José Rosiñol reconoce que a veces se siente un poco "ridículo" teniendo que explicar que los ciudadanos y los gobernantes deben cumplir las leyes. O recordando que todas las leyes, incluso la Constitución, se pueden reformar, pero que hay que seguir sus procedimientos. O que se puede ser independentista, o republicano, pero eso no confiere ningún privilegio moral o licencia para saltarse los cauces habituales de la política. O que democracia es votar, pero nunca solamente votar.
Se acaba de convertir en el nuevo presidente de Sociedad Civil Catalana, la asociación privada que en octubre protagonizó dos manifestaciones multitudinarias a favor de la permanencia de Cataluña en España y que protestaba contra las decisiones de la Generalitat y el Parlament, con mayoría independentista.
Rosiñol está en Sociedad Civil Catalana (SCC) desde que en 2013 se constituyó la asociación, que ha tenido cuatro presidentes en cuatro años. No tiene que ver la imagen que, según ellos, el independentismo ha intentado crear, identificándola incluso con la extrema derecha, sino con que su Junta Directiva no cobra y debe compaginar su compromiso con la actividad privada.
Conciliar un trabajo con la pertenencia a una asociación no independentista y dedicarle muchos esfuerzos no debe de ser sencillo.
Todo lo hacemos de forma voluntaria. No es un cargo remunerado sino todo lo contrario. A veces te cuesta dinero, horas y algún que otro disgusto. Nuestros objetivos fundacionales siguen siendo los mismos: movilizar y visibilizar una mayoría constitucionalista de catalanes que hasta hace poco era invisible y estaba silenciada. Porque hasta hace poco, había una espiral del silencio. Cualquier persona que se saliese del pensamiento único del nacionalismo era silenciado. Y este dique se ha roto, aunque a modo de anécdota solemos decir que hayamos pasado de la espiral del silencio a la del susurro. En el último año, la fractura social en Cataluña ha sido brutal y nosotros queremos ayudar a crear unos escenarios de concordia y convivencia en la sociedad catalana.
¿Esa espiral del silencio se rompió en las dos manifestaciones multitudinarias de octubre, el 8 y el 29?
La del 8 fue clave y la del 29 reforzó la ruptura del dique.
Es difícil recordar tantas banderas de España juntas en el centro de Barcelona.
Ni cuando se ganó el Mundial.
¿Dónde habían estado todos estos años?
Nunca hemos tenido ni tendremos los recursos de las asociaciones independentistas, unos movimientos insuflados por una cantidad de dinero público enorme y un gran apoyo de los medios de comunicación públicos. Cada vez que hay una movilización independentista, TV3, Catalunya Radio o Rac 1 hacen publirreportajes llamando a la participación con un relato bien hilvanado en torno a la revolución de las sonrisas, la gratuidad y la ausencia de riesgos. En otras palabras, el pensamiento mágico.
A ustedes muchas veces se les asocia con la extrema derecha.
Ladran, luego cabalgamos. Para formar parte de Sociedad Civil Catalana tienes que cumplir dos requisitos: ser constitucionalista y demócrata. Lo que esté fuera nunca es bienvenido. Han intentado estigmatizarnos por tierra, mar y aire. En 2014, Artur Mas nos recibió en el Palau de la Generalitat durante una hora y media. Al día siguiente, en la tertulia de la mañana en TV3, cinco tertulianos y la presentadora nos llamaban quintacolumnistas, nube tóxica… Ha sido la tónica por miedo a lo que finalmente ha pasado: que se visibilice a una mayoría de catalanes contra la ruptura.
Quien se acerca a SCC es gente normal. Para algunas de las personas que participaron en las manifestaciones de octubre, era su primera vez. Queremos hacer las mínimas movilizaciones posibles
La Asamblea Nacional Catalana acaba de convocar un concierto en favor de los "presos políticos" y hay otra manifestación planteada para diciembre en Bruselas. ¿Volverán a salir a la calle los constitucionalistas de manera masiva?
