos ofertas culturales al nivel local que Inglaterra o Estados Unidos.
Sólo Cervantes consiguió relaciones como la de Quijote y Sancho, el resto del mundo literario no lo hizo hasta el siglo XVIII
En 'España centro del mundo' usted alaba principalmente a Cervantes, y dice que la revolución literaria que tuvo lugar en la ficción inglesa durante el siglo XVIII sería inimaginable sin 'El Quijote'.
Con El Quijote Cervantes pinta una imagen de la España de entonces, a través de dos personajes muy atractivos. Sobre todo atractivos por la relación que tienen entre ellos. Lo fundamental de El Quijote es la relación entre Quijote y Sancho. Además, es una relación que cambia continuamente. En ese sentido son mucho más reales que los personajes de Shakespeare. El resto del mundo literario no consiguió ese tipo de relación entre dos personajes hasta el siglo XVIII. Además casi todos habían leído El Quijote, con lo cual seguían este modelo. Esa relación que tienen los dos personajes, de viaje por la España de entonces, transmite una imagen muy viva de cómo eran las ventas, las ciudades…
Esta pregunta es difícil para un británico, pero allá va: ¿Shakespeare o Cervantes?
Cervantes, sin lugar a duda. Para mí no es una pregunta difícil.
¿Qué personaje o personajes de la Historia española admira más?
Pues siempre digo Cervantes. Pero si tuviera que elegir a otro para poner al par de Cervantes, que no fuera Sancho Panza, sería Velázquez, por la calidad de su pintura.
Hace 400 años España era el centro del mundo. ¿Qué somos ahora?
Pues ahora España se encuentra en un cruce bastante interesante, porque tiene que decidir si va a seguir con el tipo de Gobierno que ha tenido hasta ahora o si va a buscar otro modelo. A mí no me convence ninguno de los partidos. Los grandes partidos no son capaces de modernizarse, y los partidos modernizantes no son capaces de madurar.
A lo mejor si fuera catalán yo hoy votaría por separarme de España, es cuestión de esperar el mejor momento
¿Cree que Podemos está aquí para quedarse?
Por lo menos hasta que surja una situación política distinta.
¿El partido laborista de Jeremy Corbyn se parece más al PSOE o a Podemos?
A ninguno. Es muy suyo y proviene de la política británica de los años 70.
¿A usted como historiador, le sorprende que el problema catalán siga existiendo después de tantos siglos?
No. El nacionalismo es una emoción muy poderosa, muy duradera. No me sorprende nada que exista todavía.
¿Qué puede hacer el Gobierno español para evitar una posible independencia de Cataluña?
Si hubiera otro gobierno central, un gobierno central fuerte con el apoyo del electorado, yo diría que dejarles votar. No estoy a favor de los referéndums de por sí, creo que producen un ambiente muy puñetero… y ahora mismo no es un buen momento para un referéndum. A lo mejor si fuera catalán yo hoy votaría por separarme de España. Es cuestión de esperar el mejor momento. El gobierno central madrileño ahora no tiene casi fuerza. El momento para ofrecer a los catalanes el voto sería con un gobierno en condiciones, con el apoyo del electorado. Un gobierno como el de Aznar o como el de Felipe González. Un gobierno fuerte.