Es “la Belén de Madrid”. En Twitter y en su blog. Antes de que la Generalitat levantara sus cartas y enseñara el referéndum como todo o nada, el nacionalismo catalán encontró su musa en la capital de un país que no considera el suyo.
Belén, “la Belén Murillo”, como le dicen en Barcelona, ha vuelto a convertirse en noticia en contra de su voluntad. Aunque no figura como portavoz, encabeza el acto que “Madrileños por el derecho a decidir” celebrará en un salón municipal capitalino el próximo 17 de septiembre. “Soy una más”, insiste, pero reconoce ser la “más visible”. Belén Murillo (1974) ofrece los ingredientes que la convierten en protagonista de una tesina antropológica que, seguro, le gustaría abordar. Es la madrileña que, bañada en un mar de catalanismo, se convirtió en alto cargo de la Asamblea Nacional Catalana en el “país vecino”, el mayor exponente del brazo civil del secesionismo al otro lado de la frontera.
"Soy independentista y me causa furor"
Fue así como se convirtió al independentismo catalán. Un trabajo universitario, con Serrat de aperitivo, la enamoró de la Nova Canço y terminó casándola con el referéndum del 1 de octubre. Desde San Fernando del Henares a sintonizar TV3 vía satélite y leer novelas en el idioma de Tarradellas. “Hablo cheli estilo Vallekas o sanfernandino tuneao, también soy independentista y me causa furor”, resumió en 140 caracteres una vez. Otra, ay, Twitter, cargó contra Rajoy y el rey cuando la manifestación de los atentados en Barcelona: “Efectivamente, nada que ver con Rajoy y el Preparao, yo tampoco sé qué pintaban allí. Un ladrón y un verdearmascómplice, y les pitan, increíble!”.
De padres de Córdoba y Cuenca, su actual estación ideológica la hace casi única en España. Así lo reconocen quienes engrosan las filas de ANC en Madrid. Su procedencia no invitaba a su futuro: “Mi madre es de la postura que yo califico de nacionalismo evangelizador: ¿por qué no quieren ser españoles si es lo mejor?'”, dijo en una entrevista con ABC en agosto del año pasado.
Republicana y castellana, que no española
Murillo, que se define como republicana y castellana, enfrentada con varios medios por lo referido sobre ella, acepta conversar con EL ESPAÑOL justo al morir la semana que precede a la Diada de Cataluña.
Esta politóloga defiende los referéndum de autodeterminación en todos los pueblos de España, no sólo en Cataluña: “Castilla será lo que quieran los castellanos, Andalucía será lo que quieran los andaluces”. En ese eterno retorno, podría llegar el día en que su añorada república catalana se viera amenazada por alguna de sus regiones: “Tanto en los diversos borradores de posibles constituciones catalanas como en la reciente ley de transitoriedad, ya se reconoce el derecho a decidir sobre su soberanía al Valle de Arán, que de momento es el único sitio donde hay debate al respecto”.
"Urna, grande y libre"
Es la urna por encima de todo, la “urna, grande y libre”, el lema promocional que enarbola “Madrileños por el derecho a decidir”. “Las urnas nunca son un precedente peligroso, al contrario”, refuerza.
Aunque su metamorfosis -ella no la denomina como tal- causa asombro en la mayoría de quienes la conocen, Murillo insufla normalidad a su conversión: “Realmente, no ha habido ningún cambio. Yo siempre he defendido el derecho de autodeterminación de los pueblos, lo que ha habido es un proceso de descubrimiento de una realidad concreta que desconocía, que desde Madrid se suele desconocer”.
En palabras de Murillo, el referéndum del 1 de octubre, a pesar de su ilegalidad, es “una cuestión de necesidad, de supervivencia cultural y lingüística”.
Del Barça y el Madrid
Murillo no esconde sus preferencias. Dice que “siempre es preferible vivir en una República como la que se augura en Cataluña”, aunque, jugando a los hipotéticos, no revela si cambiaría su residencia en caso de hacerse sus sueños realidad.
Aunque el fútbol le suena a “pan y circo” cuando se trata de política, Murillo reconoce que su proceso la hizo del Barça, pero sin alejarla del Real Madrid. “Ser del Madrid es una cosa de familia, del barrio, de la escuela y los amigos, siempre queda. Ser del Barça se convierte en algo más porque es más que un club y simboliza más cosas”.
Murillo, eso sí, y aunque ahora se embolsa casi todos los títulos, dice no haber celebrado en Cibeles: “Tampoco antes de ser del Barça. Suele haber banderas franquistas y prefiero tenerlas lejos”.
A Belén Murillo, la Belén de Madrid, se le acumulan los actos. Vibra su agenda. Diada, referéndum en vista… También el alegato separatista del 17 de septiembre en la capital. Ella evita hablar de conversión o bautismo, pero abrazar el separatismo catalán con acento vallecano o “sanfernandino tuneao” merece, por lo menos, una sorpresa.
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