Pedro, 37 años, estaba destinado en el Servicio de Retribuciones de la Guardia Civil en Valdemoro (Madrid).
Juan Sánchez tenía 58, y era policía municipal en la Unidad Integral del Distrito de Vicálvaro (Madrid).
Francisco Javier Collado Rivas era uno de los efectivos de la Benemérita destinados en la prisión de Herrera de La Mancha.
Jesús Vélez Artajo era coronel. Pepe Lopezosa ya se había jubilado. Gayoso era el jefe del GAR. El agente Francisco Redondo Manceras cumplía su cometido en la Delegación del Gobierno, y José Luis Gómez Bravo en la UIP de la Policía Nacional. Había trabajado media vida como anti disturbios.
Todos estaban en primera línea de fuego. No solo tuvieron que seguir saliendo a hacer su trabajo como otro día cualquiera. También cumplieron haciéndolo expuestos ante la posibilidad de contagiarse. Y de enfermar gravemente, como finalmente ocurrió, hasta que el virus se los terminó llevando.
Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y el Ejército llevan desde que comenzó la pandemia del coronavirus siendo uno de los colectivos más afectados en cuanto a número de contagiados. Hasta el momento, según los datos oficiales de Interior, han fallecido por Covid-19 siete guardias, cuatro policías (uno de ellos un mosso d'Esquadra) y dos militares.
Todo eso sin contar los agentes ya retirados muertos a causa de la pandemia. Muchos de sus compañeros anotan sus nombres en un cada vez más extenso listado. Entre los agentes de la Benemérita, si se cuentan a los jubilados hay ya más de 20 fallecidos.
La ausencia de test entre los miembros que tienen encomendadas las funciones de seguridad pública con exposición de alto riesgo ha provocado que en la actualidad haya más de 14.000 bajas por síntomas. Esta situación compromete la seguridad pública en España. Así lo denuncian el Sindicato Unificado de la Policía (SUP), la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), Comisiones Obreras (CCOO) y la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME).
Muchos lograron salir adelante. Otros no pudieron sobrevivir. Estas son, brevemente, sus historias.
1. Pedro Alameda
Pedro no tenía patologías previas. El día 6 de marzo ya notaba los síntomas y empezó el confinamiento en su casa con su mujer y su hija. Trabajaba en el Cuartel de Valdemoro. Fue el primer fallecido en el cuerpo de la Guardia Civil por coronavirus.
Lo primero que advirtieron todos fue el cansancio que tenía Pedro acumulado. "Sabemos que es un chaval fuerte. Le vi y le dije: 'Tío tienes cara de estar reventado'". Y efectivamente la tenía. No estaba durmiendo, el cansancio se le acumulaba en el cuerpo, se le juntaba con los primeros indicios en su organismo. Lo recuerda uno de sus amigos y compañeros más cercanos a EL ESPAÑOL. Días después, ya ingresado, fue el primer agente que el virus se llevó por delante. Falleció el 18 de marzo.
2. Juan, el primer policía
A Juan Sánchez lo ingresaron en el hospital el pasado 10 de febrero. Llevaba desde entonces de baja médica aquejado de severos problemas respiratorios. Tenía 58 años. Era Policía Municipal y estaba destinado en la Unidad Integral del Distrito de Vicálvaro, ubicado al sureste de centro de Madrid. Tenía una enfermedad pulmonar, uno de los supuestos que convierten a una persona contagiada en un caso grave y altamente vulnerable. Estaba a la espera de recibir un trasplante.
Falleció el pasado 17 de marzo. Juan pertenecía a la 32ª promoción de la Policía Municipal de Madrid. Era enormemente querido y apreciado por sus compañeros.
3. Jesús, fundador del GAR
Vélez era un agente de enorme prestigio en el seno de la Benemérita. Durante los años 80 fue designado como el primer jefe de los Grupos Antiterroristas Rurales (GAR). Falleció por coronavirus el pasado 21 de marzo.
El coronel ostentó su cargo en destinos como Guipúzcoa o Zaragoza. Tenía 43 años cuando, en 1983, fue designado por el gobierno de Felipe González para que desde París, y con las correspondientes autorizaciones oficiales del país vecino, coordinase la colaboración hispano-francesa en la lucha contra el terrorismo.
4. En la reserva
El cuarto agente de la Benemérita en fallecer fue Pepe Lopezosa, de 57 años y destinado en la reserva. Se había retirado en el año 2016. Un infarto acabó con su vida en la jornada de este pasado viernes. Había dado positivo por coronavirus y la situación física y sanitaria del paciente se fue complicando hasta que ya no pudieron hacer nada por su vida.
5. Un agente en Aranjuez
José Antonio Redondo Fernández era guardia civil. Estaba destinado en la Plana Mayor de la Tercera Compañía de Aranjuez (Madrid). Tenía 47 años. Fue el quinto agente de la Benemérita en fallecer. Tenía mujer y dos hijas.
Trabajaba en la Academia de Oficiales de la Guardia Civil (AOGC), el Centro en el que se lleva a cabo la formación de los alumnos que se convertirán en los futuros oficiales del cuerpo. Era feliz allí, instruyendo a otros en la localidad de Aranjuez.
6. El primer mosso
Joan padecía patologías previas, graves problemas respiratorios que lo agravaron todo. Tenía 57 años, estaba destinado en la comisaría de Premià de Mar, en la oficina de relaciones con la comunidad, en ese municipio a las afueras de Barcelona. Fue el primer Mosso d'Esquadra en fallecer.
