Extenuante, duro, agotador... Adjetivos como estos se cuelan en la mente cuando algún aventurero se enfrenta al Camino de Santiago, pero 85 pequeños valientes se han atrevido a cumplir la más especial de las caminatas. Son niños de entre 2 y 18 años acostumbrados a las batallas, a transitar un camino lleno de dificultades, a levantarse cada día con la ilusión de afrontar una nueva etapa, porque han pasado o están pasando una enfermedad oncohematológica.
Su viaje empezó mucho antes de plantearse realizar el Camino de Santiago. Aunque algunos, muy pequeños, no lo saben, el origen de la expedición se fraguó en la cuarta planta del Hospital Materno Infantil de Málaga, donde la Asociación de Voluntarios de Oncología Infantil (AVOI) entró en su día a día para hacerles más llevaderas las jornadas en ese edificio de paredes blancas.
Un total de 204 personas partió de Málaga el sábado para completar los más de 100 kilómetros que separan Sarria, en Lugo, de la capital de Galicia, Santiago de Compostela. 80 familias, voluntarios de La Caixa y de la Asociación Xacobea, el chef Sergio Garrido, magos e ilusionistas y un personal médico compuesto por seis doctores y siete enfermeras recorren una media de 15 kilómetros diarios con "la sonrisa por bandera", como anuncia el lema de la asociación.
"Se están superando"
Beatriz Ortiz, una de las siete enfermeras voluntarias que cuida de los pequeños y sus familiares, destaca cómo la experiencia está transformando sus vidas y pronuncia la palabra clave: superación. "Lo más bonito, y al final lo más importante, es que se están superando y, a través de la convivencia, ven que todo se puede. Comparten sus experiencias, se apoyan mucho y los que están más delicados se preguntan: 'Si ellos han podido, ¿por qué yo no iba a poder?'. Y eso les anima a continuar", explica.
La enfermera comenta el caso de un niño asustado que le preguntó a su padre si iba a ser capaz de afrontar cada etapa: "Ahora no lo duda, camina cada día junto a los demás".
Los peregrinos se encuentran en diferentes fases del proceso oncológico: "Hay niños que tuvieron cáncer y ya están curados, otros se encuentran en fase de revisión y también los hay en fase de tratamiento o recién trasplantados de médula", detalla Ortiz. Y, sin embargo, "los que más se quejan son los padres", añade la enfermera entre risas.
"La más pequeña tiene dos años y va en un cochecito de montaña empujado por su padre. Lucas, el niño más pequeño que hace todos los kilómetros a pie, tiene siete años y el chico más mayor tiene 18 años y pasó mucho tiempo en el hospital junto a AVOI", relata Ortiz. Un caso especial es el de Josemi, que lleva una pierna ortopédica después de que un tumor óseo se llevara la suya. "Va cojeando, pero acaba todas las etapas", subraya.
Etapas adaptadas a cada peregrino
Los trayectos se adaptan a las necesidades de cada niño. "Intentamos que hagan siempre la etapa. A los niños que se cansan más rápido o están más débiles les avanzamos unos kilómetros en autobús y hacen la mitad de la etapa a pie. También vamos con el apoyo de dos coches escoba que recogen a los que se cansan y a los que tienen los pies llenos de ampollas", explica la enfermera.
Las caminatas empiezan a las 8:30 horas y no finalizan hasta las 14:00. Los pequeños llegan a los hospedajes, albergues o polideportivos cedidos por los ayuntamientos y reponen fuerzas con la comida que les prepara el chef Sergio Garrido. Después, tienen toda la tarde por delante para jugar, compartir confidencias y fascinarse con los trucos que los magos e ilusionistas les preparan.
Este próximo sábado recibirán la Compostela, el documento que acredita la realización del Camino de Santiago de los peregrinos. Pero hasta que llegue ese momento los pequeños senderistas, aunque fatigados y llenos de ampollas, ya llevan mucho tiempo consiguiendo sus objetivos. "Nosotros queremos que se ayuden, que se den consejos, que sean niños", señala la enfermera de AVOI.
Los voluntarios de AVOI acompañan todo el año a los niños durante sus estancias en la planta de Oncología y Hematología del Hospital Materno Infantil de Málaga y preparan numerosas actividades para que se les hagan más llevaderas. La asociación también planifica excursiones y actividades al aire libre para aquellos pequeños que ya han salido de la clínica y organizan verbenas para recaudar fondos. "Así es como hemos conseguido realizar este viaje, después de dos años ahorrando verbena tras verbena", concluye Ortiz.