Por los alrededores de los verdes jardines del exclusivo barrio de Belgravia, en el centro de Londres, es habitual ver un trasiego de gente discreta, exquisitamente vestida, de cualquier nacionalidad. El denominador común es el lujo, y no es de extrañar. Nadie que pueda permitirse residir en la zona pasa apuros económicos.
Quizás sea esa tranquilidad y ese ambiente lo que llevó a Corinna Larsen a establecer ahí su hogar cuando abandonó España y la finca de la Angorrilla en la que pasó sus mejores momentos con el rey Juan Carlos. Y quizás también sea ese el motivo por el que también haya escogido Noelia Muñoz, su asistente personal, el mismo distrito para vivir… y trabajar.
Porque Noelia —natural de Santander (Cantabria) y persona de confianza de Corinna, la mujer que la empresaria alemana sospechaba que la traicionaba y por la que, según se desprende del auto del juez de la Audiencia Nacional, se decidió a contratar a Villarejo para espiarla— continúa a la sombra de la examante del emérito.
Sigue ahí. Sigue con Corinna. Y sigue en Londres.
Según ha podido saber EL ESPAÑOL, Noelia Muñoz Gómez, la secretaria personal, mantiene su puesto en el equipo de Corinna Larsen. Y como la germana, tiene su centro de actividad en la capital del Reino Unido.
La guardiana de los secretos de Corinna
Pero, realmente, ¿quién es Muñoz, la misteriosa trabajadora? La guardiana de los secretos de Corinna y, por tanto, de Juan Carlos; la ama de llaves de su vida, personal de la máxima confianza de la alemana. Esa cercanía queda acreditada en el testimonio ofrecido por la consultora germana al comisario José Manuel Villarejo en 2015, en las llamadas Cintas de Corinna, reveladas en exclusiva en 2018 por EL ESPAÑOL.
Noelia sabía, y sabía mucho. Y eso la hacía peligrosa. Lo ejemplifica esta conversación entre la empresaria y el excomisario, publicada por OkDiario:
—Villarejo: “Utilízala para desinformar también”.
—Corinna: “Exacto, exacto. Una vez veamos…”.
—Villarejo: “Tienes una línea directa en vena. Es lo que se llama chute en vena. Entonces te ahorras buscar la fórmula de cómo mandar mensajes equivocados”.
—Corinna: “Exacto, vamos a ver lo que están haciendo con ella”.
La trampa estaba diseñada. La asistente estaba captada por el enemigo. Así que había que silenciar a Noelia.
Nacida el 2 de enero de 1979, su nombre siempre estuvo ligado al entorno de la examante del rey. Especialmente, al retoño menor de la empresaria, Alexander Kyril zu Sayn-Wittgenstein, que era como “un hijo” para Juan Carlos I.
Testigo de la relación del rey con Alexander
Alex -como llamaba el emérito al pequeño- era el ojito derecho del monarca. Fuentes cercanas a Juan Carlos comentan, en conversación con este periódico, que “estaba loco con el niño”. “Es una cosa que nos tenía a todos alucinados, porque a sus propios hijos nunca les hizo mucho caso. No es que fuera un mal padre, ni mucho menos, pero es que con Alexander se volvía loco”.
Los caminos de Noelia y la familia Larsen confluyeron cuando Corinna se trasladó a Madrid junto a su niño. Lo hicieron para estar más cerca del entonces rey. Fue en el centro escolar al que acudió el hijo de Corinna en la capital de España cuando, por vez primera, una escuchó hablar de la otra.
Alexander, nacido en febrero de 2002, acudía a clase en el American School, en Pozuelo de Alarcón, a algo más de media hora en coche de la vivienda de El Pardo en la que Juan Carlos alojó a Corinna y a su hijo. El centro, creado en 1961, es un colegio privado que se especializa en la enseñanza bilingüe y en una preparación que sigue el modelo estadounidense.
Se trata del centro escolar más caro de Madrid, y sus tarifas varían dependiendo del curso. Hasta los 6 años los padres deben desembolsar 7.200 euros al año; en primaria la cifra asciende hasta los 10.800 euros al año y en secundaria se alcanzan los 18.000 euros al año.
En parte de las conversaciones mantenidas entre la examante del emérito y el excomisario de la Policía Nacional, la alemana detallaba cómo se había producido el primer encuentro. Fue la directora del colegio quienes las presentó: recomendó a Noelia para que se encargara de la supervisión de Alex y la gestión de los asuntos de su madre.
Era 2005. El chiquillo tenía 3 añitos.
La vida de la familia zu Sayn-Wittgenstein [por aquel entonces, Corinna aún utilizaba el apellido y el título de princesa que le había conferido su segundo matrimonio, con el príncipe alemán Casimir, del que estaba divorciada] era plácida. Alexander era el primogénito del noble, no así de Corinna, que se había estrenado en la maternidad años atrás con Anastasia, que ahora roza la treintena y que vive en Nueva York. Ella es fruto de su primer matrimonio con Philip Atkins.
