El Gobierno vasco combina la discreción a la que apela para la culminación del desarme de ETA con la continua reivindicación de su implicación en el proceso. A 24 horas de la fecha fijada para la culminación de la entrega de las armas, no ha podido evitar la transmisión de la demostración del papel que ha venido llevando a cabo durante los últimos meses.

Reunión de Iñigo Urkullu, Uxue Barkos y Jean René Etchegaray con la CIV



En esa aparente contradicción se ha movido este viernes. El lehendakari, Íñigo Urkullu, se ha negado a comentar el último comunicado de ETA a su llegada al Parlamento Vasco a las nueve y media de la mañana, pero pocas horas después la Lehendakaritza daba a conocer la reunión que mantuvo el pasado miércoles con el coordinador de la Comisión Internacional de Verificación (CIV), Ram Mannikalingam.



Al encuentro, celebrado en Vitoria, asistieron también la presidenta del Gobierno de Navarra, Uxue Barkos, y el presidente de la Mancomunidad de Iparralde, Jean René Etxegaray. Barkos acudió acompañada del director general de Paz, Convivencia y Derechos Humanos de su Gobierno, Álvaro Baraibar; y Etxegaray, de su jefe de Gabinete, Marc Amestoy.



El Gobierno vasco ha llegado a difundir incluso un vídeo de la reunión que no tuvo lugar en Ajuria Enea sino en un lugar desacostumbrado, las instalaciones de un centro tecnológico a las afueras de la capital alavesa, a buen seguro para evitar el foco de atención mediático que ahora se busca con su divulgación. También el horario fue inusual; comenzó a las ocho de la tarde y se prolongó por espacio de cuatro horas, hasta las doce de la noche.

En el vídeo se ofrecen únicamente las imágenes del momento en que Urkullu y el secretario general para la Paz y Convivencia de su Gobierno, Jonan Fernández, ejercen de anfitriones y reciben a sus invitados, con los que se sientan posteriormente alrededor de una mesa de trabajo.

El encuentro sirvió para “compartir un análisis de la situación” y examinar “los pasos inmediatos” en relación con el desarme de ETA, según una escueta nota de la Presidencia del Ejecutivo vasco.



Los tres dirigentes políticos expresaron a Manikkalingam su apoyo a “los buenos oficios” desarrollado por los llamados verificadores internacionales y pidieron a la Comisión que coordina que el desarme se lleve a cabo de forma definitiva, incondicional, verificable y con garantías de legalidad.



Estos son los requisitos fundamentales que repite el Gobierno vasco desde que el pasado 17 de marzo se hiciera pública en Le Monde la intención de ETA de entregar las armas.



Son las condiciones bajo las que ha fijado su postura desde el primer momento y ha asegurado haberse implicado en el proceso, en el que se ha atribuido un papel de interlocución entre las partes y , en concreto, de “puente” entre el Gobierno de Mariano Rajoy y los activistas franceses que intermedian con ETA.



La posición del Gobierno vasco ha estado compartida y consensuada con el Ejecutivo Foral y la Mancomunidad de Iparralde. Las tres instituciones han estado avalado el desarme bajo los mismos principios.



Su participación real en la creación de la pista que facilita a ETA la entrega de las armas permanece aún en secreto y hasta el último momento ha habido dudas sobre la celebración de un acto institucional junto a los verificadores. Finalmente no está previsto, lo que de entrada diluye su protagonismo en el “Día del Desarme” convocado este sábado en Bayona.



El Gobierno vasco anunció el martes que su labor en la entrega de las armas termina el día 8 a las 10.30 de la mañana, hora en la que dan comienzo las actividades programadas por el grupo de intermediarios vascofranceses y que, según todos los indicios, serán capitalizadas por la coalición abertzale EH Bildu que, junto a Podemos, ha anunciado su participación y presencia en la capital labortana.



Se desconoce, no obstante, cómo y dónde la Comisión de Verificadores dará traslado a las autoridades francesas de la geolocalización de los zulos que contienen el arsenal de ETA y si ese acto se hará público o no y contará o no en última instancia con representantes institucionales.



En el comunicado enviado por ETA a la BBC en la noche del jueves la organización terrorista reconoce el aval prestado al proceso de desarme por parte de las instituciones vascas. Su reconocimiento significa un cambio de actitud respecto a lo expresado en una entrevista al diario Gara el pasado febrero por el dirigente de la banda David Plá, que recriminó al Ejecutivo de Urkullu su actuación y la falta de soluciones.

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