En menos de una semana, el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, se mostró dispuesto a liderar el PSOE andaluz y dimitieron cuatro miembros de la Ejecutiva provincial del partido que dirige Verónica Pérez, una de las personas de más confianza de la líder regional, Susana Díaz.
A Díaz se le ha abierto una grieta en su propia provincia, clave de cara a un congreso del PSOE andaluz en el que aspira a revalidar el cargo como antesala de una nueva candidatura a la Junta, que perdió en las elecciones de diciembre de 2018.
Todo ello sin estar siquiera en agenda el congreso federal, que según los estatutos del PSOE debería celebrarse antes y dar paso a los de niveles inferiores. Fuentes de Ferraz aseguran que, de momento, "no hay nada" sobre la celebración de un congreso interno que barones críticos con Pedro Sánchez daban por hecho que se celebraría en primavera o verano, para respaldar al presidente del Gobierno y otorgarle aún más poder en el partido.
Sin campanas de congreso federal, la sorpresa es la división interna en el PSOE de Andalucía, en el que Díaz sigue teniendo una importante posición, junto a su núcleo duro. No en vano, fue desde finales de 2013 presidenta de la Junta. Es en esa época cuando también asumió la dirección del partido, que pudo moldear a su imagen y semejanza, y en el que tuvo una preeminencia absoluta hasta que perdió las primarias contra Sánchez. Un año y medio después, perdió la presidencia regional.
Los posibles relevos
Todo ha cambiado ahora. Díaz busca, ante todo, la neutralidad de Ferraz de cara a los procesos internos que se avecinan. En las quinielas suenan el propio Espadas, ya que él mismo se ha postulado, la ministra Portavoz y de Hacienda, María Jesús Montero, o el diputado por Jaén (otra poderosa provincia socialista) Felipe Sicilia.
Díaz es la secretaria general elegida hasta el verano de 2021, pero si el congreso federal se adelantara podría obligarla a hacer lo propio en Andalucía. El poder de Sánchez sobre el partido es tal, que una palabra suya bastará para ungir a un nuevo candidato que podría vencerla.
Quizás por eso, Susana Díaz, que antes no dudaba en intervenir como ariete contra el independentismo, se muestra ahora a través de su entorno partidaria de la llamada desjudicialización, del pacto con ERC, del diálogo con Quim Torra o, en suma, de lo que decida Sánchez, en quien asegura confiar plenamente.
El diálogo entre Díaz y los críticos se sucede en los medios de comunicación. Mientras ella ha reclamado "unidad" a los militantes como único salvoconducto hacia la Junta de Andalucía, varios de los críticos trabajan en un documento que dice que "el PSOE-A debe hacer un esfuerzo sin desmayo por la renovación del proyecto y de los liderazgos", algo que incluiría a la propia Díaz.
Vía de agua
Ferraz, por el momento, deja hacer. Tras la tentación de forzar la salida de Díaz al calor de la pérdida de la Junta, se ha mantenido al margen de toda polémica e incluso ha llegado a pactos con la que fue archienemiga de Sánchez en las primarias, e incluso abrió una guerra por el poder local del PSOE.
Este jueves, el secretario de Organización, José Luis Ábalos, habló en un acto público y trató de serenar los ánimos. "Tendremos momentos de debate y lo haremos dando siempre lo mejor para el partido, pero será en el momento que toque y no es éste. Este es el momento de construir socialismo en la calle", dijo.
Esa aparente neutralidad de Ferraz no es tal, según algunos socialistas andaluces. "Si Espadas dice que está a disposición del partido es porque lo ha hablado con Ferraz. Esas cosas no se hacen sin consultar", explica un diputado andaluz.
"A Susana se le ha ido el que manda en la primera institución socialista de Andalucía. Eso le ha hecho mucho daño", asegura un dirigente del partido en referencia al Ayuntamiento. "Los que se han ido en Sevilla son exsusanistas, así que está claro que tiene un problema, pero no le queda otra que aguantar. Eso sí, aguanta más que un buzo bajo agua", explica esta fuente.
La teoría de la "fruta madura", creada en Ferraz, por la cual Díaz acabará cayendo por su propio peso y a través del desgaste por goteo impulsado desde dentro de la organización, ha sido en parte probada esta semana en la que, sin proceso congresual a la vista, Díaz suma una nueva vía de agua.