En un pequeño pueblo del extremo más occidental de Asturias, justo antes de que el Principado se zambulla en la ría del Eo y se convierta en Galicia, sigue jugando la niñez del secretario general de Vox, Javier Ortega Smith (Madrid, 1968). Es la parroquia de Figueras, perteneciente al concejo asturiano de Castropol. Ahí nació el siglo pasado el padre de Ortega Smith, el letrado que le abrió camino como referente, y ahí desarrolla Ortega su segunda vida, alejado del trajín de la política en Madrid, en una serie de propiedades que tiene. Sin embargo, según ha podido saber EL ESPAÑOL, las propiedades de Ortega Smith en Figueras presentan numerosas irregularidades.
Según su última Declaración de Bienes y Rentas, presentada en el Congreso de los Diputados tras las elecciones del pasado mes de noviembre de 2019, Ortega Smith asegura ser propietario de una vivienda en Madrid y de otra vivienda en Asturias. De la primera, asegura ser dueño del 100% del inmueble mientras que en su residencia asturiana declara ser dueño sólo del 14,3%, una séptima parte. Según ha podido saber este diario, esa declaración no se ajusta a la realidad ya que en realidad Smith es dueño del 100% de la casa en Asturias, según aparece recogido en el Registro de la Propiedad de Castropol.
Pero los líos urbanísticos y de cuentas del número dos de Santiago Abascal no acaban ahí. Esa casa en Figueras era una fábrica de conservas que pertenecía a los padres y que, cuando cesó su actividad, reconvirtieron en varias viviendas -una de ellas la de Ortega- que la familia usa como segundas residencias a la que ir a calmarse de los veranos madrileños. Pero, a pesar de que su uso es residencial, este diario ha podido comprobar que en el Catastro todo ello sigue figurando como si fuera un almacén de uso industrial. Además de dicha casa, el secretario general de Vox tiene otros cuatro solares en la localidad.
En el momento en el que se producen estas revelaciones, el secretario general de Vox está en horas bajas. Nunca ha estado tan en el alambre desde que dejó la abogacía para dedicarse a la política. Ortega Smith fue el primero de los políticos reconocidos en contraer el coronavirus. Su irresponsabilidad a la hora de participar el 8 de marzo en el congreso que la formación celebró en Vistalegre, cuando ya tenía síntomas evidentes de estar contagiado, y su posterior confinamiento que le dejó fuera de juego durante más de un mes, le han pasado factura.
A nivel político ya no tiene el fuelle del que disfrutaba, adelantado por miembros de su propio partido en el Congreso y de sus detractores en el Ayuntamiento de Madrid, donde es concejal. A nivel de salud, también mal: el pasado sábado 9 de mayo tuvo que volver a ser ingresado en el hospital por las secuelas que le habían quedado del Covid-19. A pesar de que llevaba tiempo haciendo vida normal tras superar la enfermedad, le aparecieron trombos en la pierna izquierda y en los pulmones que le han sumido en una suerte de déjà vu.
La casa de Ortega
Pero antes de todo esto, Javier Ortega Smith era un feliz niño que correteaba, junto a sus cuatro hermanos, por las callejuelas de Figueras, una aldea que ahora registra 600 habitantes. Y es que de ahí era el padre del político, Víctor Manuel Ortega Fernández-Arias, que falleció el pasado mes de diciembre de 2019. Al igual que Javier, su padre siguió los pasos de su abuelo y también se hizo abogado, llegando a formar parte de la asesoría jurídica de Renfe. El abuelo, Víctor Manuel Ortega Pérez, entró en la asesoría jurídica del Ayuntamiento de Madrid durante el franquismo y fue muy cercano a numerosas personalidades del régimen del dictador Francisco Franco.
A pesar de que gran parte de la vida profesional de los Ortega la han desempeñado siempre en la capital, nunca han renegado de sus raíces asturianas. En Figueras, los padres tuvieron la fábrica de conservas que acabaron reconvirtiendo en varias viviendas de veraneo y una de ellas ahora es propiedad del secretario general de Vox. Antes de que el coronavirus viniera a sacudirlo todo, Smith iba todos los agostos, hasta el año pasado, a hacer vida en la aldea y sus aledaños. Lo mismo iba a Tapia de Casariego, a unos 10 kilómetros, a tomar algo en el puerto que al gimnasio con sus guardaespaldas en Ribadeo, ya en Galicia pero a tan solo cinco kilómetros de distancia.
