En la mano de Carlos Hugo Fernández-Roca (38 años) cabían todos los elementos necesarios para llegar lejos en la política. El otrora diputado de Vox era una apuesta personal del propio líder Santiago Abascal, lo que le valió para ocupar cargos de importancia estratégica en las filas del partido. De cuando en cuando tenía visibilidad y, en su vida prepolítica, logró una reputación como doctorado en Derecho Constitucional, se hizo experto en asuntos internacionales e incluso recibió algún galardón por su trayectoria. Podría haber sido, quién sabe, un Macarena Olona, un Ignacio Garriga. Pero estos días protagoniza un descenso a los infiernos sin precedentes en la formación.
Ahora, la justicia investiga si pudo haber cometido un delito contra la libertad sexual de una veinteañera. El que fue diputado de Vox por Almería ha tenido que declarar ante el titular del juzgado de instrucción número 38 de Madrid tras ser denunciado el pasado 11 de noviembre. Dos días después, el 13 del mismo mes, Carlos Hugo presentaba una extraña dimisión como diputado y dejaba de lado las portavocías de Vox en la Comisión de Seguridad Nacional y de la de Exteriores y de la Unión Europea que ostentaba.
Su dimisión cayó extraña. En ella aludía a una denuncia que había sido puesta contra él, pero no explicaba más detalles. Ahora se sabe que, según ha publicado el diario infoLibre, la denuncia fue interpuesta por una veinteañera, profesora de religión y afín a Vox, que asegura haber sido violada por él la noche del sábado 7 de noviembre. Según la propia víctima dijo en sede judicial, hasta ese momento había sido virgen y la presunta agresión incluso le provocó un sangrado.
La víctima ha contado que ya conocía a Carlos Hugo y que habían quedado en varias ocasiones anteriores. Sin embargo, según su testimonio, esa misma noche del 7 de noviembre ella había bebido y él se habría aprovechado de ello para agredirla sexualmente. Al día siguiente, el 8 de noviembre, la joven acudió a una comisaría de Madrid, pero no llegó a formalizar la denuncia. Finalmente sí lo hizo el día 10, acompañada por un amigo policía, ante la Unidad de atención a la familia y a la mujer (Ufam).
“Tras haber conocido el miércoles la existencia de una denuncia contra mi persona, acudí inmediata y voluntariamente a dependencias policiales para ponerme a disposición”, explicó el propio Fernández-Roca a través de su cuenta de Twitter, ahora eliminada, el día 13 de noviembre. “A pesar de ser inocente, el jueves por la mañana renuncié a mi acta de diputado”, añadió. Su comunicación fue rápidamente aplaudida por el portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, que aseguró que se trataba de una “Reacción ejemplar” y le trasladaba ánimo.
Hoy las tornas han cambiado para Carlos Fernández-Roca. Junto a una fotografía de él, la portavoz socialista, Adriana Lastra, ha publicado lo siguiente: “Dimitió sin dar explicaciones. Está acusado de agredir sexualmente a una chica que acabó sangrando. Es vergonzante y doloroso que alguien así se haya sentado en un escaño del Congreso”. Y la ministra de Igualdad, Irene Montero, ha compartido la noticia con el contundente mensaje de “LA VIOLENCIA SÍ TIENE GÉNERO”, así, en mayúsculas.
Gran trayectoria
Aunque es diputado por Almería, en realidad, Carlos Fernández-Roca tiene poca relación con la provincia andaluza. Su familia sí que es de Lúcar, pero él nació en Albacete y pasó gran parte de su vida profesional en Madrid. Lo que le ha valido en política, según confirman a EL ESPÑOL varias fuentes que le han conocido, es que se trataba de una apuesta personal del propio Santiago Abascal. Así, lo mismo coordinaba a Vox en el Parlamento de Andalucía que se hacía candidato al Congreso en Segovia o Almería. Siempre al toque de lo que el partido necesitara.
Si logró convertirse en un valor en alza dentro de Vox fue por la vida previa a la política. Licenciado en Derecho en la Universidad Europea de Madrid, se diplomó también en Turismo en la de Alcalá y en Altos Estudios Internacionales en la Universidad Rey Juan Carlos. Después de sus estudios, inició una vida dedicada a la academia compaginando múltiples empleos que apabullan a cualquiera con un currículum medianamente estándar.
