Yolanda Martínez, alumna de El Pilar, terminó en Siria con el Estado Islámico.

Yolanda Martínez, alumna de El Pilar, terminó en Siria con el Estado Islámico. Reuters / EE

España ESTADO ISLÁMICO

La historia de amor de Yolanda y Omar que llevó a la joven del barrio de Salamanca a Siria

La trayectoria vital de Yolanda Martínez cambió al conocer a Omar el Harchi, un reclutador yihadista que operaba en la mezquita de la M-30.

9 abril, 2019 04:51
Gonzalo Araluce Carmen Lucas-Torres

No es la única española que ha viajado a Siria enrolada con el Estado Islámico, pero la trayectoria Yolanda Martínez derriba muchos de los mitos que orbitan en torno a los procesos de captación de los yihadistas: vivía en una familia estructurada en el madrileño distrito de Salamanca, no sufría un desarraigo social y tampoco se encontraba en una situación marginal. Entonces, ¿cómo pudo acabar en aquel agujero en el que se ha convertido la guerra de Siria? La respuesta se sostiene en la red de reclutamiento que actuaba desde la mezquita de la M-30; su líder, Omar el Harshi, es el marido de Yolanda. Pero su historia no es una historia de amor; es una historia de captación y radicalización en las bambalinas más oscuras del terrorismo.

Los primeros pasos en la trayectoria vital de Yolanda Martínez se esbozan entre las calles del acomodado barrio de Salamanca, en Madrid. Algunas de las viviendas más caras del país se erigen en este distrito. Como contó EL ESPAÑOL, su educación se forjó entre las aulas del colegio de Nuestra Señora del Pilar, dirigido por la congregación religiosa de los marianistas. Las fotografías del centro reflejan el rostro de una niña inocente, con sus gafas inconfundibles y flequillo sobre la frente.

Aquella niña creció y, "con unas notas no excesivamente brillantes" -señalan sus compañeros-, se incorporó a los estudios de Bellas Artes. Compaginaba las clases con diferentes trabajos como dependienta, ya fuera en El Corte Inglés o en tiendas deportivas. 

En todo proceso de radicalización yihadista hay varios factores de influencia. En el caso de Yolanda, uno de los detonantes fue cuando conoció a varios miembros de una célula que operaba desde la mezquita de la M-30, en Madrid. La joven del barrio de Salamanca comenzó a frecuentar el templo; comenzó a decir a sus allegados que había conocido lo que realmente significaba la libertad. 

Los hechos se precipitaron en la trayectoria vital de Yolanda Martínez. Se enamoró de Omar el Harchi, se convirtió oficialmente al islam, contrajeron matrimonio cuando ella tenía 22 años y se fueron a vivir a la casa de los padres de ella. Él, trabajador de la construcción, no tenía un empleo estable. De hecho, en esos tiempos atendía una tienda de comunicaciones en Madrid.

Aquella transición fue tan rápida como compleja. Porque Omar el Harchi no era un simple creyente devoto que trataba de ganar un sueldo digno en un sector que no era el suyo; bajo su identidad se ocultaba, en realidad, un entramado de captación y reclutamiento que operaba desde la mezquita de la M-30. En cualquier caso, Yolanda dejó de sentirse un "patito feo" -afirmó a El País- y se lanzó a los brazos de la interpretación más radical del islam.

Las amistades de Omar

La convivencia en la vivienda de los padres de la joven tampoco fue sencilla. El 29 de enero de 2014, Omar el Harchi se fue de la casa tras una fuerte discusión con sus suegros. Aquellos días se alojó en casa de Lahcen Ikassrien, alias Hassan; éste comenzaba a ser conocido por las fuerzas de lucha antiterrorista. Porque Ikassrien, capturado en Mazar-e Sharif (Afganistán) en 2001 por las tropas estadounidenses, permaneció en la cárcel Guantánamo hasta 2005, año en el que fue trasladado a España.