15 años trabajando con la familia
El título de Príncipe -del que su madre presume sin parar y lo presenta como tal, insisten las fuentes consultadas- viene de la zona de Coblenza, en la Renania alemana. El Jefe de la dinastía actual es Alexander Conrad, nacido en 1943 en Salzsburgo, que ejerce como vicepresidente de la Fundación Europa Nostra. Casimir es el segundo de sus hijos varones y Alexander, su nieto primogénito.
Alex creció haciendo uso de sus privilegios: no sólo por su título nobiliario sino por la protección y seguridad que le otorgaba que su madre mantuviera una estrecha amistad con el Jefe del Estado español. Para muestra, un botón: mientras vivió en El Pardo iba en moto por allí.
Concretamente, en un quad que, al parecer, le regaló su madre. “En el pueblo le llamaban ‘el rubio’ porque iba siempre en quad. Era imposible que la gente no se diera cuenta, porque está prohibido ir en moto por el monte: es reserva natural. Pero este podía y había orden de vigilarlo”, revela un trabajador de Zarzuela.
Allí, a su vera, estaba Noelia Muñoz. Y cuando la madre lo mandó a estudiar a Suiza al colegio Aiglon, se quedó dentro del staff con el que trabajaba Corinna. En la actualidad, y pese a las sospechas, siguen trabajando juntas. Ahora, desde Londres.
El papel de Muñoz es sumamente relevante en el entramado judicial en el que se han visto envueltos tanto el rey Juan Carlos como la propia Larsen. Especialmente, porque la supuesta investigación que Corinna encargó a Villarejo sobre ella ha permitido la reapertura de Carol, una pieza separada dentro de la investigación del llamado caso Villarejo y que fue archivada en 2018.
Porque Corinna creía que su asistente, tal y como mantiene el juez Manuel García-Castellón en el auto notificado este lunes, filtraba datos sobre su vida. Y estaba dispuesta a todo por saberlo: tanto, que aparentemente se decidió a contratar al mayor exponente de las cloacas del Estado.
¿Por qué? Porque Muñoz tenía acceso a su vida: a su casa, su trabajo. A todo. Esa información podía ser sumamente importante: Corinna se veía en guerra contra los estamentos del poder en España. Ya había puesto en el centro de la diana al entonces director del CNI, Félix Sanz Roldán.
El jefe de los espías españoles, el más político de todos los encargados de la agencia, fue el otro protagonista, involuntario, de la historia de amor, dinero y poder que casi se lleva por delante la institución monárquica. Un triángulo en el que se vio envuelto cuando la que fuera amante del monarca decidió salvarse como pudiese.
Almuerzos con Juan Carlos
Ahora, cuando hablaba de Noelia, Corinna apuntaba a otra persona, de círculos muy similares al de Sanz Roldán: el jefe de la escolta de Juan Carlos I, el teniente coronel de la Guardia Civil Vicente García-Mochales, lógicamente uno de sus hombres de confianza. A todos ellos conocía Noelia, claro: como su jefa era una más del círculo del emérito, ella siempre estaba a su lado. Hasta almorzó con Juan Carlos en una ocasión.
Corinna Larsen niega -a través de su bufete de abogados, claro- haber contratado o discutido la contratación del excomisario José Manuel Villarejo y haberle pagado "cantidad alguna", de modo que considera "carentes de fundamento alguno" las imputaciones del juez.
Lo cierto es que, cuando se trasladaron a Londres, Noelia continuó en la nómina de la empresaria alemana. Y ahí sigue, residiendo en el mismo barrio, Grosvenor Gardens, que su jefa.
Allí también fue Alexander una vez terminó su etapa en el colegio suizo. En la ciudad inglesa ha acudido a uno de los mejores colegios, y, ahora, una vez ha terminado los estudios secundarios, está pensando irse a Estados Unidos para hacer algo relacionado con derecho o economía. Valora varias opciones. “No va a ser un problema de dinero porque una parte de lo que le regaló don Juan Carlos estaba pensado para pagar sus estudios universitarios”, explica un amigo del emérito.
Así, sin Alexander en su radar, puede que las tareas que desempeñe Noelia Muñoz varíen. Ella ya está más que establecida en Londres: ahora es una mujer casada y comparte su vida con un hombre de origen sudasiático, según ha podido saber este diario.
Probablemente acabe ayudando, en todo lo posible, a su jefa: en el calendario de Corinna está señalado en rojo el inicio del mes de septiembre. Tiene que declarar -probablemente por videoconferencia, aprovechando que es el método más utilizado por la justicia española dado el contexto del coronavirus y el que le eximiría de realizar el paseíllo hasta la Audiencia Nacional, con el foco mediático puesto sobre ella- para esclarecer la posible existencia de ese encargo a Villarejo. Todo por sospechar de Noelia. Pero, pese a todo, ella continúa a su vera.
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