Los diputados socialistas batían las palmas casi como los asistentes a un programa de televisión, arrastrados por un regidor que provoca el aplauso. El discurso de Pedro Sánchez como candidato a la investidura ha estado lastrado por la falta de acuerdo para formar una coalición de Gobierno entre el PSOE y Unidas Podemos.
Por ese motivo, el primer acto de la investidura, la intervención en la que el candidato debe detallar las medidas que quiere llevar a cabo, ha acabado siendo más una conferencia sin mucha pasión. Lo que se ha propuesto ya se sabía, pues venía en el programa electoral socialista. Lo que se sabe no es suficiente, porque está pendiente de un pacto con Unidas Podemos que lo cambiará todo.
"¿Para qué va a arriesgar, si la partida no se acaba hasta el jueves?", decía un diputado socialista.
Así, en más de dos horas de discurso, apenas ha mencionado a Unidas Podemos, a pesar de que es el "socio prioritario" del PSOE con el que negocia contra reloj un pacto que incluya un programa y una coalición de Gobierno.
Referencia de pasada a Iglesias
Sólo al final le ha dedicado unas frases. "Procedemos de dos tradiciones distintas de la izquierda. Hasta ahora hemos hablado mucho de nuestras diferencias y estamos comprobando que no es sencillo alcanzar un punto de encuentro, pero nada que merezca la pena es fácil. Y lo que tenemos por delante merece mucho la pena", ha dicho.
"Nos une la promesa de la izquierda", "debemos atender a esa llamada" guiados "por el ejemplo de las generaciones que nos precedieron". Pablo Iglesias escuchaba, muy atento, pero ni él ni ningún diputado de su bancada ha aplaudido nada de lo dicho por Sánchez.
También ha hablado a "la bancada conservadora": "No les pido que apoyen este proyecto, lo que les pido es que retiren las barreras, que permitan que España tenga Gobierno, que España avance", ha dicho.
A pesar del reto que supone el proceso independentista en Cataluña y de que el propio Sánchez lo esgrimió como un escollo para que Pablo Iglesias entrase en el Ejecutivo, el candidato apenas habló de Cataluña. Al principio de su discurso ha dicho que Europa debe ser "horizonte superador de nuestras tensiones internas". "¿Qué sentido tiene levantar fronteras internas cuando precisamente lo que tenemos que hacer es derribar fronteras externas?. Es ir contra la historia", dice
La "segunda transformación" de España
En su discurso, Sánchez ha prometido la "segunda transformación" de España desde la Transición trabajando en seis ejes: el empleo y pensiones, la revolución digital, energía y cambio climático, igualdad entre hombres y mujeres, desigualdad social y Europa.
Sin embargo, no ha entrado al detalle de ninguna medida que no estuviera incluida ya en su programa electoral. Así, ha prometido derogar "los aspectos más lesivos de la reforma laboral impuesta en 2012" aunque Podemos reclama dejar sin efecto esa ley de Mariano Rajoy y la anterior. Sobre vivienda, Sánchez ha aludido a una rebaja de los alquileres, sin concretar cómo. Tampoco ha hecho explícito su compromiso con la subida del salario mínimo interprofesional que Podemos quiere en 1.200 euros (ahora está en 900) en esta legislatura.
El candidato ha prometido derogar la ley mordaza, regular la eutanasia, una "ley de familias, en plural", ha recalcado,
"Las redes autoritarias" de Vox
Mientras no se acomete, Sánchez ha pedido a PP y Ciudadanos que faciliten su investidura, aunque lo ha hecho después de acusarles que hayan caído en las "redes autoritarias" de Vox. "Facilitemos entre todos la formación del Gobierno y posteriormente abordemos la reforma del artículo 99", ha pedido.
La primera propuesta a la Cámara fue la de reformar el artículo 99 de la Constitución española, que regula las investiduras, para evitar el riesgo de bloqueo en la elección de un nuevo presidente.
Todos los miembros del Gobierno y de la dirección de Unidas Podemos se encontraban en el hemiciclo, a excepción de Irene Montero, que el viernes solicitó el voto telemático por su avanzado estado de gestación. Desde este domingo no ha habido más encuentros entre los equipos negociadores, liderados por Adriana Lastra, la portavoz parlamentaria, Carmen Calvo, la vicepresidenta, María Jesús Montero, ministra de Hacienda; y la propia Montero, portavoz parlamentaria de Unidos Podemos y Pablo Echenique, responsable morado de las negociaciones. En otras palabras: mientras Sánchez hablaba, nadie negociaba. El acuerdo no parece cosa hecha.