Inteligencia e información. España se prepara con esas armas para hacer frente a una “salida masiva” de yihadistas y de individuos radicalizados de cárceles europeas en los próximos meses. Ocurrirá, sobre todo, en Francia. Pero también en Reino Unido, Alemania… y en los centros penitenciarios dentro de nuestras fronteras. Un agujero de seguridad, una vez que se ha detectado que muchos de estos sujetos, pese a haber cumplido sus condenas, han proseguido su proceso de radicalización entre rejas.
Las cifras con las que trabajan las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado son claras. Entre este año y el que viene -2020-, medio millar de personas condenadas por delitos relacionados con el yihadismo saldrán de cárceles europeas. El proceso no es nuevo: Nicole Belloubet, ministra de Justicia francesa, advirtió en junio de 2018 que 450 presos yihadistas en centros penitenciarios de su país quedarían en libertad en los próximos meses.
Pero hay otra estadística que preocupan en España. Se considera que cerca de 1.500 personas que fueron condenadas por delitos comunes y que se habrían radicalizado en la cárcel quedarán en libertad en los próximos dos años; cifra que adelantó El Mundo.
Protección interna
La pregunta es, ¿cómo se prepara España para esta brecha de seguridad? Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad trabajan en un plan con dos vías de actuación, relacionadas entre sí. Por un lado, en la seguridad dentro de nuestras fronteras. Se trata de la habitual prevención ante posibles ataques yihadistas. Recordemos que el Ministerio de Interior mantiene el nivel cuatro de alerta antiterrorista desde junio de 2015; un nivel más requeriría la salida a las calles de efectivos de las Fuerzas Armadas, y no se recurrió a esta medida ni en los atentados de Barcelona y Cambrils del 17 de agosto de 2017, que se cobraron la vida de 16 personas.
Además, en los últimos meses se han conocido varios golpes policiales que han permitido frenar varios mecanismos de radicalización yihadista dentro de las cárceles españolas. La más conocida es la operación Escribano del pasado mes de octubre, en la que se identificó y tomó declaración a 25 reclusos que constituían el frente de cárceles del Estado Islámico. Se escribían entre ellos por carta y radicalizaban a internos de 17 centros. En diciembre, igualmente, se desarticuló una trama yihadista asentada en cárceles de Madrid, Galicia y Toledo.
Intercambio de información
Pero, todavía más importante, es la segunda vía de actuación, que pasa por la inteligencia y la información. España, por su histórica tradición de lucha antiterrorista heredada de los tiempos de ETA, es un país muy preparado para combatir estas amenazas. Así lo reconocen otros cuerpos policiales europeos o Estados Unidos, entre otros. Tanto Policía Nacional como Guardia Civil disponen de sus propios servicios de inteligencia que trabajan constantemente en esta materia. También las diferentes policías autonómicas. Y, por supuesto, el Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
La información es un arma clave en la lucha antiterrorista. Y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado entienden que utilizarla sólo de fronteras para dentro es inútil y contraproducente, detallan fuentes policiales a EL ESPAÑOL. Principalmente, porque el terrorismo yihadista no entiende de fronteras, y los movimientos de los radicales se extienden por toda Europa y el mundo. Esa es la principal diferencia con los tiempos de ETA, organización que -pese a conexiones puntuales con estructuras terroristas internacionales o sus ramificaciones en Francia- operaba fundamentalmente en España.
Por eso, España participa en el intercambio de información con otros socios europeos. La “salida masiva” de yihadistas de cárceles de todo el continente -así la definen las mismas fuentes policiales- requiere un esfuerzo adicional en el diálogo, en la obtención de datos y en la elaboración de informes de inteligencia.
Las relaciones con Marruecos
Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado son un agente fundamental en la lucha antiterrorista dentro del escenario europeo. No sólo por su trayectoria y experiencia, citadas anteriormente, también por sus relaciones con países africanos, especialmente Marruecos; éste último tiene unos servicios secretos y policiales con exhaustivos informes en materia de yihadismo.
Marruecos es la puerta que, en buena medida, calibra la información entre Europa y Oriente Medio y África. Como ya adelantó este diario, el CNI, bajo supervisión de los servicios secretos marroquíes, interrogaban a decenas de yihadistas en el norte de Siria sobre su vinculación con España. ¿Por qué bajo la supervisión de nuestros vecinos del sur? Porque sus vínculos culturales e históricos con los países con mayor presencia yihadista les ofrece una visión mucho más amplia de la que pueda tener cualquier país europeo.
Las relaciones bilaterales entre Madrid y Rabat, con sus altibajos, atraviesa un buen momento. Hay un dato revelador: España se ha convertido en el principal importador comercial de Marruecos, en detrimento de Francia. Esos lazos se traducen, a su vez, en un acercamiento a otros niveles, también en materia de seguridad. Los informes que los servicios secretos de Rabat puedan facilitar sobre ese medio millar de yihadistas que pronto quedarán en libertad en Europa son fundamentales para un planeamiento eficaz en materia de prevención.
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