El expresidente del Gobierno, Felipe González, advierte de que el "diálogo por el diálogo" en Venezuela solo beneficia la supervivencia de la "tiranía" de Nicolás Maduro, del que asegura que ha llevado a este país a un Estado fallido en tiempo récord.
Así lo afirma en un artículo titulado Crisis de gobernanza y democracia representativa. El efecto de la globalización, incluido en Nueva Revista de política, cultura y arte, en cuyo último número escriben otros expolíticos y juristas, como Alberto Ruiz Gallardón, Jordi Sevilla, Carles Campuzano o Elisa de la Nuez.
En el mismo texto, recogido por Europa Press, González también advierte, en relación con España, de que la crisis política se prolonga debido a una falta de respeto por las normas, pide al Gobierno que funcione de acuerdo con el ordenamiento jurídico y advierte contra la división en bloques.
En relación con el papel del Estado, el expresidente explica que los gobiernos deben ser eficientes en la toma de decisiones y actuar de manera transparente para combatir la desconfianza producida por la corrupción. Así, considera necesario exigir transparencia y previsibilidad a los poderes ejecutivos en su toma de decisiones para generar una normativa previsible.
"Estamos ante el final del régimen"
En este contexto, expone el caso de la crisis venezolana. Asegura que estamos ante "el final del régimen", pero señala que no se puede predecir la fecha. Considera que lo importante en el proceso de diálogo es tener claros los objetivos y su perímetro.
Pero advierte que "si el diálogo es solo retórico", la apelación al diálogo por el diálogo, "beneficia a la supervivencia de la tiranía de Maduro", del que asegura que en un plazo relativamente corto de tiempo y sin guerra de por medio, ha convertido a Venezuela en un "Estado fallido".
Allí, afirma, las instituciones no resultan representativas de la ciudadanía, el aparato productivo ha sido destruido y se ha provocado un "éxodo bíblico".
En el artículo, en el que aborda los desafíos de la globalización y la crisis de gobernanza que conlleva, Felipe González distingue entre diversos factores que conviven, externos e internos.
Radicalización de las posiciones
En cuanto a estos últimos, con relación a España, señala la necesidad de respetar las reglas del juego, que pasan, en primer lugar, porque el Gobierno funcione de acuerdo con el ordenamiento jurídico. La segunda regla es, según el expresidente, que el presidente del Gobierno tenga la facultad de nombrar y cesar al ministro que crea conveniente y la tercera, que las decisiones deben ser del Consejo de Ministros.
En su opinión, hay una dificultad para llegar a consensos que representan a la centralidad del país a causa de la radicalización de posiciones, es decir, por la división en bloques que "hace el gobierno menos proclive a hacer políticas de Estado".
Según González, en la crisis política española se han dado respuestas simples a problemas complejos y por ello, se ha prolongado dicha crisis contribuyendo a un mayor deterioro institucional, entre otras cosas, señala "debido a la falta de respeto por las normas".