Ya que la fábrica reconvertida en viviendas era de la familia y quería hacer, como muchos madrileños, vida en el pueblo de que venían sus padres, Ortega Smith adquirió una de las viviendas en el año 2003, cuando Vox aún era un sueño lejano y él pasaba los días como abogado. La de Ortega se trata de una casa de dos plantas y 113 metros cuadrados bien aprovechados. En la planta de abajo tiene comedor, salón, cocina y un cuarto de baño y en la superior tiene tres habitaciones. Además tiene un jardín propio que comparte con el resto de viviendas que se encuentran en la misma finca. La casa, construida en 1900, fue remodelada en el año 2000.
Esta vivienda sí que aparece recogida en la primera Declaración de Bienes y Rentas que Ortega Smith presentó tras las elecciones del pasado 28 de abril de 2019. En ella, Smith aseguraba ser el propietario al 100%, pleno dominio, de la vivienda de obra nueva. Sin embargo, tan solo un mes después, el 20 de junio de 2019, Smith presentaba una corrección a su declaración, sin motivo aparente. En esta nueva versión cambiaba el porcentaje de su propiedad, asegurando que ahora sólo tenía un 14,3%, una séptima parte. Este cambio también afectaba a uno de sus solares en la misma localidad y aseguraba que pasaba de tener el 25% por herencia al 8% también por herencia.
Viendo estos extraños movimientos -en los que asegura haber perdido el 85,7% de una vivienda y el 17% de un solar- cabría esperar que se deben a que ha vendido parte de esas propiedades. Sin embargo, no sólo no se recoge ningún ingreso por ello, sino que en cada declaración que Ortega presenta tiene menos dinero aún que en la anterior. Pierde dinero, pierde propiedades, y no queda recogido por ningún sitio. También cabría esperar que se equivocó la primera vez que la rellenó la Declaración de Bienes. A fin de cuentas, las declaraciones del Congreso son presentadas pero no son revisadas ni contrastadas en ningún momento.
Sin embargo, EL ESPAÑOL ha podido descubrir que en realidad es dueño del 100% de la vivienda de la que Ortega Smith dice poseer sólo el 14,3%. Según la nota simple en el Registro de la Propiedad, a la que ha accedido este diario este jueves 14 de mayo, Ortega Smith sigue siendo propietario del totalidad de la vivienda de la que declara tener sólo la séptima parte. El motivo, se desconoce. Podría haberlo actualizado en los últimos meses y que en el Registro aún no se haya reflejado, algo extraño, pero EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con Vox y desde la formación han rechazado hacer comentarios.
La situación general de las viviendas y solares de Javier Ortega Smith es laberíntica y oscura. Además, que él mismo vaya cambiando las declaraciones que presenta en el Congreso sin dar explicaciones ni argumentar los motivos, no logra otra cosa que incrementar la opacidad del asunto. Esto cobra aún más envergadura cuando la documentación oficial existente claramente contradice las declaraciones firmadas del secretario general de Vox.
Almacén de uso industrial
Figueras, y Castropol en su conjunto, es una preciosa localidad sita en la ría del Eo. Desde la parte gallega se intuye como una mancha bucólica en medio de la orografía, un pueblo de pescadores que pasó los años a duras penas y que ahora se ha reconvertido en un enclave turístico aún no demasiado masificado. Por ahí pasa el Camino de Santiago, tiene lo mejor de Asturias y lo mejor de Galicia, a tan solo unos minutos. Por ejemplo, está al lado de As Catedrais, la celebérrima playa que esconde sus arenas entre los acantilados erosionados, emulando la imagen de los arcos de una catedral.
Pero las irregularidades urbanísticas de la vivienda de Ortega Smith no se limitan únicamente al vaivén de propiedad. La fábrica de conservas original, antes de que se construyeran las viviendas, está en una finca de 1.038 metros cuadrados. Cuentan algunos vecinos que su estructura era como la de las fábricas antiguas, con la parte del trabajo y la labor en la planta de abajo y con la planta de arriba reservada a la vivienda del patrón. Al final en Castropol muchas viviendas siguen teniendo la estructura antigua por la que la parte de abajo se destinaba a la cuadra y la de arriba a las habitaciones.
