Christopher Ahn, ex marine de Estados Unidos, ha sido detenido en su país por su presunta vinculación con el asalto a la embajada de Corea del Norte, en Aravaca (Madrid). Las autoridades norteamericanas le vinculan con el grupo disidente norcoreana Free Joseon, contrario al régimen de Kim Jong Un. Además, el FBI ha registrado el apartamento de Adrian Hong, líder del grupo criminal que perpetró el asalto.
Christopher Ahn, el ex marine estadounidense, tendrá que comparecer ante un tribunal de Los Ángeles (California), adelanta Washington Post. Según ha sabido EL ESPAÑOL, la colaboración entre Madrid y Washington está siendo estrecha, y las autoridades del país presidido por Donald Trump ya cuentan con toda la documentación judicial de la que dispone la Audiencia Nacional.
El asalto se perpetró hace dos meses, el pasado 22 de febrero, en vísperas de la reunión que mantuvieron Donald Trump y Kim Jong Un en Vietnam. Adrian Hong Chang, líder del grupo criminal, había medido el golpe al milímetro. De acuerdo a las pesquisas de la Policía Nacional y del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), los miembros del grupo llevaban días en Madrid ultimando los detalles del golpe.
En total, una decena de individuos entraron en la embajada norcoreana. Maniataron a los empleados y les cubrieron las cabezas con capuchas. Los criminales centraron sus esfuerzos en el encargado de negocios de la legación, Yun Sok So. Se lo llevaron a una habitación aparte y le golpearon.
Una mujer norcoreana logró encerrarse en una habitación y se escapó desde una ventana del segundo piso del edificio. Se rompió la cadera en el salto, pero se arrastró hasta el exterior de las dependencias y dio alerta a la Policía Nacional, no sin ciertas dificultades por el idioma. Un agente llamó al timbre y le atendió un individuo con un pin norcoreano en la solapa, quien le dijo que no había ningún problema en el interior.
De acuerdo a las leyes, la Policía no puede acceder al interior de una embajada si no es con el permiso explícito del máximo responsable de la legación. Una dotación del cuerpo se quedó en las inmediaciones, observando si se desarrollaba cualquier novedad.
Los asaltantes permanecieron durante horas en el interior del recinto. Finalmente, se marcharon a bordo de vehículos diplomáticos de la embajada y de un Uber. Se llevaron consigo cuantioso material informático y documentación.
Adrian Hong Chang, líder del grupo, se marchó a Estados Unidos en un avión que partió desde Lisboa. El FBI recibió una llamada de un individuo que se identificó como miembro de la organización disidente Free Joseon, reivindicando el asalto; según dijo, el objetivo de su asalto era el encargado de negocios, Yun Sok So. Los motivos aún están bajo investigación.
El suceso desencadenó tensiones diplomáticas. Desde Pyongyang se consideró el asalto como un acto de "terrorismo"; a su vez, Robert Palladino, portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., desmintió que los servicios secretos de su país (CIA) estuviesen implicados en el golpe.