“Los servicios franceses estaban al tanto de la entrega controlada de los explosivos”, dice Villarejo
- "Lejos de hacer algún reproche mantuvieron un silencio interpretable como cómplice", según el excomisario.
- "Los preparativos se hicieron en París entre franceses y marroquíes", sostiene ante la Audiencia Nacional.
Los servicios secretos marroquíes no son los únicos a los que el excomisario José Manuel Villarejo señala por participar presuntamente en la organización del atentado del 11-M. En un escrito remitido por su defensa a la Audiencia Nacional, el agente vincula también con el atentado que dejó 191 víctimas mortales a los miembros de la Inteligencia francesa.
Desde prisión, Villarejo acusa a los servicios secretos franceses de facilitar la huida de Jamal Ahmidan alias El Chino, condenado a 13 años de prisión, que cruzó media España con los explosivos que sirvieron para perpetrar los atentados de Madrid.
Cabe recordar que el 28 de febrero de 2004, dos semanas antes de los ataques, agentes de tráfico pararon por exceso de velocidad a El Chino cuando volvía de Asturias con el coche cargado de explosivos. Antes, le habían sido entregados por José Emilio Suárez Trashorras, también condenado por el Supremo y confidente de la Guardia Civil que robó la dinamita de una mina sin vigilancia.
"Francia conocía perfectamente las actividades de casi todos los departamentos policiales y de Inteligencia que se encargan en España de la lucha antiterrorista por la alianza y colaboración durante los últimos años, tanto en lo que respecta a ETA como al yihadismo", sostiene Villarejo en el documento remitido al juez Manuel García-Castellón que le investiga en distintas piezas abiertas en la denominada operación Tándem. Con dicho documento el excomisario inicia su "defensa frente a la campaña iniciada contra él por agentes del CNI", según su versión. Intenta justificar que la operación de espionaje que presuntamente realizó para el BBVA sirvió también para obtener información de los servicios secretos franceses sobre el 11-M y que la hizo como agente encubierto.
Según su versión, Francia participó durante años junto a la Policía española en varias operaciones de "supuestos atentados fingidos", operaciones para detener a terroristas en las que "siguiendo el modelo de espionaje americano" se facilitaba a los investigados el acceso a explosivos controlados para ser detenidos después con ellos "y poder adelantar preventivamente" la comisión de atentados reales.
Por ello, el servicio de inteligencia francés "conocía perfectamente cómo se propiciaban supuestos atentados fingidos" en suelo español y, según Villarejo, se sirvió de ello para propiciar el 11-M.
Un silencio "cómplice"
En el caso del 11-M, Villarejo sostiene que "los preparativos de la operación se hicieron durante los meses anteriores aprovechando varias visitas oficiales del rey de Marruecos a París". "De no haber contado con ayuda muy profesional, -prosigue el excomisario-, la célula que llevó a cabo los atentados, formada por delincuentes comunes y con escasa preparación, jamás habría burlado a la Guardia Civil".
Las crónicas de la época sí que hablan de las repetidas visitas en 2003 del rey de Marruecos a París y los "numerosos encuentros privados" del rey Mohamed VI con el entonces primer ministro de la república, Jacques Chirac.
En su escrito remitido a la Audiencia Nacional, el excomisario recuerda además que Francia nunca se quejó, ni oficial ni extraoificialmente, de que "a dos delincuentes controlados por la Guardia Civil como confidentes (Rafa Zouhier y José Emilio Suárez Trashorras) se les perdiera la pista hasta el punto de que culminaran una entrega ilegal de explosivos. Un silencio que Villarejo interpreta como "cómplice".