Sufrir la crisis sanitaria más grave de la historia no ha servido para que Gobierno y el partido de la oposición aparquen sus diferencias y acerquen sus posturas. Pablo Casado llegó este miércoles al Palacio de la Moncloa con ganas de cerrar algún pacto de Estado con Pedro Sánchez, que le colocó "fuera de la escena política" cuando se negó a negociar unos Presupuestos -que el PP no ha visto- y a renovar los órganos judiciales que llevan meses en funciones.
Pedro Sánchez anotó las sugerencias del líder del PP, que le ofreció negociar una agencia independiente para distribuir los fondos de la UE y reforzar las lagunas legales para poder confinar sin necesidad de acudir a un estado de excepcionalidad. El jefe del Ejecutivo le pidió que el PP se abriera a hablar de los dos temas más urgentes e importantes para Moncloa, pero Casado se negó radicalmente. La justificación de Génova es que el PP es incompatible con Pablo Iglesias, el líder de un partido que pide la abolición de la monarquía y "está implicado en financiación irregular".
A pesar de las diferencias, Pablo Casado encontró en el presidente del Gobierno un tono cordial en el trato y creyó firmemente en que podrían llegar a algún pacto de Estado como en su día sellaron Felipe González y José María Aznar con el pacto de Toledo, un acuerdo que sigue vigente 25 años después. Se quedó, incluso, esperanzado con recibir una respuesta sobre sus propuestas en las próximas semanas.
El Gobierno, sin embargo, vio en el no de Casado a los Presupuestos una traición del principal partido de la oposición, al que acusó de mantener una "posición obstruccionista" en un momento crucial para el país. En Génova escucharon la intervención de la ministra portavoz, María Jesús Montero, que calificó que el PP "sigue instalado en el frentismo, en la confrontación, en el no es no" y no daban crédito al tono y a las formas. "Casado ha ido a Moncloa con los deberes hechos y Sánchez no llevaba ni un solo papel", defienden fuentes de la dirección nacional del PP.
Encerrona
El entorno de Pablo Casado siente que el presidente del PP ha sido víctima de una encerrona de Moncloa y consideran que el Gobierno es el que no quiere cerrar ningún acuerdo con el principal partido de la oposición. Los conservadores subrayan que Casado ha ido a Moncloa "con los deberes hechos: haciendo propuestas, como la Agencia Nacional para la recuperación económica, y planteando un plan de choque económico o pactos de Estado como la sanidad, dejando clara nuestra posición de diálogo y al acuerdo en las cuestiones importantes para los españoles".
Los populares se quejan de que María Jesús Montero haya "vuelto a atacar al PP, da igual lo que propusiera. Ha respondido a nuestra oferta de acuerdos criticando de nuevo al principal partido de la oposición. ¿Hay que entender del ataque de Montero que no está a favor de un pacto de estado por la sanidad?", se preguntan en Génova. "Montero no ha escuchado la comparecencia de Casado. Parece que le diera igual, como las propuestas planteadas. Antes de que terminara la reunión tenía muy clara cuál era la consigna: atacar al PP", se defienden.
'Así no'
A pesar de que las diferencias parecen insalvables, Casado quiso presentarse ante los españoles como un líder que sí quiere llegar a acuerdos con el Gobierno. "Yo no soy el del 'no es no', si acaso soy el del 'así no'", se defendió. Para enterrar la imagen confrontista que le etiqueta constantemente el Gobierno, Casado ha ofrecido algunos acuerdos a Sánchez. El presidente del PP ha destacado la creación de una agencia para la recuperación económica que sirva para gestionar las ayudas europeas y los planes de emergencia.
La ministra Montero no entró a valorar esta cuestión que considera "totalmente secundaria", y afeó las palabras que utilizó Casado para querer crear una agencia independiente para gestionar las ayudas europeas. "¿Está diciendo el señor Casado que el Gobierno atiende los intereses de los 'lobbies'?", se preguntó antes de insistir en que un partido que dice 'no' a la renovación de los órganos judiciales y a las cuentas públicas es una formación que no prima el interés general sobre el partidista.