Según su propia página de LinkedIn, Fernández Roca ha sido académico de honor en la Real Academia Sanctii Martyrs, profesor en la Sociedad de Estudios Internacionales, analista en varios observatorios, académico de la Real Academia de Jurisprudencia, profesor en la Universidad a Distancia de Madrid y presidente de la sección de Derecho Militar y Seguridad del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, entre otros diversos empleos.
Dentro de este, al menos en apariencia, brillante currículum además falta un dato clave: también ha sido capitán del Ejército del Aire y ha ejercido de responsable de comunicación de la base aérea de Cuatro Vientos. Curiosamente, en 2018 aprobó su tesis doctoral -titulada ‘La configuración de los derechos políticos de los militares en el marco jurídico-constitucional establecido para las Fuerzas Armadas’- y que fue dirigida por Elviro Aranda Álvarez, antiguo diputado del PSOE. Cuentan los que la han leído que hasta se trata de una visión progresista del asunto.
Esta trayectoria le ha llevado a que le otorgaran la medalla al Mérito por parte de la Asociación Nacional Sántos Ángeles Custodios de España. Vinculada a la Policía Nacional, la asociación está presidida por el duque de Sevilla, Drancisco de Borbón y Escasany, y le entregó la condecoración la secretaria general, Sofía de Borbón y Mateos. También fue premiado con la medalla de oro del Foro Europa 2001, también por su trayectoria, y el acto aparece recogido en una revista del Ministerio de Defensa.
Apuesta de Abascal
“Hombre, de aquella, era un enchufado. Era uno de los comandados por Madrid para mandar en el tema”. La persona que habla, y que pide permanecer en el anonimato, ha trabajado junto a Carlos Fernández-Roca durante su etapa en Andalucía. “Entró para sustituir a Begoña Conde, que era la tía de Santiago Abascal, y era una tipa brillante, una profesional abrumadora”, añade. Pero, antes, recapitulemos.
Fernández-Roca aparece por primera vez en la vida política antes de las elecciones generales de abril de 2019. Vox, con aún poca implantación territorial pero con mucha fuerza metafísica tras las elecciones andaluzas del mismo año, recurrió a gente de confianza para rellenar unas listas electorales que se preveían decisivas para la formación de ultraderecha. Fernández-Roca fue uno de esos hombres de confianza y concurrió como número uno de Segovia.
Pero la fuerza no era tanta como esperaba y, esa vez, no salió elegido. Entonces, Abascal le premió dándole la Coordinación del grupo Vox en el Parlamento de Andalucía, cargo que hasta entonces había ocupado la tía materna de Santiago Abascal, Begoña. “Se notó mucho el cambio. Begoña, a pesar de ser familiar del jefe, estaba ahí porque valía bastante. Logró que en 40 días Vox en Andalucía empezara a funcionar tan bien en el parlamento como lo podía hacer el PSOE, que llevaba 40 años”, añade la misma fuente. “Luego llegó Carlos y pasó sin pena ni gloria. Hubo unos días, tras Begoña, en los que no había nadie y cuando volvió parecía exactamente lo mismo”, comenta.
Y, la verdad, es que prácticamente no le dio tiempo. Estuvo apenas unos meses como coordinador. Llegó al puesto en julio de 2019 y para las elecciones de noviembre, la repetición en la que Vox pegó el bombazo colocándose como tercera fuerza política, volvió a perseguir su verdadero sueño: entrar en el Congreso de los Diputados. Ahí ya fue como candidato a la Cámara Baja por Almería y, finalmente, sí que consiguió el escaño.
Duró solo un año. Unos días menos, incluso. A pesar de que tuvo mucha visibilidad y que contaba con el favor y aprecio de la cúpula, todo se descarrió ese 7 de noviembre en el que presuntamente violó a la joven. Aunque a los que le conocen le sorprenden los hechos, lo cierto es que da un perfil bastante habitual en este tipo de situaciones: un hombre de poder traspasa barreras frente a una joven que, en este caso era simpatizante de Vox pero que bien podría haber sido empleada de la empresa; o un hombre que aprovecha que una mujer ha bebido demasiado para ir demasiado lejos. A fin de cuentas, ahí está el grito “borracha y sola, quiero llegar a casa”.