Se pusieron a negociar y se acabó la exposición mediática y las filtraciones interesadas. Los designados para liderar las conversaciones dejaron de responder al móvil y la información comenzó a fluir con dificultad. PSOE y Unidas Podemos parecían estar negociando, por primera vez en casi tres meses, en serio. Para muestra, el reducido equipo de negociadores en el que hay muchas ausencias.
El socialista lo componen la vicepresidenta, Carmen Calvo, la portavoz parlamentaria, Adriana Lastra, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Fuera se ha quedado José Luis Ábalos, hasta ahora pieza fundamental en toda negociación socialista y que fue uno de los artífices de la moción de censura. El de Podemos sólo consta de dos personas, llamadas a entrar en el Ejecutivo: Irene Montero, la portavoz parlamentaria, y Pablo Echenique, responsable de las negociaciones. Puro núcleo duro de Pablo Iglesias, que no ha querido incluir a nadie de sus confluencias o de asuntos políticos concretos.
El modo de encarar los contactos a 24 horas de que Pedro Sánchez, el candidato del PSOE, suba las escaleritas de la tribuna del Congreso de los Diputados, este lunes a las 12.00, era en sí revelador de la poco menos que pérdida de tiempo de los dos partidos y sus líderes, que se reunieron cinco veces y hablaron unas cuantas más sin lograr ningún avance que fueran capaces de explicar.
Acuerdo de mínimos
Fuentes socialistas aseguran que las conversaciones de este domingo versaban fundamentalmente sobre el programa, siguiendo el requisito establecido por el PSOE el viernes: "primero programa y luego el Gobierno".
El PSOE no quiere que su candidato pronuncia su discurso sin tener siquiera un principio de acuerdo aunque utilice los tres días que quedarán hasta la votación decisiva, que se producirá el jueves al final de la mañana o primera hora de la tarde, para tratar de cerrar uno definitivo que sea explícito con el reparto de responsabilidades ministeriales, que es lo que ha bloqueado las negociaciones durante casi tres meses.
"Es lo que estamos intentando", explica uno de los negociadores a este periódico.
Sobre la mesa están fundamentalmente dos documentos: el acuerdo de Presupuestos entre Unidas Podemos y el PSOE, que mordió el polvo por el rechazo de los partidos independentistas que esta semana serán clave para investir a Sánchez, y el documento presentado la semana pasada por los socialistas, una síntesis de su programa electoral.
Las dificultades del programa
Aunque hasta los propios partidos han dado por hecho que, una vez se sentaran a negociar, el programa no sería un problema, algunas de las medidas de Unidas Podemos podrían tener difícil encaje, especialmente algunas de las que han hecho bandera, como una profunda reforma de la legislación sobre el alquiler, que incluye topes de precios, vinculación con la renta o cesión de viviendas vacías; una jornada de 34 horas semanales, las subidas impositivas o algunas medidas de gasto.
Fuentes socialistas advierten de que el presidente del Gobierno pretende subir a la tribuna del Congreso para exponer su programa, como es preceptivo, y que esa parte de la negociación no es menor. Podemos ha asegurado que, consciente de su peso en el Ejecutivo, renuncia a impulsar el referéndum de autodeterminación pactado que figura en su programa, el catálogo de promesas electorales es muy amplio e incluye desde el voto a los 16 años al dentista gratis, pasando por bajar el precio de la luz o no devolver Bankia a manos privadas. Del programa hablaron, según las fuentes consultadas, durante este domingo.
Los cargos
No está claro si este lunes Sánchez podrá presentar un acuerdo que ya perfile las responsabilidades de cada partido en el Gobierno y fuentes socialistas se decantaban más por la posibilidad de anunciar una coalición, poner en valor que Unidas Podemos ocuparía responsabilidades de importancia y seguir negociando el detalle de las competencias y los nombres antes del jueves.
Según Sánchez reveló a su Ejecutiva, Unidas Podemos busca responsabilidades sobre todo en áreas sociales, aunque también está interesado en Hacienda, la almendra del Ejecutivo que los socialistas no están dispuestos a ceder, como los ministerios considerados de Estado (Justicia, Interior, Exteriores) o Fomento, donde se concentra la mayor parte de la inversión. Esta parte de la negociación parecía este domingo muy verde.