Cospedal, a un audio de ser apartada: Casado abre la puerta a prescindir de ella en el nuevo PP
Casado coloca en la diana a Cospedal al hacer público su rechazo "categórico" a las actividades de Villarejo en las que estuvo implicada y advertirle de que no le debe su puesto como líder del PP.
2 noviembre, 2018 02:23Noticias relacionadas
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Podría haber reivindicado su gestión. Podría haber dicho que es imprescindible en el Partido Popular y que espera seguir contando con ella mucho tiempo. Podría poner la mano en el fuego y decir que confía plenamente en la que fuera número dos del partido. Pero Pablo Casado, nuevo líder del PP, optó por una tibia defensa y una serie de advertencias. El que manda es él. Si tiene que tomar decisiones para preservar la "ejemplaridad, transparencia y rendición de cuentas", lo hará.
Casado puso en marcha este jueves, día de Difuntos, la cuenta atrás de la vida política de María Dolores de Cospedal, quien durante una década fue la secretaria general del PP y, durante todos esos años y en diferentes etapas, ministra de Defensa, presidenta de Castilla-La Mancha, del PP regional, senadora, diputada regional y nacional.
El nuevo líder del PP es un político hiperactivo, que habla a menudo con la prensa y que se precia de ser accesible. Llevaba tres días callado, saliendo a paso rápido del Congreso. "No llego, no llego", dijo este miércoles camino a un acto, tras una sesión de control en la que la vicepresidenta, Carmen Calvo, acusó al PP de "intentar pagar para obstruir la Justicia". De repente, había enmudecido.
Un nuevo escándalo, de nuevo con el nombre de José Manuel Villarejo, había estallado en la política española. Esta vez, los audios publicados en los últimos días implican a Cospedal haciendo encargos al excomisario, que se jactó de intentar destruir pruebas comprometedoras para los populares y se ofreció a trabajar por dinero para la secretaria general y su marido, Ignacio López del Hierro.
Hermandad del Rocío y distancia con Cospedal
Este jueves, tras visitar una hermandad del Rocío en Huelva, Casado rompió su silencio. La respuesta, muy preparada, atacaba a sus adversarios políticos, excluía a su núcleo duro de toda polémica y sólo defendía a Cospedal porque, tras conocerse las grabaciones, no cambió de versión como la ministra de Justicia, Dolores Delgado.
Hasta ahí el apoyo. Las advertencias fueron más duras, aunque fuesen indirectas. "Mi único compromiso es con los afilados que me eligieron presidente por primera vez en primarias. Y mi compromiso es la ejemplaridad, transparencia y rendición de cuentas. Cualquier conducta que se aparte de esos tres preceptos contará con mi absoluto rechazo". A buen entendedor, pocas palabras bastan.
Casado sabe que se la juega, pero también que Cospedal fue decisiva a la hora de auparlo a la presidencia del PP, aunque sólo fuera por la aversión que mantenía con Soraya Sáenz de Santamaría, la vicepresidenta, que pasó con el diputado por Ávila a la ronda final.
Mensajes entre líneas
El PP salió del Gobierno por una moción de censura originada por la sentencia sobre Gürtel, que condenaba al PP como partícipe a título lucrativo en la trama. La corrupción ha provocado una sangría de votos en las filas populares al mismo tiempo que ha servido como gasolina para Ciudadanos, que ha basado en la lucha contra la corrupción buena parte de su mensaje político.
El nuevo líder del PP lo sabe y por eso envió varios mensajes entre líneas, entre ellos el del rechazo "categórico" de la "estructura pseudopolicial" con la que Cospedal trató. A Casado no le gusta nada lo que ha trascendido y, lo que es peor, en el PP saben que no es lo único que trascenderá.
La prensa más afín al PP entendió el mensaje de Casado y rápidamente entendió sus palabras como una seria advertencia a Cospedal. Si el nuevo presidente del PP sólo se debe a los militantes, no le debe "favores" a Cospedal, como sugería Pedro Sánchez en el Congreso el miércoles. Por ese motivo, si las revelaciones son aún más comprometedoras para la exministra, Casado se verá forzado a apartarla para no frustrar su mandato cuatro meses después de haberlo comenzado y tras superar ya una primera gran crisis con las dudas sobre su máster.