Al nacionalismo, de cualquier corte, le gusta mirar por el retrovisor. Escudriñar en lo sucedido para buscar la patria que un día fue o los agravios que empujan a que en un futuro lo sea.
Lo hace el independentismo vasco, con esa falsa idea de que el reino de Navarra fue el reflejo de su utópica Euskal Herria. Ahora insiste el separatismo catalán, estrujando el pasado para generar un molde a su tierra prometida.
Carles Puigdemont ha tenido mala suerte. La descendencia de sus referentes históricos le ha dado la espalda. El último en el árbol genealógico de Wifredo el Velloso -fundador de su tierra mítica- ha tachado de "chapuza" el referéndum del 1-0, la familia de Rafael Casanova -el hombre que se negó a rendir Barcelona a los borbones- reitera que su antepasado "era un patriota", el bisnieto de Companys se dice alejado del nacionalismo y el hijo de Tarradellas se arrima a Colau, y no al Govern. Revés unánime.
El bisnieto de Companys: "No tiren en un día lo que ganaron en 40 años"
Lluís Companys proclamó la independencia de Cataluña en octubre de 1934. La Generalitat fue encañonada y él, encarcelado. Su figura levanta pasiones entre los secesionistas, igual que en 1936, cuando fue amnistiado por el Frente Popular. Hoy, su bisnieto -vive en México consecuencia del exilio del president- se declara lejano al nacionalismo. "No tiren en un día lo que ganaron en 40 años", expresó en una entrevista con El Mundo.
La descendencia del que fuera president en la década de los treinta todavía habla catalán, "aunque con incorrecciones". "Ninguno se ha relacionado con el independentismo ni con las batallitas regionales españolas (...) El nacionalismo entraña un sentimiento de superioridad que no comparto", relata el bisnieto, Ricardo Cayuela.
El hijo de Tarradellas elige a Colau
Josep Tarradellas, afín a la Esquerra Republicana, fue nombrado presidente de la Generalitat en el exilio a mediados de los cincuenta. Regresó a España ya con Adolfo Suárez al frente del Gobierno. Muerto Franco, la UCD acordó reconocer la legitimidad del cargo de Tarradellas, que salió al balcón y gritó el famoso "Ciudadanos de Cataluña, ya estoy aquí".
Su hijo, residente en Suiza, mandó el 5 de septiembre una carta a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Le dijo: usted encarna "la actitud más fiel al espíritu de mi padre". El apoyo del hijo de Tarradellas a Podemos supone un valor disolvente para el separatismo.
"Rafael de Casanova era un patriota"
En 1714, España sufrió la guerra de sucesión, que enfrentó al pretendiente Borbón con el candidato de la casa de Austria, el archiduque Carlos. Rafael de Casanova, partidario de los segundos, se negó a rendir Barcelona a la actual monarquía. Renunció a su cargo para no ser él quien firmara la capitulación. Hoy, su estatua es venerada por el nacionalismo, que lo considera un héroe en la lucha contra España, cosa que no fue así.
Sus descendientes, entrevistados por este periódico, recalcan: "Rafael de Casanova era un patriota. Firmaba sus cartas con un 'Por Dios, por España y por el rey'". Otro más.
El último Velloso: "No quiero una Cataluña aislada"
A Carles Puigdemont, descartados los anteriores, le quedaría Wifredo el Velloso, el primer mandatario en dejar en herencia los condados catalanes ya separados de la monarquía franca. De ahí que se le considere el fundador mítico de la tierra prometida.
La leyenda ha trabajado en este punto. Se dice que Carlos II de Francia, estando malherido el Velloso, untó cuatro dedos en su sangre y dibujo la senyera en un escudo amarillo. Por eso los nacionalistas saludan con cuatro dedos en alto. Jaime de Berenguer, el último 'hijo' de El Velloso, ha llegado al punto de recoger firmas contra el independentismo. "El 1-O es una chapuza, no quiero una Cataluña pequeña y aislada", contestó a EL ESPAÑOL.