Sin embargo, a pesar de que la fábrica de conservas cesó su actividad y se reconvirtió en viviendas, estos cambios no han sido recogidos en el Catastro de la localidad. Según los datos a los que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, la finca sigue teniendo como uso principal el “industrial”. Además, ha sufrido tres construcciones, en el año 2000, cuyo uso principal es el de almacén. No deja de resultar curioso que se califique como almacén de uso industrial algo que hace años que se utiliza como vivienda. Y es que esto puede suponer beneficios fiscales, por ejemplo, si se supedita que el almacén dependa de alguno de los negocios de la familia.
Desde el Ayuntamiento de Castropol han confirmado a este diario que la calificación del Catastro es errónea, más cuando según el plan urbanístico está calificada como finca habitable. Desde el Consistorio comentan que cualquier modificación que se haga en la vivienda o en un edificio tiene que pasar por Catastro para que se den de alta las modificaciones. Esto es responsabilidad del titular. En este caso, presumiblemente no se ha hecho y además no se ha detectado en la revisión catastral que se hizo en el año 2008, la última que hubo. Esto podría suponer una valoración distinta a la hora de pagar impuestos.
Para cambiar un almacén y hacerlo vivienda hace falta acreditar la obra, el cambio de uso y es necesaria una cédula de habitabilidad emitida por el Ayuntamiento. De no ser así se podría estar incumpliendo la normativa urbanística y la familia de Ortega Smith se podría enfrentar a un expediente disciplinario. De todas formas, cabe la posibilidad que hayan legalizado la situación y aún así no figure todavía en el Catastro.
47.052 euros desaparecidos
Este lío urbanístico no es en realidad sino un nuevo episodio en torno a las extrañas cuentas de Javier Ortega Smith, que presentan numerosas irregularidades y que desde Vox no han hecho ningún esfuerzo en aclarar cada vez que este diario les ha preguntado por ello. El pasado mes de diciembre EL ESPAÑOL ya publicaba que al secretario general de la formación le habían desaparecido 47.052 euros entre las declaraciones de bienes que presentó al Congreso tras las elecciones de abril de 2019 y tras las de noviembre del mismo año.
Javier Ortega Smith debería recibir al menos dos sueldos. Uno por su cargo como secretario general de Vox y otro como concejal del Ayuntamiento de Madrid o bien como diputado en el Congreso, a elegir entre ambos ya que no son compatibles. Si bien la partida de la formación no se puede saber porque, a diferencia de otros partidos, las cuentas de Vox no son del todo transparentes, como concejal le corresponde un salario de 65.972 euros brutos anuales y como diputado le corresponde una retribución de 41.746 euros brutos anuales. A este último habría que añadir complementos por las funciones que desempeñe en el Congreso.
Sin embargo, en su Declaración de Bienes y Rentas presentada tras las elecciones de abril de 2019 acreditaba haber cobrado sólo 23.087 euros brutos anuales en el anterior ejercicio. En la siguiente declaración, tras las de noviembre del mismo año, esta cifra descendía notablemente a 14.046 euros anuales, 9.000 euros menos. Con esto, Ortega Smith quiere decir que su salario como diputado o como número dos de Vox es de 1.031,2 euros netos mensuales, una cifra excesivamente baja. El salario de Santiago Abascal, el único por encima de Smith en Vox, es de 55.148 euros como presidente de la formación.
Pero esta no es la única sorpresa que aparece en las declaraciones del número dos de Abascal. También han desaparecido 38.011 euros que tenía bajo el concepto “Mutualidad de la abogacía”. La Mutualidad de la abogacía es una especie de aseguradora para abogados alternativa al régimen de autónomos. Así, esos miles de euros podrían deberse a un plan de ahorros que tenga contratado o a un plan de pensiones, por ejemplo. Por eso, tampoco se explica que ese dinero, que era un bien suyo, haya desaparecido.
A dónde ha ido todo ese dinero, por cuánto le han comprado las propiedades que ya no tiene, por qué cobra tan poco o nada de Vox, por qué oculta todos esos datos. Ahora sabemos que en realidad tiene el 100% de una casa de la que declara tener sólo una séptima parte, pero el resto del dinero no se ve reflejado en sus cuentas bancarias, en las que sólo tiene 2.500 euros. Mientras que la figura política de Ortega Smith se diluye a causa de los estoques del coronavirus, sus cuentas hacen más ruido que nunca aunque de cara a la galería parezcan vacías.