Hace exactamente 11 meses, el 26 de marzo, Susana Díaz presentó su candidatura a liderar el PSOE rodeada de la mayoría del poder orgánico del partido. También estaban los expresidentes Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero y el ex secretario general Alfredo Pérez Rubalcaba. La lista de cargos y referentes era interminable. "Aquí está el PSOE", decían algunos de ellos. La escuchaban, según la organización, 9.000 personas en un pabellón en Madrid, aunque probablemente había menos.
"Díaz lanza su campaña 'por España' para que 'el PSOE vuelva a ganar'", tituló este periódico. Todos lo daban por hecho, pero aquel día fue el del anuncio oficial. Quería liderar el PSOE.
La derrota fue histórica y, en la noche de las primarias, la también presidenta de Andalucía compareció visiblemente afectada. Era la favorita y sucumbió con claridad ante Pedro Sánchez, a quien meses atrás había contribuido (con éxito) a derribar y del que pensaba que no sólo no iba a ser un buen líder sino que llevaría al partido al abismo.
Este lunes, Díaz se ha despertado con la encuesta del llamado CIS Andaluz, el Estudio General de Opinión Pública de Andalucía de la Universidad de Granada, que indica que, de celebrarse elecciones ahora, el PSOE las ganaría con claridad con un 34,1 de los sufragios. El PSOE cede 1,3 puntos pero le saca más de 14 al segundo, que no es el PP, en pleno desplome, sino Ciudadanos.
El dato supera con mucho al 22,6% del PSOE en las últimas elecciones generales y los registros de los partidos socialdemócratas en Europa. Un 76,3% de los andaluces, independientemente de a quien voten, creen que tras las próximas elecciones gobernará el PSOE. Si no se adelantan, tocan en marzo de 2019, antes de las europeas, municipales y el resto de autonómicas.
Sus datos mejoran respecto al anterior barómetro y la división del centro derecha en dos mitades (que difícilmente podrían pactar con Podemos o IU) facilita su camino a la reelección. Otra encuesta, publicada el domingo, otorgaba a Díaz una nueva victoria electoral. En ambas la suma de PP y Cs supera al PSOE, lo que puede ser un problema, tanto como que el actual socio de Díaz se convierta en líder de la oposición y alternativa de Gobierno. Sin embargo, salvo una pinza, la descomposición de la oposición parece dejar a Andalucía sin más alternativa que los socialistas.
"Susana ha vuelto"
"Susana ha vuelto. Se nota que está más en los temas, que ha sido consciente de lo que se juega en Andalucía. Si juntas eso con que el PP tiene a Juanma Moreno, que es nuestro candidato soñado, no parece que el PSOE vaya a tener mucho problema", explica un diputado cercano a Díaz, que destaca con ironía que al líder del PP, en caída libre "hay que cuidarlo mucho para que nos dure".
"Ha multiplicado su agenda y conozco su actividad, porque la he sufrido", explica un miembro de su equipo. "Ha concentrado todo su esfuerzo en Andalucía. Antes lo hacía, pero ahora es su única ocupación. Pisa aún más el territorio, es cercana, y le da a Andalucía estabilidad y presupuestos: lo que no tienen otras comunidades autónomas", explica. Ni el Gobierno central.
La propia presidenta se muestra bastante más relajada, aunque sus entrevistas sigan siendo contadas y muy selectivas. Este domingo, en conversación con El País, aseguraba ya no acordarse de las primarias de hace tan solo nueve meses. "Aquello fue hace muchísimo tiempo, digo en broma que parece el paleolítico", según ella.
Sánchez sufre para hacer valer su acción política
Su situación contrasta con la de un Sánchez al que las encuestas lo sitúan apenas unas décimas por encima de las últimas elecciones generales (el peor resultado de la historia del PSOE). Sánchez no es capaz de subir mientras el PP se hunde y Podemos retrocede. El primer impulso del CIS, que siguió a su contundente victoria en el PSOE, parece ir mitigándose, cuando no diluyéndose. A las prioridades de Sánchez les cuesta abrirse paso en medio de algunos errores internos.
Según fuentes del equipo de Díaz, "sus tesis se están imponiendo, como muestran todos los estudios demoscópicos". Un ejemplo es sus postulados sobre la unidad de España en contraste con la plurinacionalidad que defendía Sánchez. El líder del PSOE ya no habla de ese concepto y ha apoyado al Gobierno mientras Ciudadanos resta algunos votos a un PSOE demasiado pendiente de liderar la izquierda.
Díaz ha salido de la escena nacional y nada apunta a que desee intentar de nuevo hacerse con el timón del PSOE. "Estamos para ayudar. Está claro que con Sánchez no nos daríamos un beso en la boca, pero no queremos contribuir al ruido, lo nuestro es Andalucía", explica un colaborador de Díaz.
El PSOE andaluz practica un doble juego. Por una parte, lealtad oficial a Sánchez. Por otra, cuestiona algunas de sus decisiones (como no apoyar a Elena Valenciano como presidenta de los socialistas en la Eurocámara) o no contribuye a tapar sus errores. Las primarias, aunque Díaz diga que le parecen el paleolítico, no son aún tan lejanas.
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