El confinamiento ha terminado en Zarzuela. O, al menos, la nueva normalidad se va instalando poco a poco entre los muros de Palacio. A las actividades de Felipe VI y la reina Letizia se ha sumado, en la mañana de este martes, el rey emérito. Según ha podido confirmar EL ESPAÑOL, Juan Carlos de Borbón ha abandonado el recinto durante al menos unas horas para acudir al hospital.
En concreto, a un centro médico en Madrid, muy próximo a Zarzuela. Con un discreto equipo de seguridad, y ataviado con la correspondiente mascarilla, Juan Carlos, bastón en mano, ha accedido al interior de la clínica. A su lado, una silla de ruedas para facilitarle el desplazamiento.
Lo cierto es que el monarca emérito no goza de una salud de hierro -y por ello ha llevado un confinamiento estricto, al tratarse de una persona de riesgo, a sus 82 años-, por lo que necesita hacerse chequeos por sus últimas operaciones. En agosto del pasado año fue sometido a un triple bypass coronario en el Hospital Quirónalud, de Madrid.
Centro de la diana
El anterior Jefe del Estado, en pleno ojo del huracán mediático, no se había dejado ver desde antes del inicio de la pandemia. A las informaciones más recientes, que desvelan las supuestas comisiones cobradas por sus gestiones en la adjudicación del contrato del AVE a la Meca -una construcción realizada por un consorcio de 12 empresas españolas-, se le añaden los escándalos económicos en relación a su herencia y sus turbios negocios con fundaciones offshore.
El rey Juan Carlos está viviendo sus momentos más bajos desde que accedió a la Jefatura del Estado. El cerco a sus actividades se está estrechando. Por un lado, la Fiscalía del Tribunal Supremo investigará directamente a Juan Carlos por el dinero recibido por el Ave a la Meca.
La diana política también está sobre él: los partidos, especialmente aquellos que se denominan republicanos, siguen con los ojos puestos. Si bien es cierto que el Congreso no ha podido sacar adelante ninguna comisión de investigación sobre sus presuntas corruptelas, dado que sus actividades comenzaron cuando aún era Rey -y, por tanto, su figura es inviolable, según la Constitución-, pero tampoco lo harán sobre los años posteriores a junio de 2014, cuando abdicó la Corona en su hijo.
El 'exilio', su salida
Mientras, la situación es insostenible en Zarzuela. Dentro de 3 días, el 19 de junio, Felipe VI celebrará su sexto aniversario desde que fuera proclamado nuevo rey de España, tras la abdicación de su padre, que se anunció el 2 de junio de 2014. Y su imagen queda cada vez más erosionada con cada titular que ocupa Juan Carlos.
Tal y como publicó este periódico, ya se le está buscando sitio para 'exiliarle' y establecer un cortafuegos para asegurar la estabilidad de la Familia Real. Lo cierto es que es el único movimiento que puede llevar a cabo el Rey: constitucionalmente, no puede despojarle del título de Rey que ostenta Juan Carlos -emérito o no-.
Pero con la ley en la mano, sí que podría decidir que su padre no residiera en un recinto pagado por todos los contribuyentes, propiedad de Patrimonio Nacional. Sería su única penalización, de momento y a expensas de la vía judicial abierta por la Fiscalía.