Muchos en el PSOE no creían que Pedro Sánchez pudiera ser presidente del Gobierno. Incluso miembros del entorno más próximo del líder del PSOE, que cuando presentaron la moción de censura creían que difícilmente pasaría de una operación publicitaria para tratar de contrarrestar a Ciudadanos en las encuestas. Pero los que se quedaron de piedra, atónitos con el desenlace, fueron algunos de los presidentes autonómicos que forzaron la marcha de Sánchez en el Comité Federal del 1 de octubre de 2016 y trataron, sin éxito, de aupar a Susana Díaz en las primarias del partido hace ahora un año.
Se trata de Susana Díaz, presidenta de Andalucía, Javier Lambán, de Aragón, Ximo Puig, de la Comunidad Valenciana, Emiliano García-Page, de Castilla-La Mancha, Javier Fernández, de Asturias y Guillermo Fernández Vara, de Extremadura. Este último optó por acercarse a Sánchez tras fracasar Díaz y la otra presidenta autonómica socialista, Francina Armengol, lo hizo ya en la recta final de las primarias socialistas, tras apoyar inicialmente a Patxi López.
Armengol siempre apostó por un pacto con nacionalistas e independentistas para llegar a la Moncloa y Vara, por su parte, ha hecho un esfuerzo por ayudar a Sánchez e integrarse en su círculo de confianza.
Ninguno de los demás presidentes autonómicos puede ya mirar por encima del hombro a Sánchez o recriminarle que mientras él se dedica al partido, ellos gestionan administraciones públicas. La elección de Sánchez como presidente ha hecho que el futuro de los presidentes socialistas, de todos ellos, sea mucho más interdependiente. Uno de sus ejes estratégicos ya no podrá ser la oposición frontal a la Moncloa como contrapoder.
La que más lo ha notado es Susana Díaz. En su círculo admiten que la alegría porque se vaya Rajoy dibuja un escenario mucho más complejo que el actual para su acción política. Confían en que el PP se desmorone y pierda también posiciones en Andalucía, pero Díaz ya no podrá hacer, desde la comunidad más poblada de España, de contrapoder a Madrid. Además, los ministros andaluces que Sánchez incluya en su Gobierno no serán consultados con Díaz, con quien la relación sigue siendo gélida. Los dos que más suenan, Carmen Calvo y Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, ambos de la Ejecutiva Federal, provocan escalofríos en San Telmo, la sede del Ejecutivo andaluz.
Díaz tiene que rehacer su estrategia
"Ahora, Susana tendrá que esperar y rehacer su estrategia. Hasta ahora valoraba adelantar las elecciones andaluzas [que tocan en marzo de 2019] al otoño. Para eso esperaba a ver las encuestas internas después del verano y un último análisis de la situación política. Ahora, tendrá que esperar a ver cómo digieren los andaluces el nuevo Gobierno", explica uno de los diputados cercanos a ella.
Qué pensarán los andaluces es una incógnita. ¿Simbolizará Sánchez una esperanza para el electorado progresista? ¿Penalizará en Andalucía la inestabilidad del Ejecutivo y que haya sido elegido gracias a los votos del PDeCAT, ERC, PNV y Bildu? Está por ver. Sánchez tiene en su mano el botón de convocar elecciones, pero Díaz también. Y tampoco está claro qué pasaría si coinciden. ¿Ayudarían los votos de Andalucía a ampliara el apoyo a Sánchez o sería el efecto Sánchez lo que mantendría a Díaz en la Junta de Andalucía?
"Lo que está claro es que teníamos razón. Hace dos años, Sánchez quería ser elegido con el apoyo de los independentistas", señala otro presidente autonómico al hilo del reguero de vídeos en los que el núcleo duro de Sánchez y él mismo descartan esa posibilidad. "Siempre fue su plan y ahora se ha visto, aunque él lo negara todo el tiempo. Por eso ha ido tan bien la moción de censura. Porque el terreno ya estaba abonado", explica.
¿Contra Rajoy vivían mejor? "No"
"No podíamos hacer otra cosa y yo creo, sinceramente, que me viene bien que Pedro sea presidente", según otro presidente autonómico de los críticos. "He defendido la moción de censura y hay quien puede decir que contra Rajoy vivíamos mejor, pero yo estoy cansado de vivir al límite y temer algún tipo de medida en contra de mi tierra cada semana", explica otro. "Que se vaya Rajoy es lo mejor que le puede pasar a España y, por lo tanto, a nosotros".
"Lo que está claro es que este va a ser un Gobierno a la parrilla. Vuelta y vuelta. Y Pedro puede acabar achicharrado. Ten en cuenta que ya ha llegado a la meta. Ya es presidente. Está, sin duda, en el mejor momento de su carrera política. Ahora los riesgos son muy importantes".
Los presidentes críticos creen que Sánchez no los consultará para los nombramientos. En la noche del sábado, ninguno de los que hablaron con EL ESPAÑOL había recibido la llamada del nuevo presidente. "No me extrañaría que nos fastidiase un poco con los nombramientos, pero eso sería un error. Tampoco espero que me llame. Yo tampoco lo hice cuando hice mi Gobierno", explica uno.
La composición del Gobierno, clave
"Según haga el Gobierno, sabremos cuánto cree que va a aguantar. Si es un Gobierno lleno de Borrelles o Almunias, sabremos que quiere aguantar. Si es un Gobierno con Podemos en la estructura, aunque no sea en el Consejo de Ministros sino a niveles inferiores, sabremos que quiere aguantar. Si sólo se rodea de fieles de su máxima confianza, habrá comenzado la campaña electoral", según una de las fuentes.
Por ver está si, a medida que se acerquen las elecciones, los presidentes autonómicos harán algo de crítica al Gobierno central. "Eso podría darnos votos, pero tenemos que centrarnos en rentabilizar el Gobierno. Y si Pedro es inteligente, querrá llevarse tan bien con nosotros como nosotros con él", explica uno de ellos.