La presidencia de Radiotelevisión Española (RTVE) se ha convertido en un enorme problema para Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno se enfrenta a una de sus primeras y más graves crisis. Y todo por la negociación que ha protagonizado junto al líder de Podemos, Pablo Iglesias, para elegir a quien dirija la televisión pública. Este viernes, el candidato elegido era Andrés Gil, periodista de El Diario, pero ante el revuelo generado, con múltiples críticas, incluidas las de los profesionales de RTVE, el nombramiento no es seguro. "Todo está abierto", afirmaba la portavoz del Gobierno, Isabel Celaá.
Los acontecimientos corrieron veloces este viernes. A primera hora de la mañana trascendía que el elegido por PSOE y Podemos era el citado periodista de El Diario. El Confidencial adelantaba la noticia y a renglón seguido el propio Iglesias admitía en una entrevista en Antena 3 que "parece que el consenso va a darse con Andrés Gil". Más que consenso, se trataba de un acuerdo entre los dos líderes de la izquierda política.
Sin luz ni taquígrafos
Arreciaron las críticas por el presunto sesgo político del elegido. Y, sobre todo, por la forma en que Iglesias y Sánchez -o sus entornos- han manejado esta negociación. El propio jefe de Gabinete de presidente del Gobierno, Iván Redondo, dirigió las operaciones en el Congreso de los Diputados. Allí, en varias reuniones se barajaron y descartaron otros candidatos por los vetos mutuos de PSOE y Podemos: el exdirector de 20 minutos Arsenio Escolar y las directora de Público, Ana Pardo de Vera. Esta última desvelaba en las redes sociales extremos más que llamativos de esta negociación sin luz ni taquígrafos. Además, Fran Llorente, exdirector de informativos de RTVE, fue propuesto pero rechazó el enargo por considerar que había escasas garantías de consenso. También declinaron el ofrecimiento César González Antón, director de LaSexta Noticias, y Rosa Cullell, exdirectora general de TV3.
Esta suerte de intercambio de cromos -"yo propongo a este pero veto a este otro", "para ti el presidente y para mí mayoría del consejo" o similares expresiones- ha enfurecido a buena parte de la oposición y a los profesionales de RTVE. De hecho, este viernes era otra vez "negro"; es decir, las periodistas de la cadena pública vestían de ese color como protesta por la manipulación que sufren y que no quieren seguir sufriendo, gobierne quien gobierne. En un comunicado, las "Mujeres de RTVE" tildaban lo sucedido de "mercadeo de cromos" y recordaban que la corporación pública "no es un juguete político".
Poco a poco, la noticia transmutó casi en escándalo. Las redes sociales ardían. Ciudadanos y PP arremetían con fiereza -"esto es darle la tele pública a Podemos"- contra la propuesta. El PNV, cuyos votos necesitan PSOE y Podemos para sacar adelante su propuesta, se desmarcaba con claridad y criticaba "las formas" empleadas. Desde ERC también expresaban dudas, aunque por otros motivos. Solo Izquierda Unida aplaudía la elección. Se sabía después que el elegido por Podemos y PSOE había borrado los tuits de su cuenta personal, algo que muchos interpretaban como un intento de eliminar las muestras de su ideología.
Ante las críticas crecientes, Sánchez, que estaba en Bruselas en las reuniones del Consejo Europeo, lanzaba un mensaje ambiguo en rueda de prensa. Pedía "grandes dosis" de "generosidad" y "responsabilidad" a los grupos parlamentarios. Para algunos, se dirigía a ERC y PNV para que apoyasen la elección de Gil. Para otros, estaba volviendo a la casilla de salida y dirigiéndose a todos los grupos de la cámara, sobre todo a Podemos, para que buscasen otro candidato.
"Todo está abierto". ¿Un cambio in extremis?
En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, la ministra y portavoz, Isabel Celaá, sorprendía a propios y extraños al afirmar que el Gobierno "nada tiene que ver" con este nombramiento y al pedir "respeto" al Parlamento. Declaraciones más que llamativas si se tiene en cuenta que, como se ha dicho, el jefe de Gabinete de Sánchez lideraba la negociación entre Podemos y PSOE.
Después, cuando le preguntaban si Sánchez se había referido a PNV y ERC o a todos los grupos, Celaá añadía más incertidumbre al afirmar que "todo está abierto" y al decir que "los grupos parlamentarios pueden llegar a acuerdos hasta a diez minutos antes de que suene el gong".
Ese "gong" suena el lunes a las 12 de la mañana, cuando se acaba el plazo para presentar candidatos al consejo de administración de RTVE. Y ese mismo día, a las 16 horas, se debatirá y votará por primera vez en el Congreso si dichos candidatos son idóneos para los cargos propuestos.
A las enigmáticas palabras de Sánchez y las confusas explicaciones de Celaá hay que sumar que por la tarde empezaba a crecer la sensación, alentada por algunas fuentes del PSOE, de que quizás habría un cambio in extremis. Incluso, se hablaba de que la filtración del nombre de Gil habría sido una maniobra para impedir su nombramiento. Justo lo mismo que se dijo dos días antes, cuando trascendieron los nombres, ya citados, de Escolar y Pardo de Vera. Muestras de que, pese al acuerdo alcanzado el jueves por la noche, existen recelos y desconfianzas entre Podemos y PSOE.
La aritmética parlamentaria que sirvió a Sánchez para llegar a Moncloa mediante la moción de censura es endiablada. Algo que se está evidenciando en el caso de RTVE. El Gobierno necesita apoyos muy diversos. Y, al menos por ahora, parece complicado convencer a unos y otros al mismo tiempo.
Explicaciones de Podemos, silencio del PSOE
En román paladino, total incertidumbre hasta el lunes. Parece que puede haber cambios. Entretanto, el PSOE guarda silencio y Podemos sí ofrece profusas explicaciones. Fuentes del partido morado exponen que el acuerdo con el Gobierno para renovar RTVE "es una solución transitoria que no queríamos y que es fruto de la cacicada que hicieron Cs y PP para seguir denigrando la RTVE".
"Lo único que garantiza la independencia es lo que hemos propuesto y defendido siempre, que es el concurso público, pero no ha sido posible gracias al PP y al apoyo de Ciudadanos". A lo que añaden que los nombres aparecidos "son personas enormemente solventes, comprometidas con la independencia de RTVE y con que la radiotelevisión pública tiene que ser un servicio público y no un aparato de propaganda que es lo que hizo con ella el Partido Popular".
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