Con la presión en aumento de distintas comunidades autónomas para dar cobertura a posibles confinamientos domiciliarios como los que proliferaban en países vecinos de Europa, el pasado 4 de noviembre, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, pidió tiempo para evaluar las medidas implementadas hasta el momento y plantear nuevos escenarios.
"Hay que ser riguroso y darnos el tiempo suficiente para valorar que las medidas que se han implementado producen sus efectos", zanjaba. "Y sabemos por experiencia que este tiempo necesario está entre dos y tres semanas, no antes. Se toma una medida el domingo y no se ven los resultados el martes siguiente", concretaba.
Illa se refería entonces a las acciones adoptadas en función de los indicadores de riesgo establecidos en el documento aprobado entre las comunidades y el Ministerio el 22 de octubre. Medidas, en muchos casos, que se empezaron a aplicar en esa fecha y que se han ido intensificando en las semanas posteriores.
Es difícil, por lo tanto, hacer un balance general pero, según el calendario, esta semana roza el margen temporal establecido. Del 22 de octubre, se cumple el jueves un mes; del 4 de noviembre, dos semanas el miércoles y el esbozo de la pandemia ilustra una estabilización de contagios en niveles extremos y una creciente presión hospitalaria.
20.000 casos diarios
La curva de contagios ha comenzado a dibujar una meseta tras varias semanas de subida creciente, aunque esta ilusión de llanura planea en torno a unos datos que duplican los de hace un mes. Si a mediados de octubre se contabilizaban unos 10.000 casos diarios, ahora se notifican cerca de 20.000.
Según el recuento que ha realizado este fin de semana EL ESPAÑOL ante el vacío de cifras del Ministerio de Sanidad, que dejó de presentar datos a principios de julio por la positiva "evolución de la pandemia" y aún no lo ha retomado, el sábado se registraron unos 18.200 casos y el domingo, a falta de al menos siete regiones, 11.800.
La incidencia acumulada, en base a la última actualización del departamento de Sanidad fechada el viernes 13 de noviembre, coloca a todas la comunidades, excepto a Baleares y Canarias, en "riesgo extremo".
El documento rubricado el 22 de octubre establece un umbral de 250 casos por cada 100.000 habitantes para señalar "situaciones de riesgo extremo en las que se precisen acciones adicionales". De las 17 regiones que lo superan, 14 lo duplican y siete llegan a triplicarlo.
A la cabeza están las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, con 996,73 y 912,28 casos respectivamente por cada 100.000 habitantes; Aragón (871,30) y Castilla y León (819,11). La media nacional se coloca en 498,19, 30 puntos por debajo de la cifra del pasado 4 de noviembre (528,75).
Incremento de muertes
Pese a la evidencia de que los casos empiezan a estabilizarse, no hay efecto en las muertes y hospitalizaciones que, por el contrario, están aumentando y superan los 1.000 y 300 diarios respectivamente.
Según el informe del pasado viernes, en la última semana fallecieron 1.315 personas por coronavirus, casi la mitad de las registradas en los siete día previos al 4 de noviembre (888). Es más, el pasado martes, 10 de noviembre, se registró la cifra de defunciones más alta de la segunda ola: 411 en 24 horas.
La presión en los hospitales denotan, por su parte, un riesgo "muy alto", que el documento de Sanidad establece en un 15% de ocupación en planta y un 25% en Unidades de Ciudados Intesivos.
Andalucía, Aragón, Asturias, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Cataluña, Ceuta, Comunidad Valenciana, Galicia, Madrid, Melilla, Navarra, País Vasco y La Rioja superan ambos umbrales. A nivel nacional, ocupación de camas Covid es del 16,15% y de 31,75% en el caso de UCI. En este caso, los números no despuntan demasiado de los datos de hace dos semanas (16,4% y 29,11%, respectivamente).
El informe de Sanidad recoje un dato que analiza el lapso entre el 3 de noviembre y el 9: la positividad. El Consejo Europeo estableció en el 4% el límite a partir del cual el riesgo de transmisión se ve incrementado. En ese periodo, la media nacional se coloca en el 13,33%.
"Preocupante" pero "estable"
Con estos datos, Sanidad reconoce que la situación es "muy preocupante", más aún considerando el horizonte en una incidencia de 25-50 casos, como pidió el presidente, Pedro Sánchez, en un última comparecencia institucional previa a declarar el estado de alarma que amparaba el toque de queda nacional que cayó el pasado lunes 9.
El departamento de Salvador Illa sabe que los días más duros de invierno están por llegar y que eso provocará un aumento en los contagios. También que el virus es "inestable", como se ha comprobado en regiones como Asturias, País Vasco y Cantabria, que hace semanas despuntaban por sus buenos datos y a día de hoy pasan por un momento complicado.
Pero aún así, parece que, al menos públicamente, la estrategia va a seguir siendo aguardar a que las restricciones hagan su labor ya que, por el momento, al menos, se pueden apuntar el éxito de la estabilización. La cuestión es, entonces, si continuarán apostando todo a ello o comenzarán a poner sobre la mesa otras cartas.
A favor de lo primero juega la determinación de algunos territorios para frenar la curva. Muchas son las regiones que en los últimos días han ampliado el toque de queda, que dejó de ser obligatorio hace una semana, e incluso lo han adelantado. La mayoría también mantiene cierres perimetrales en la comunidad y en municipios concretos e, incluso, hay algunas como Andalucía que han limitado el cierre de la actividad no esencial o Cataluña, donde la hostelería y la restauración están cerradas por completo.
En contra juegan las demandas de estas, aunque con menor intensidad que hace unos días, para poder ir más allá y establecer confinamientos domiciliarios, y, sobre todo, los efectos económicos que tendrían medidas como esas.
En las últimas horas se han sucedido las reclamaciones y exigencias para paliar el daño que muchos sectores están sufriendo por las restricciones vigentes. En esa línea, Pedro Sánchez ha convocado este lunes a los agentes sociales en Moncloa para la Mesa de Diálogo Social para la Recuperación, la Transformación y la Resiliencia, cauce para las negociaciones con Europa en relación con los fondos de ayuda.
Pero no solo eso. En paralelo a lo sanitario y lo económico, la crisis que ha provocado la pandemia está obligando a los bancos de alimentos a afrontar datos desgarradores: el año comenzó con un millón de personas asistidas; tras la primera ola, el número aumentó en medio millón y ahora ya supera los 1,8 millones.
La aritmética entre todos estos factores hace complicado encontrar un equilibrio para seguir afrontando una situación que se extenderá durante unos meses más, pero este es esencial para salir vivos.