Alejandro Requeijo Daniel Montero

La vida de Younes Abouyaaqoub finalizó en un viñedo de Subirats a los 22 años de edad. Abatido por los disparos de un agente de los Mossos d’Esquadra destinado al ámbito rural. Llevaba adosado a su cuerpo un cinturón de explosivos que ni siquiera era real. Tras cuatro días de huida, estaba sólo. Tan sólo había logrado avanzar 49 kilómetros. Es lo que separa las Ramblas de Barcelona donde perpetró una matanza el pasado jueves y el campo en el que finalmente murió a los 22 años de edad.

Abouyaaqoub ha muerto abatido en Subirats

Los expertos en la lucha antiterrorista defienden la importancia de deslegitimar el discurso yihadista despojándolo del supuesto atractivo con el que los captadores seducen a sus muyahidines. Estas fuentes, dedicadas a combatir la radicalización en todos los frentes, hacen en hincapié en la necesidad de insistir en una idea: "quien se deja seducir por los mensajes salafistas, tendrá la muerte asegurada". Se basan en la experiencia de la mayoría de personas que en los últimos años han tomado la decisión de enrolarse en las filas del Estado Islámico y viajar desde España a lugares en conflicto.

A Younes Abouyaaqoub no le hizo falta siquiera salir de su entorno para morir después de haber asesinado a 14 personas; las trece a las que asesinó al volante de una furgoneta en las Ramblas y al ciudadano de Vilafranca del Penedès al que apuñaló antes de robarle el coche y darse a la fuga.

Se radicalizó junto a su hermano

Nacido en 1995 en la pequeña localidad de Mrirt, en el centro de Marruecos, se mudó a España junto a sus padres y su hermano pequeño, Houssaine. Eligieron Ripoll, el municipio donde creció este joven. Allí conoció a una persona mayor que él, se llamaba Abdelbaki Es Satti y era el imán de la localidad gerundense cuyos restos mortales han aparecido bajo los escombros de la casa de Alcanar (Tarragona) que usaban como base logística.

Según la investigación, este hombre era quien ejerció sobre Younes la influencia necesaria para captarle para la célula que planeaba realizar uno o varios atentados a gran escala con explosivos en la ciudad de Barcelona. Para ello, alquilaron varias furgonetas que el propio Younes pagó con su tarjeta de crédito, según las pesquisas. El imán también captó a su hermano, menor de edad. A este joven también le esperaba la muerte en Cambrils junto a sus cuatro compañeros, todos abatidos por la Policía cuando intentaban imitar el atropello de Barcelona.



De nada ha servido la petición que a Younes Abouyaaqoub le hizo su madre ante todos los medios de comunicación tras los atentados. Con uno de sus hijos ya muerto, le pidió al otro que se entregase a las autoridades. Alegó que prefería verle en la cárcel antes que muerto.

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