Un pequeño anillo de compromiso. Un aro de metal precioso del tamaño de una moneda pudo ser el detonante del crimen que terminó con la vida del Guardia Urbano de Barcelona Pedro Rodríguez. Su cuerpo apareció sin vida el 4 de mayo del año pasado. O al menos lo que quedaba de él, tras ser metido en el maletero de un coche y quemado con acelerantes en un pinar del pantano de Foix, en Barcelona.
En prisión se encuentra desde entonces su pareja, Rosa Peral, y su amante Albert López. Ambos eran compañeros del agente asesinado y mantenían en secreto una relación sentimental. Una unión que impregna ahora los informes policiales como la principal causa para explicar el crimen. Pedro estorbaba. Queda por determinar en sede judicial quién cometió la agresión que terminó con su vida, cómo y sobre todo, el grado de participación de cada uno de los acusados en el asesinato y posterior intento de reducir el cuerpo a cenizas.
A tres meses de que arranque el juicio (previsto para los primeros compases de 2019) un libro arroja luz sobre los pasajes más oscuros de la investigación. '29 Balas y Una Nota de Amor', del periodista Alfonso Egea, analiza el relato y la investigación de este juego de intrigas con el foco puesto en el sumario. Un ensayo didáctico sobre las pruebas que tendrán los miembros del jurado encima de la mesa para condenar o absolver a los dos procesados.
La foto del anillo que ilustra este reportaje -extraída del libro de Egea- es una de las claves de la investigación. Pedro le regaló la alianza de compromiso a Rosa, lo que pudo haber sublevado a su amante, Albert.
Así, el contenido del teléfono móvil de la principal acusada será uno de los elementos más determinantes. En él quedan los rastros de la relación secreta que Rosa mantuvo con Albert, una montaña de músculos acusado también de terminar con la vida de su marido. No era la única. Rosa mantenía escarceos con diversas personas. Algunos incluso con su marido desaparecido. El libro desvela por ejemplo el episodio en el que ella se detuvo al mandar un selfie sexual porque en ese momento había gente delante. En esas fechas, los agentes buscaban ya a su marido desaparecido, pero ella todavía no había sido detenida.
El ensayo periodístico elaborado por Egea, sustentado tanto por los documentos sumariales como por las entrevistas a los responsables y los operativos que participaron en el caso, describe además la intrigante personalidad de Rosa Peral, una persona capaz de convencer a su padre para que mienta por ella y que encubra el asesinato de su yerno. El mismo que horas antes habían pasado todo el día en familia con él.
En sus declaraciones, los principales imputados se han lanzado la responsabilidad entre ellos. Albert asegura que fue manipulado por Rosa, alegando que Pedro la maltrataba. Coloca en ella la idea de acabar con su vida y la de hacerlo pasar por una desaparición violenta de corte delincuencial. Por su parte, Rosa mantiene que su amante fue quien llegó a la casa y acabó con la vida de su marido, para después amenazarla.
Ella, según esta versión, le ayudó a encubrir el crimen por miedo. Por temor a que su vida o la de sus hijas corriera peligro. El libro recoge por ejemplo el informe policial que contradice esa versión. Para los investigadores y según el trabajo de Egea, solo hubo una dialéctica: la de dos personas que acabaron con la vida de una tercera para tener vía libre en su relación.
Además, el trabajo del periodista, publicado por la editorial Alrevés en su colección Sin Ficción, deja una advertencia. Habrá sorpresas en el juicio. Un testigo que siempre estuvo allí y que nadie tuvo en cuenta. “No testificará pero se sabrá en el juicio lo que sabe. Y lo sabe todo”.