Carles Puigdemont gana tiempo para sacar rédito fuera de España del potente impacto que han tenido las imágenes de la dureza policial el 1-O. Lejos de anunciar ya sus planes, el presidente de la Generalitat dejaba en el aire este lunes la fecha de una más que hipotética declaración unilateral de independencia en el Parlament y pedía la mediación de la Unión Europea entre España y Cataluña.
Como si estuvieran jugando al gato y al ratón, Puigdemont y sus socios no dan pistas sobre su calendario, si bien está claro que su hoja de ruta incluye declarar la independencia sobre la base de los resultados del 1-O. El Gobierno, por su parte, considera que la declaración unilateral de las formaciones independentistas llegará esta misma semana y, como tarde, podría retrasarse a la próxima.
Dos días tras los resultados definitivos
El artículo 4.4 de la ley del referéndum, aprobada por el Parlament y suspendida por el Tribunal Constitucional, estipula que en caso de victoria del sí, "dentro de los dos días siguientes a la proclamación de los resultados por parte de la Sindicatura Electoral, celebrará una sesión ordinaria para efectuar la declaración formal de la independencia de Cataluña". Puigdemont decía este lunes que todavía no hay resultados definitivos y recordaba que "le corresponde al Parlament" fijar el pleno.
Este lunes, las formaciones independentistas (Juns pel Sí -PDeCAT y ERC- y la CUP) no incluían la declaración unilateral en el orden del día del pleno del próximo miércoles. Pueden hacerlo el propio miércoles, en todo caso. Así, el escenario sigue abierto y no está claro cuándo se producirá en el Parlament dicha declaración.
La UE, contra "la violencia" policial
La realidad es que, le guste o no al Gobierno, las imágenes de la dureza policial el 1-O han dado la vuelta al mundo y han provocado que la Generalitat reciba apoyos antes impensables. La Comisión Europea movía ficha este lunes mediante una declaración en la que reclamaba diálogo entre Madrid y Barcelona.
"La violencia nunca puede ser un instrumento en política", afirmaba una declaración formal del Ejecutivo comunitario que leía su portavoz, Margaritis Schinas. "Pedimos a todos los actores implicados que ahora pasen rápidamente de la confrontación al diálogo", exigían desde Bruselas. Eso sí, el portavoz afirmaba que, al contrario de lo que pide Puigdemont, de momento la Comisión no tiene intención de ejercer de intermediario o de árbitro entre los gobiernos central y autonómico.
El Ejecutivo comunitario también mostraba su apoyo al presidente del Gobierno, al decir que "confiamos plenamente en el liderazgo del presidente Mariano Rajoy para gestionar este proceso difícil en pleno respeto de la Constitución Española y de los derechos fundamentales de los ciudadanos consagrados en ella".
Por otro lado, el presidente del Consejo Europeo, el conservador polaco Donald Tusk, también se pronunciaba al respecto de lo que está ocurriendo en Cataluña después de que en sus tres años en el cargo sin hacer algo parecido. "Compartiendo sus argumentos constitucionales, le he pedido que encuentre maneras de evitar una escalada de tensión mayor y el uso de la fuerza", escribía Tusk en su cuenta de Twitter tras una conversación con Rajoy. Otro gesto sobre el 1-O que Puigdemont y sus socios consideran una victoria moral frente al Gobierno.
A estos movimientos de las instituciones europeas hay que sumar la reacción casi unánime de la prensa internacional, que ha vertido fuertes críticas contra el Gobierno de Rajoy por el uso de la fuerza para tratar de impedir el 1-O.
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