El comandante Juan José Pereda habla con orgullo tras haber sido designado jefe XXXII Campaña Antártica del Ejército de Tierra, "la misión más especial de las Fuerzas Armadas". Pero también con humildad. Sabe que depende de los 12 efectivos que le acompañarán y de un planeamiento milimétrico. Seis meses en las condiciones más extremas es mucho tiempo. En la base Gabriel de Castilla se registran sensaciones térmicas de hasta -17 grados, por no hablar de las tormentas y otras dificultades. ¿Qué se llevan para sobrevivir en un lugar al que muchos llaman el infierno blanco?
Esa definición negativa no cabe en la mente del comandante Pereda. Ernest Shackleton bailó con la muerte cuando su barco encalló en el Polo Sur. El británico Robert F. Scott perdió la vida en su carrera con el noruego Roald Amundsen por coronar el extremo austral del planeta. Pero para los 13 militares españoles se dibuja un panorama apasionante, brindando protección a una expedición científica que desarrollará varios proyectos en un "ambiente particular e irrepetible, encima de un volcán, con esa fauna y flora...".
"Llevamos tres contenedores cargados de material y otros dos que sustituirán a otros más deteriorados en la base Gabriel de Castilla", detalla el comandante Pereda. ¿Qué hay dentro de ellos? ¿De qué material dispondrán para su misión en la Antártida? "Para empezar, cuatro toneladas de alimentos", afirma el militar en conversación con EL ESPAÑOL. Ni qué decir que tienen que llevar consigo todo lo que ingieran, puesto que no cabe la posibilidad de cultivar, recolectar o cazar en este escenario.
Muchos "porsiacasos"
Cien litros de aceite de oliva, 85 kilos de café, 70 kilos de arroz, 66 kilos de cacao en polvo, 150 kilos de harina (ellos mismos cocinan su propio pan), 300 kilos de patatas, 360 litros de zumo, 625 litros de leche, 720 kilos de pescado, 1.250 kilos de fruta y verdura, 1.370 kilos de productos cárnicos... son sólo algunos de los alimentos que formarán parte de la despensa de los 13 militares de la Campaña Antártica.
Pero no es lo único. Los efectivos llevan consigo maquinaria de equipos trajeron a España los miembros de la dotación anterior, que se devuelven a la base española en la Antártida tras ser reparadas. También un vehículo tipo quad, una máquina quitanieves y dos motores fueraborda.
Y, tal y como lo define el comandante Pereda, "muchos porsiacasos": herramientas de diversas utilidades que podrán servir para varias funciones en la Antártida. Porque los militares que viajan a esta misión tan particular tienen que ser "un poco MacGyver".
La novedad en el equipamiento
También hay novedades en la indumentaria de los 13 efectivos: "Hasta la campaña anterior llevábamos la equipación habitual de las unidades de montaña de España. Este año, por primera vez, llevaremos la equipación de frío extremo, la que han usado los compañeros que han estado en misión en Letonia. Veremos cómo se comporta este equipamiento en la Antártida".
También queda un pequeño espacio para la ropa deportiva. Porque vivir en la Antártida no está reñido con mantenerse en forma. Los militares cuentan con un gimnasio diminuto, con una cinta de correr y una máquina de remo. Y en fechas navideñas, si el tiempo lo permite, realizarán su particular San Silvestre, "unos pocos cientos de metros". Tampoco faltan un par de adornos navideños para pasar unas fechas tan especiales lejos de casa.
"Yo ya les explico a mis hijas gemelas de siete años que me voy un tiempo a la Antártida, les digo que voy a cuidar lobos marinos y pingüinos", afirma Pereda. En parte, la afirmación no es equivocada. Porque los miembros de la Campaña Antártica de la anterior expedición auspiciaron el apadrinamiento de 250.338 pingüinos; una actividad simbólica con la que se pretende concienciar a los niños de la necesidad de cuidar del medio ambiente.
Se marcharán allí a finales de 2018 y pasarán seis meses en la Antártida. Es la misión más antigua de las que el Ejército de Tierra tiene activas. Y estos son los nombres, empleos y responsabilidades de las personas llamadas a cumplir con ella.
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