No queremos vivir en una permanente movilización y tensionamiento de la sociedad. Va en contra del marco de convivencia que queremos crear. Quien se acerca a SCC es gente normal. Para algunas de las personas que participaron en las manifestaciones de octubre, era su primera vez. Queremos hacer las mínimas movilizaciones posibles. Las dos que hicimos respondieron a dos hitos concretos: la república de ocho segundos declarada por Puigdemont y la Declaración Unilateral de Independencia (DUI). Lo que hagamos será más festivo y en favor de la concordia.
"Festivo y en favor de la concordia". Suena a ciencia ficción
Todo se ha polarizado demasiado. Tienes que posicionarse todo el tiempo y eso no puede ser. Porque la democracia no es bipolar. Puedes ser independentista, confederalista, federalista asimétrico, federalista, autonomista reforzado, autonomista, regionalista, centralista… Y todas las opciones son válidas. No tienen carga moral, aunque se intente hacer pensar que sí. En nuestra primera manifestación reclamamos el seny (sentido común, sensatez) y en la segunda, convivencia. Llegará el día en que podamos hablar de reconciliación. Todos somos ciudadanos de la misma comunidad y vamos a vivir juntos toda nuestra vida. Y nuestros hijos igual.
"Tenemos que conseguir que el 80-85% vaya a votar"
Unas elecciones van de ganar movilizando a los propios o desmovilizando a los ajenos. Si algo han demostrado y reivindican los partidos y movimientos independentistas es que quien está organizado, gana.
Nosotros queremos que el mayor número de personas posible vaya a votar. Cataluña no tiene ley electoral propia y la que hace que con 12.000 o 13.000 votos se logre un escaño en Lleida. En Barcelona hacen falta 30.000 o 35.000 votos. Cuantas más personas participen, más fidedigna será la composición del arco parlamentario. En 2015, cuando la participación fue del 75%, un 47,2% de votos fueron independentistas, pero se tradujo en una mayoría absoluta en el Parlament. Ahora tenemos que conseguir que el 80 o el 85% vaya a votar.
¿Qué personas creen que podrían ir a votar y así cambiar la distribución de escaños?
Se habla mucho del antiguo cinturón rojo de Barcelona, que ya no sabemos si es naranja o morado [en referencia a los colores del PSC, Ciudadanos y Podemos]. El que deja de votar siempre es urbano y constitucionalista. ¿Por qué? Porque muchas de estas personas no sentían como propias las instituciones catalanas. Cuanta más gente vaya a votar, más se verá la diversidad.
En una entrevista con EL ESPAÑOL, el jefe de campaña de ERC, Sergi Sabrià descontaba los votos del espacio que personifica Ada Colau para asegurar que el sí a la independencia superó con mucho al no.
Forma parte de la perversión del lenguaje. Artur Mas dijo en 2015 que el que no votase a Junts pel Sí estaría votando "no". Tal cual. Los comunes siempre dicen que quieren un referéndum legal y acordado. La declaración de independencia no estaba apoyada ni por los comunes, ni por el PSC, ni por el PP ni por Ciudadanos. Las soflamas pierden frente a los argumentos. Los que querían romper España fueron 70 de 135, no 70 más algunos que no se sabe.
Pero Colau tampoco es clara.
Le acabamos de enviar una carta para reunirnos con ella. No viene a nuestras manifestaciones porque, según dijo el sábado en La Sexta, hay incidentes de extrema derecha que no hemos condenado, cuando no es así y lo hemos probado. Creo que si sacamos a cientos de miles de catalanes y barceloneses a la calle, la alcaldesa podría recibirnos para conocernos. Le invitaremos a nuestras manifestaciones.
Colau es equidistante y puedes serlo entre el Barça y el Madrid, si no te gusta el fútbol. Pero no puedes serlo entre quien incumple la ley y quien la hace cumplir
Ella dice que no es independentista.
Y las encuestas, que un 60 o un 70% de sus votantes tampoco. Pero después ella va a votar el 1 de octubre. Es equidistante y puedes serlo entre el Barça y el Madrid, si no te gusta el fútbol. Pero no puedes serlo entre quien incumple la ley y quien la hace cumplir.