Tras su muerte, los compañeros de la Guardia Civil se acercaron a las puertas del cuartel. El destacamento se presentó frente al edificio, y tras un breve saludo, ambos cuerpos, guardaron entonces un respetuoso minuto de silencio por la memoria el compañero.
7. El jefe del GAR
Jesús Gayoso Rey llevaba 15 días peleando cara a cara contra el virus. Postrado en la UCI, quien fuera desde 2014 jefe del Grupo de Acción Rápida (GAR) de la Guardia Civil, la unidad de élite fundada en los 80 para plantarle cara a la banda terrorista ETA, se aferraba a la vida con todas sus fuerzas. Lamentablemente, el Covid-19 terminó por doblegarle. Y el teniente coronel, uno de los oficiales más queridos y respetados dentro de la Benemérita, falleció en la unidad de cuidados intensivos del hospital de Logroño.
Gayoso tenía 48 años. Dos semanas antes de fallecer lo ingresaron en el hospital. A principios de marzo, cuando los agentes del GAR se fueron a desinfectar Haro (La Rioja), el jefe de esta unidad comenzó a experimentar los primeros síntomas. Tuvo fiebre. Dicen sus más allegados que pensó que aquello sería una simple gripe. Dos semanas después ya era demasiado tarde para salvarle.
8. El primer militar
El subteniente Palencia, destinado en la base aérea de Cuatro Vientos (Madrid) y perteneciente al Ejército del Aire, fue el primer militar fallecido en España a causa del coronavirus. Falleció el 30 de marzo en el hospital Gómez Ulla. Tenía 56 años. No estaba implicado en la Operación Balmis, según fuentes oficiales del Ejército y del Ministerio de Defensa, pero terminó contagiándose y falleció.
A Palencia solo le quedaba un año para pasar a la reserva. Era el encargado de las labores de cuidado del medioambiente en la base aérea de Cuatro Vientos. También era su responsabilidad el cumplimiento de la normativa de reciclaje. A mediados de marzo comenzó su cuarentena. Ya para entonces se había contagiado. El virus entró en su cuerpo antes de la declaración del estado de alarma. Murió por una neumonía, con los síntomas del Covid-19 en el cuerpo.
9. 'El Oso'
El coronavirus se llevó por delante a José Luis Gómez Bravo en apenas cinco días. Meses atrás, a mediados del pasado octubre, al agente se lo llevaron en una ambulancia con una pedrada en la espalda. La recibió la madrugada del 18 de octubre en Vía Laietana, en medio de las protestas tras la sentencia del procés. Estuvo tres meses hospitalizado, recuperándose. Tenía 60 años y había pasado los últimos 20 como antidisturbios en la Unidad de Intervención Policial (UIP) en Barcelona. Aquella noche fue su última misión.
Actualmente, había ascendido al rango de oficial. Le habían destinado ahora a un puesto algo más tranquilo, en el destacamento de la Policía Nacional del aeropuerto Girona-Costa Brava. Apenas le había dado tiempo a incorporarse, y tras varios meses postrado en la cama del hospital, tuvieron que volver a ingresarle, esta vez aquejado del virus. Ya no logró sobrevivir. Murió la mañana del 1 de abril.
10. Delegación del Gobierno
El agente de la Policía Nacional Francisco Redondo Mancera falleció a los 63 años esta misma semana. Era natural de Sevilla. Estaba destinado en el departamento de Seguridad de la Delegación de Gobierno en Madrid.
Se empezó a encontrar mal hace dos semanas. Formaba parte del cuerpo desde hacía 40 años. Después de pasar por varias funciones, el año 2011 pasó a formar parte del Departamento de Seguridad de la Delegación de Gobierno, donde se encargaba de tareas de vigilancia del edificio y de cargos públicos.
11. Segundo militar
La semana pasada se conoció el fallecimiento del segundo militar por coronavirus. Fue el caso de un cabo del Ejército de Tierra. Tenía 46 años. Falleció el pasado viernes víctima de Covid-19.
Su nombre era Francisco T.D. y estaba destinado en la Escuela de Guerra del Ejército. Tenía 46 años, estaba soltero y no formaba parte de la ‘Operación Balmis’ de lucha contra el coronavirus.
12. Francisco Martínez
El agente de la Guardia Civil Francisco Martínez tenía 58 años, era natural de Málaga y estaba destinado en la Agrupación de la Dirección General de Trágico en esa provincia andaluza. Falleció este miércoles. Llevaba ingresado desde el pasado 27 de marzo con una neumonía bilateral que no ha podido superar. No tenía patologías previas.
Contaba con cerca de 40 años de servicio. Había pasado por múltiples destinos, viajando por toda España. Martínez trabajó en los municipios de Gerona, Ciudad Real, Valencia, Cuevas Bajas y Antequera, que fue su último destino.
13. Agentes ya retirados
Los cuerpos que dependen del Ministerio del Interior no contabilizan a los agentes ya retirados fallecidos por coronavirus. Pero muchos de sus compañeros honran su memoria en las redes sociales publicando sus circunstancias y sus nombres. Algunos de ellos son José Valle Ramírez, Pedro C.M., Pedro Antonio Salido Navarro o José Luis Moreira García.