Si Ikassrien constituía el núcleo directivo de la brigada Al-Ándalus, Omar el Harchi ocupaba un puesto destacado en su núcleo operativo, según las pesquisas de la Audiencia Nacional. Un órgano que se dedicaba a la selección de potenciales miembros de la organización terrorista y a su financiación: "[Omar el Harchi] desempeñaba una importante labor como recaudador en el seno del grupo, encargándose de reunir dinero en la Mezquita de la M.30, y en los distintos Centros Culturales Islámicos", detalla el auto.

Yolanda, desde entonces, comenzó a frecuentar charlas y encuentros radicales. Su discurso cada vez estaba más polarizado, como refleja un documento intervenido por la Policía a Mohamed Khalouk Darouani, uno de los miembros del entramado: "Una carta de despedida en la que se afirma que ante el conflicto sirio no hay que quedarse estático y pasar a la acción. Dicha carta está firmada por una tal “Yolita”, es decir Yolanda Martínez Cobos, mujer de Omar el Harchi", apunta la Audiencia Nacional.

De Marruecos a Siria

La vida en Madrid no era cómoda para el joven matrimonio. Ella se sentía fuera de lugar con su niqab; él no terminaba de encontrar un desempeño profesional estable. Las cosas tampoco eran fáciles por casa. Así, Omar el Harchi convirtió sus habituales desplazamientos a Marruecos en su nuevo lugar de residencia. Y Yolanda, Yolita, le acompañó con el bebé que ambos compartían.

La joven del barrio de Salamanca se sintió más integrada en su nuevo lugar de residencia. Su atuendo no llamaba tanto la atención y era más sencillo conocer a gente con inquietudes similares a las suyas.

Tanto Omar como Yolanda siguieron estrechando sus vínculos con sectores radicales de corte yihadista. Los informes policiales detallan múltiples visitas de algunos de los miembros de la brigada Al Ándalus, que seguía operando en la mezquita de la M-30. Omar también se desplazaba con frecuencia a Ceuta.

Es 28 de mayo de 2014. La fecha escogida para dar el salto definitivo. El Estado Islámico está en pleno apogeo. El monstruo yihadista parece ingobernable; conduce con mano de hierro el destino de millones de personas en Siria e Irak. La comunidad internacional es incapaz de ponerse de acuerdo para lanzar una ofensiva contra los terroristas. Abu Bakr al Baghdadi, líder de la organización, insta a sus seguidores a seguir expandiendo su califato físico.

No basta con "quedarse estático", como decía Yolanda en su carta, y el matrimonio decide "pasar a la acción". Hacen las maletas y cogen un avión rumbo a Turquía. La joven madrileña mantendrá una última comunicación con su familia antes de cruzar de forma subrepticia la frontera con Siria, su destino final. Según la Audiencia Nacional, la familia El Harchi no viaja sola; con ellos va otro miembro del entramado, Ismail Afallah.

La vida en Siria

La última derrota militar del Estado Islámico en Siria

¿A qué se dedicaba el matrimonio en Siria? Su situación familiar ha cambiado sustancialmente en estos últimos años. De tener un niño, han pasado a tener cuatro. Se instalaron en Shadadi y encontraron una estabilidad económica que hasta entonces no habían disfrutado, según señaló Yolanda Martínez en su entrevista en El País

Pero aquel monstruo incontenible que era el Estado Islámico comenzó a expresar sus grietas. La fragilidad se convirtió en brecha y, en fechas recientes, sufrió sus últimas derrotas militares. Miles de personas integradas en las estructuras de Estado Islámico se marcharon a diferentes campos ubicados al norte del país. Yolanda y sus cuatro hijos se encuentran en el de Al Hol.

Su caso no es único. Según los datos que maneja el Departamento de Seguridad Nacional, cerca de 200 personas de origen español o con fuertes vínculos con nuestro país se marcharon a Siria e Irak para combatir bajo la bandera del Estado Islámico. Su situación representa un grave problema de seguridad; la mayoría de ellos están fuertemente radicalizados y tienen intención de regresar a suelo español.

Con el Estado Islámico derrotado y con un futuro incierto, Yolanda abre las puertas a un posible regreso a España con su familia. Eso sí, sin haber renegado -al menos no lo ha hecho por el momento- de los preceptos radicales que abrazó tras conocer a Omar.