¿Cuentan con Catalunya en Comú para esa normalización que proponen?
No nos metemos en ese juego, a diferencia de asociaciones independentistas. La palabra la tienen los ciudadanos. Se conformará una mayoría y lo único que pedimos es que se cumpla el marco constitucional, con el Gobierno que sea. Incluso si es nacionalista. Porque quien quiera que sea el próximo president tiene que pensar en el conjunto de los catalanes, no en una sola parte.
"Hoy paciencia y mañana independencia"
Usted dice que el independentismo no es mayoritario, pero sí es muy numeroso. ¿Por qué?
Las razones de largo plazo pueden encontrarse en el llamado Programa 2000 que en elaboró Jordi Pujol en 1989. Era un plan de ingeniería social publicado por los medios. Incluía el control de los medios de comunicación, del sistema educativo, de los movimientos cívicos… Todo responde a una máxima: "Hoy paciencia y mañana independencia". Después llegó la gran crisis económica y el independentismo forzó máquinas en el peor momento del Estado, cuando España estuvo a punto de ser rescatada.
Sobre esos años, los partidos independentistas hablan de la sentencia del Estatut como detonante del conflicto social.
Eso forma parte del relato que hilvanaron después. Pero es un relato. Como lo del pacto fiscal [propuesto a Rajoy y rechazado por éste], cuando en una tarde Artur Mas decidió que no había nada que hacer en España. Lo cierto es que fue en el peor momento del Estado cuando pisaron el acelerador.
¿Es Artur Mas el artífice?
Sin duda.
¿Lo hizo por obtener menos apoyos de los esperados en las elecciones de 2012?
No sé si por algún condicionamiento personal, por el 3%... No lo sé. En 2010, su programa era business friendly. Después se encomendó a la CUP, que es antisistema, antieuro y antiOTAN.
¿Ha sido un error convocar las elecciones tan pronto? ¿Serán unas elecciones en caliente?
Me sorprendió la decisión de Rajoy, pero creo que recordó lo que dijo el jefe del Estado, que habló de recuperar lo antes posible el orden constitucional, con rapidez y proporcionalidad. El Ejecutivo ha recogido esas premisas.
Marta Rovira y los "muertos en las calles"
Marta Rovira, secretaria general de ERC, habló el viernes de "muertos en las calles" con los que, según ella, había amenazado el Gobierno. ¿Cree que esas declaraciones iban encaminadas a tapar la autocrítica hecha por referentes independentistas los días anteriores?
Es increíble que hayamos llegado hasta aquí, al precipicio, a esta grave crisis económica, cuando sabían que no se podía, que no tenían la mayoría social, como ahora reconocen. Lo hicieron a sabiendas. El 28 de septiembre de 2015, Antonio Baños, diputado de la CUP, reconoció que habían perdido el plebiscito. Pero en cuanto dejas de decir lo que dicta el pensamiento único, desapareces del sistema.
¿Te imaginas que lo hubiesen conseguido? ¿Que hubiesen forzado la máquina hasta romper España para después tener que reconocer la marcha de empresas, el daño económico y la salida de Europa?
Ahora hay exconsellers reconociendo que no estaban preparados para la independencia.
Lo reconocen después, como los defensores del Brexit reconocieron tras la votación que las cifras que habían dado sobre el expolio económico no eran verdad. La diferencia es que en este caso no ha sido un hecho consumado. ¿Te imaginas que lo hubiesen conseguido? ¿Que hubiesen forzado la máquina hasta romper España para después tener que reconocer la marcha de empresas, el daño económico y la salida de Europa? Pues bien. Aún sin conseguirlo, llega Marta Rovira y dice esa barbaridad, desmentida por los mediadores. ¡Que dejen de tomarnos el pelo! Necesitamos políticos que no nos mientan. Su objetivo es tapar a los de la performance de Bruselas y tensionar para sacar rédito político.
¿Cree que está inhabilitada políticamente?
