El proveedor sanitario está cada día que pasa de coronavirus más ofuscado. El pasado sábado por la noche, 21 de marzo, tras anunciar Pedro Sánchez con alharaca que iba a repartir 500.000 mascarillas entre los profesionales sanitarios y 800.000 entre pacientes, nuestro interlocutor estalló. Consideraba que tal cantidad era una insignificancia con 25.000 contagiados ya, 1.350 muertos y los hospitales inundados de enfermos.
“Es una vergüenza”, argüía. “Sánchez no compró a tiempo” y los caídos del coronavirus lo pagarán caro, venía a decir. Había pasado una semana desde la declaración del estado de alarma, el 14 de marzo, y ese número de mascarillas equivalía en el caos de los hospitales de Madrid y de parte de España a la luz de una cerilla en la noche cerrada.
Esta tarde del miércoles, 25 de marzo, está tanto o más enfadado. En principio, no se entiende el porqué: el ministro de Sanidad, Salvador Illa, acababa de detallar en rueda de prensa un despliegue económico sin precedentes, con la compra en el bazar chino de 550 millones de mascarillas, 5,5 millones de test rápidos para potenciales contagiados, 950 respiradores y 11 millones de guantes. En total, 432 millones de euros.
“Le voy a explicar por qué sigo ofuscado, cabreado, indignado y todo lo demás. La cuestión principal: porque llegamos tarde. Luego iré al detalle. Porque cuando no se hacen bien las cosas desde el principio, cambiar el paso de la Historia, en este caso, de la historia del virus agresivo, es muy complicado. Estoy viendo mucho humo, mucha política y poca eficacia. Pero lo que me ha sacado de quicio, se lo confieso, es escuchar a Illa decir, con la estadística fresca de los 738 muertos del día anterior y otros 7.937 contagiados, que la operación se la debemos a la gestión directa de Pedro Sánchez con su homólogo chino, Xi Jinping”.
Mascarillas hasta la Navidad
“Faltaría más. Para eso es el presidente del Gobierno. Es lo que tenía que haber hecho hace muchos días, antes incluso de anunciar el estado de alarma, el 13 de marzo, y aprobarlo al día siguiente. Porque, como le decía días atrás, sabían la que se les venía encima. A España y a otros países. Y lo que no puedes es esperar a ponerte a comprar todo esto 10 o 12 días después, con el mercado colapsado y con todos los países locos por pescar. Insisto: vamos con mucho retraso y seguimos haciendo política. El nombre del presidente chino, Xi Jinping, me ha recordado a lo que le dijo Mao a Den Xiaoping, luego su sucesor: Usted me habla mucho de técnicos y poco de rojos; prefiero un rojo a un técnico, advirtió el timonel. Pues aquí tengo la sensación de que hay más políticos que técnicos. No sé si rojos. De no ser así, no se habrían cometido tantos errores.”
“¿A usted le parece coherente que hayamos pasado de no tener mascarillas ni en los hospitales, con la pandemia disparada, con decenas de miles de contagiados, con casi un 15% del personal sanitario infectado por falta de material –un porcentaje superior al de cualquier otro país- a, de pronto, 550 millones de mascarillas que llegarán en los próximos dos meses, a razón de casi 70 millones a la semana? ¿Pero qué planificación había cuando se declaró el estado de alarma? Anótese lo que le digo: vamos a llevar mascarillas por la calle hasta mayo o junio. Con 550 millones serán las Navidades de la mascarilla”.
“Tendría su gracia si no fuera porque, según la previsión estadística que manejamos, este viernes llegaremos a los 1.000 muertos por día. Suma y sigue. Hasta llegar a…. Madrid va una semana por delante en el daño del virus; a Cataluña le llega ahora, las dos Castillas están infectadas… En fin, el panorama es terrible. Superaremos los 10.000 muertos en poco. Pero hay una oportunidad de la que quiero hablarle. Lo último sobre mascarillas: entre las del Gobierno y las que están comprando las comunidades autónomas, van a salirnos por las orejas”.
“Lo lamentable, y no quiero repetirme, es que hasta ayer martes el Ministerio de Hacienda no liberara el dinero para comprar material sanitario imprescindible en China, un 24 de marzo, 10 días después de la declaración del estado de alarma, tras una semana y media de agonía en los hospitales y en las casas. Sabían que había proveedores con material disponible, pero ignoraban, supongo, cómo liberar el dinero o con quién negociar. Y otros países iban adelantándose y comprando. Esa es la verdad”.
Respiradores que llegarán en junio
“Por qué no pidieron consejo y auxilio a Amancio Ortega y a Pablo Isla, de Inditex, que se conocen el mercado chino como si fuera Arteixo. ¿Por qué no lo hicieron? ¿Por soberbia? ¿Por no recurrir a un rico que tiene allí 600 tiendas abiertas, que manda aviones todas las semanas a China y conoce a los proveedores chinos mejor que Xi Jinping?. Pedro Sánchez no preguntó a tiempo a Amancio Ortega y, en mi opinión, ha comprado tarde y mal”.
“Para qué seguir. No, no estoy enfadado, como dice usted, porque no hayan utilizado a mis proveedores chinos. No se haga el listo, que a lo mejor se equivoca. Me duele la ineficacia que está ocasionando tanto dolor. Y para qué hablar de si el 8-M, y también el 7-M, como usted me recuerda, fueron la pista de despegue del contagio masivo. Seguro que aquellas concentraciones, oportunas no fueron”.
“Lo que hace falta es que Sánchez se equivoque menos en lo que queda de crisis del coronavirus en España. Por cierto: ¿cómo que los 950 respiradores llegarán entre abril y junio? ¿Hasta junio recibiendo respiradores? En junio no tendrán sentido. Esperemos".
“Hay una oportunidad de hacer algo bien y rápido en todo este desbarajuste. Señor Sánchez, ministro Illa, aprovechen la capacidad de las 22.000 oficinas de farmacia que hay en España. El doctor Simón les ha faltado al respeto. No estuvo muy acertado al considerar a los 71.000 profesionales del sector algo así como cajeras, al negarles el derecho a recibir material de protección como sanitarios en primera línea de calle que son".
“Las 22.000 farmacias de España tienen una capilaridad inigualable para repartir millones de mascarillas y para realizar los test rápidos masivos, tan necesarios para identificar a contagiados, que son a la vez contagiadores. Y tranquilizar, también, a los que no lo son. Las farmacias reciben todos los días, por dos veces, medicamentos de grandes distribuidoras como Cofares o Bidafarmacia. Sólo con 10.000 oficinas de farmacia a razón de 100 test podrían realizarse más un millón de pruebas en nada".
“Estos test rápidos se realizan con un gota de sangre, en 15 minutos tienes el resultado y en pocas horas todos los resultados estarían en una base central de datos. Los farmacéuticos lo saben hacer, lo hacen, de hecho, todos los días. No se congestionarían así ambulatorios y los hospitales, y se implicaría a estos profesionales sanitarios tan importantes”.
“Seguramente no nos harán caso, como sucedió en la crisis de las mascarillas, los respiradores, los trajes de protección, etcétera. Todo estaba a tiro de proveedor, pero perdieron el tiempo al no preguntar a los que sabían, incluidas a las comunidades autónomas, a las que ahora se les dice que eran quienes tenían que haber comprado. El gobierno quiere escurrir el bulto de su desastre”.
“Al menos, a ver si aprendemos algo de esta crisis cuando pase. Aunque lo más duro está por llegar. Sí, en realidad en el negro vaticinio es en lo único en lo que Pedro Sánchez no ha errado".