Cada uno de los grupos corruptos -collas, en el lenguaje empleado por ellos mismos- se vendía como mejor podía. El Instituto Armado calcula que en el puerto de Algeciras operan tres o cuatro de ellos. Hablamos de estructuras dedicadas a permitir el acceso de la droga en el muelle. "Tengo policías y guardias civiles metidos, no te van a pillar", aseguraban unos. "Nosotros lo hacemos más rápido que nadie", añadían otros. "Somos los que menos cobramos". Un sector servicios volcado al turbio negocio de la cocaína que ha convertido el puerto en una de las principales ventanas de entrada de estupefacientes de Europa.
El golpe efectuado por la Guardia Civil en el marco de la operación Allis Ubbo no tiene precedentes. Es la primera vez que se desmantela una de las collas que operan en el puerto de Algeciras; grupos audaces con estructuras mafiosas que no dudaban en mentir para venderse a los narcos y dar entrada a la droga que llegaba desde diferentes partes del mundo. Aseguraban -los investigadores no han encontrado ninguna pista que lo refrende- que contaban con policías y guardias civiles corruptos cómplices en su labor.
Las pesquisas para acabar con esta colla se remontan a octubre de 2017, cuando la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil recibe una información procedente de los servicios brasileños y portugueses que señalaban los movimientos de un grupo de narcos en España. Los investigadores localizaron a los sujetos y arrancaron un ambicioso operativo: no se conformaron con detener a los delincuentes, los siguieron para tratar de desarticular una trama mucho más compleja.
Así arrancó una operación que se ha prolongado durante ocho meses. Fuentes próximas a la investigación detallan que el seguimiento de los sospechosos fue fructífero, puesto que les condujo hasta una de estas collas del puerto de Algeciras. Enseguida advirtieron que el grupo trabajaba "como cualquier empresa", ofreciendo sus servicios a los narcos que trataban de introducir la droga a través de contenedores.
Los escalones de la organización
La colla desarticulada por la Guardia Civil contaba con cuatro escalones en su organización. El más elevado lo dirigía un narcotraficante con tres condenas que suman 20 años de prisión y cuyo nombre corresponde con las iniciales J.F.N.R. Él y sus lugartenientes se reunían con los narcos que enviaban la droga y les ofrecían sus servicios, fijando un precio o un porcentaje de los beneficios.
Un escalón por debajo se situaban los responsables de montar la operativa. Los investigadores pusieron el foco sobre un portuario que se encontraba de baja laboral, profundo conocedor del personal que habitualmente trabaja en el puerto. Cabe recordar que se trata de un área de acceso restringido y que sólo pueden acceder aquellos que tienen un permiso personal e intransferible.
El portuario organizaba al tercer escalón de la cadena, compuesto por los trabajadores del puerto. Los narcos solían utilizar el método del gancho perdido para meter la droga: abrir un contenedor legal, depositar dentro la carga y, una vez llegado a puerto, los estibadores retiraban la droga y volvían a precintar la caja con una cinta falsificada. En el mismo escalón se encontraban los conductores de los camiones que daban salida a los estupefacientes más allá del puerto.
Por último, en el cuarto nivel, se encontraban los encargados de la custodia de la droga, de su desplazamiento y almacenamiento. "En el segundo y tercer escalón, el que corresponde con los trabajadores del puerto, no había nadie con antecedentes penales -señalan fuentes de la investigación-. El primero y el cuarto sí eran delincuentes fichados".
Sistemas de contravigilancia
No ha sido sencillo para los agentes. El puerto de Algeciras es un punto de difícil acceso, donde todos se conocen; los investigadores no podían entrar sin llamar la atención. Además, los integrantes de la colla asumían extremas medidas de contravigilancia: tenían teléfonos con sistemas de encriptado, se reunían en lugares aislados, contaban con material de espionaje comprado en una tienda de Cádiz... Movimientos que recuerdan a los de históricos narcos, como Sito Miñanco.
Ocho meses de pesquisas que han culminado con la detención de 21 personas, diez de ellas trabajadores del puerto. Los agentes aguardaron para capturarlos en plena acción. En el momento de la intervención se les aprehendieron 480 kilos de coca. La red tenía lazos con organizaciones criminales de Colombia, Francia, Marruecos y Holanda. También con David Ávila, más conocido como el Maradona de la droga, narcotraficante recientemente asesinado en Málaga en plena celebración de la comunión de su hijo.
Los servicios de inteligencia de la Guardia Civil destacan la complejidad del operativo, si bien en el puerto de Algeciras todavía quedan otras dos o tres collas que venden sus servicios a los narcos que aspiran a meter su droga en España.
En la operación Allis Ubbo en el que ha intervenido el Grupo de Drogas de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil y que ha sido coordinado por las Fiscalías Especializadas Antidroga de Madrid y Algeciras. También han participado la Comandancia de Algeciras y el Grupo de Acción Rápida (G.A.R).
Noticias relacionadas
- Así actuaba la mafia de estibadores en Algeciras: coca, corrupción y teléfonos encriptados
- Atrapan a Samuel Crespo, el narco al que liberaron sus compinches de un hospital de La Línea
- Así cayó a medianoche Antonio 'El Castaña': la película de la detención del mayor narco del hachís
- Detienen a Antonio 'El Castaña', el mayor narco del hachís de Europa
- El drama de la familia Portabales, delator de los narcos de Fariña: sin protección y sin dinero