Sí. Lo que ha dicho es muy grave. Al final, siempre entramos en su marco comunicativo y hablamos de lo que ellos quieren. Aunque sea algo inventado. Y dejamos de hablar de su actuación, de la pérdida de empresas o la agencia del medicamento.
"El Lehman Brothers catalán"
¿Cómo de grave es el daño económico que le está haciendo el procés a Cataluña?
Todavía no lo sabe nadie. El daño es profundo. No sólo son 2.456 empresas cuya sede social ya está fuera de Cataluña sino que hay más de 1000 que han trasladado su sede fiscal, por lo que pagan impuestos fuera. Empresarios hoteleros nos dicen que hasta septiembre, las pernoctaciones crecían un 6 o un 7% y que a partir de octubre cayeron un 27%. Es como cuando cayó Lehman Brothers. Hasta que pasaron muchos meses, no se pudo comprobar todo el impacto en la sociedad y el alcance de la recesión. Lo mismo va a pasar ahora. Es un Lehman Brothers, pero en una comunidad autónoma. Y lo pagará la gente de los barrios, los trabajadores por cuenta ajena, las pymes y los autónomos. Me encantaría equivocarme, pero en estos hoteles donde bajan las pernoctaciones acabará habiendo despidos que afectarán a familias catalanas. Y eso puede producir una reacción en cadena.
Y entre esos despedidos probablemente habrá muchos ciudadanos independentistas.
Y yo no les pido que dejen de serlo pero que sí piensen en el cómo, en cómo se han hecho las cosas y el daño que han hecho. En vez de llegar hasta este punto, me hubiera gustado que se asumiese que esta vía no llevaba a ninguna parte antes del 6 y 7 de septiembre [cuando el Parlament aprobó la ley del referéndum y de transitoriedad hacia la república].
"La presencia del Estado es residual"
¿Se ha menospreciado la situación por parte del Gobierno central?
No se ha dimensionado la magnitud del peligro. Por otra parte, la presencia del Estado es prácticamente residual en Cataluña. Es casi lógico. Nuestro sistema autonómico, que es tan bueno como cualquier otro, se basa en la lealtad. Si el Gobierno regional es leal al Gobierno central y al conjunto de la nación, tampoco hace falta que haya mucha visibilización porque el Estado es la propia comunidad autónoma.
El president de la Generalitat es la máxima autoridad del Estado en la comunidad autónoma.
Sí, pero aquí se ha pervertido y nos ha pillado con el pie cambiado. Por eso cuando el rey dijo, mirando a cámara: "No estáis solos", muchos catalanes que creen en la ley y el Estado de derecho se emocionaron.
¿Cómo se financian? ¿Cuántos socios tienen? ¿Quién está detrás de Sociedad Civil Catalana?
No tenemos un presupuesto fijo porque no tenemos muchos cotizantes habituales. La estructura es muy pequeña para que sea operativa. Ningún socio ni miembro de la Junta Directiva está remunerado, todo es voluntario. Tenemos una estructura parecida a la de Greenpeace, con muy pocos socios -nosotros tenemos en torno a 75- y miles de colaboradores. Esos 20.000 o 25.000 colaboradores habituales son los que nos ayudan para actos concretos con aportaciones desde 5 hasta 1.000 euros. Este año llevamos 760.000 de recaudación. Tenemos siete trabajadores de los cuales tres trabajan a media jornada.
¿Tienen subvenciones públicas?
No. Y no porque no nos las hayan dado sino porque ni siquiera las hemos pedido.
¿Pasa lo mismo con Omnium y la ANC?
Prefiero no opinar, no lo conozco.
Pero esas entidades estaban en las reuniones del llamado "Estado mayor", las reuniones de dirigentes independentistas, con Puigdemont y el Govern, donde se tomaban las decisiones.
Y es incomprensible que asociaciones privadas estén en esos debates. Es como si yo voy al Consejo de Ministros. Alguien podría decir: ¿Qué pinta usted ahí? ¿A usted quién le ha votado?
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