España empezó la semana con el doble de casos notificados que el lunes anterior: 61.422 por 30.579. Esa noticia de por sí haría saltar cualquier alarma, pero la realidad es peor de lo que parece: son datos de tres días frente a los cuatro que incluían los del lunes 4 de enero… y están muy condicionados por los efectos del temporal que ha dejado a media España casi incomunicada.
Si no hay acceso a centros de salud ni a hospitales, mal se puede detectar con eficacia. Muchos afectados con inicio de síntomas habrán tenido que esperar a este lunes para hacerse un test y muchos otros aún tendrán que esperar más días ante la verdadera dificultad de cualquier desplazamiento.
Lo mismo puede decirse de los ingresos hospitalarios: lo normal sería ver una bajada drástica en las últimas 24 horas teniendo en cuenta que las ambulancias apenas pudieron funcionar el domingo en buena parte del país. Sin embargo, el Ministerio notifica 1.800 nuevos ingresos. Es una cifra exageradamente alta.
Por ponerla en perspectiva, el pasado lunes se notificaron 1.380 y el anterior, 1.135. Eso, en fines de semana aparentemente "normales", incluso con la posibilidad de encontrar acumulaciones de los viernes festivos que inflaran la cifra.
Los hospitales están descontrolados ahora mismo en media España: la cifra total de ingresados ha subido de 13.458 a 16.792, un incremento del 24,77% en solo una semana. Hay 2.511 camas UCI ocupadas cuando el lunes pasado eran 2.192. Aquí, la subida es del 14,55%, pero el margen es mucho menor.
Como decíamos antes, las cifras sin contexto sirven de poco: España ya salió de la segunda ola con las UCIs tocadas, ampliando unidades a otros entornos hospitalarios que a su vez tuvieron que limitar su uso (salas de reanimación, quirófanos, habitaciones de planta…) con el consiguiente empeoramiento de la asistencia. Cuando Fernando Simón habla de "un 26% de camas UCI ocupadas", hay que recordar que el porcentaje se toma sobre el total ya ampliado y que el Ministerio no recoge la ocupación total por todas las enfermedades.
Generalmente, se considera que el límite del 35% ya indica un colapso inmediato, un sobreesfuerzo sanitario que no puede prolongarse eternamente en el tiempo. Ahora mismo cinco comunidades autónomas superan ese umbral: cuatro de ellas (La Rioja, Comunidad Valenciana, Cataluña y Baleares) en torno al 40%, Madrid en el 35% pero con una tendencia al alza disparatada. En una semana se ha pasado de 351 pacientes en estado crítico a 421. De seguir así, la semana que viene se llegaría a los 502 que fueron el máximo de la segunda ola.
Así pues, la pregunta ahora mismo es: "¿En qué momento de la tercera ola estamos?". Si estamos en una fase avanzada, igual podríamos poco a poco mitigar los daños. Sin embargo, parece más bien que estamos al inicio: los efectos de las reuniones de Nochebuena y Navidad ya se ven en las cifras, pero los de las de Nochevieja y Año Nuevo, aún no están claros por los problemas de notificación de los que hablaba antes.
El hecho de que, con todos los problemas que estamos teniendo para hacer tests y recibir pacientes en hospitales, hayamos doblado los casos de un fin de semana a otro no invita a pensar nada bueno. La transmisión está descontrolada. Si el pasado lunes se notificaban 66.572 nuevos casos en los siete días anteriores, este lunes son 115.154. Un 72,97% más a la espera de consolidar los datos.
Lo que sabemos hasta ahora del virus es que se toma sus tiempos pero es bastante previsible: los incrementos en detección de casos implican incrementos en ingresos más o menos a los 7-10 días. A su vez, en otros 7-10 días esos ingresos pueden derivar en un alta hospitalaria, un ingreso en UCI o una defunción. Algunos casos, obviamente, se complican y necesitan más tiempo, pero son minoría.
En otras palabras, una subida actual del 73% en casos es probable que implique una subida equivalente en ingresos dentro de pocos días. Eso sería insostenible pero a la vez ya es inevitable. Simplemente cruzar el umbral de los 25.000 hospitalizados o de las 4.000 camas UCI en dos semanas sería una desgracia. Hacerlo con una tendencia de contagios aún positiva nos llevaría directamente al confinamiento domiciliario como recurso desesperado.
Aunque Fernando Simón ha descartado por completo esta posibilidad en rueda de prensa, lo cierto es que los números invitan a pensar que será necesario. O eso o un milagro. En las cinco comunidades autónomas donde la ocupación de UCIs ya está por encima del 35%, vemos que las incidencias siguen subiendo.
La incidencia acumulada a 7 días, la que primero nos avisaría de un cambio de tendencia, sube en Madrid de 211,2 casos por 100.000 habitantes a 350 en una semana. En Cataluña, pasa de 166,2 a 286,4; en Comunidad Valenciana, de 105,1 a 231,1; en Balares, de 264,4 a 308,7 y en La Rioja, de 215 a 340,6. Generalmente, el pico asistencial se produce a la semana del pico epidemiológico. Viendo estas cifras, da la sensación de que ambas cosas quedan muy lejos.
Aparte de estas cinco comunidades, es muy probable que otras necesiten medidas similares: Aragón, Castilla-La Mancha, Castilla y León, y Melilla superan los 400 casos por 100.000 habitantes en la incidencia a 14 días. En todos los casos, por supuesto, con clara tendencia ascendente. Más grave aún es lo de Extremadura, que supera esta semana los 1.000 casos por 100.000 habitantes, es decir, más del 1% de la población extremeña se ha contagiado en los últimos catorce días.
Si tomamos los últimos siete, tenemos una cifra de 620,1, lo que nos asegura al menos una semana más de subida en el parámetro habitual de referencia. De momento, los hospitales extremeños han aguantado, pero las subidas que vemos esta semana son demoledoras: el número total de ingresados pasa de 321 a 456 (+44,54%) y el de pacientes en UCI sube de 30 a 49 (+63,33%).
La situación es crítica y no se circunscribe solo a esos territorios: absolutamente toda España sube en su incidencia a 14 días con respecto al lunes pasado e incluso al viernes. En medio de una borrasca que imposibilita movimientos, no me canso de recordarlo porque es clave y puede propiciar aumentos en los próximos días por casos cuya detección se va retrasando y acumulando. Toda España -menos Murcia, en lo que apunta a un error de notificación- sube también en la incidencia a 7 días.
Fernando Simón ha insistido en que la variante británica no está teniendo ninguna relevancia ni la tendrá. Puede ser verdad o no, ni lo sabe Fernando Simón ni lo sabe nadie de momento. Que el confinamiento no se contemple ni como escenario es una imprudencia viendo lo que está pasando en el Reino Unido y en Irlanda o lo que pasó en Dinamarca y Suecia. Cuando explote, como siempre, será demasiado tarde.
La última actualización del Ministerio habla de 406.091 dosis administradas de la vacuna de Pfizer, un 54,6% de lo distribuido. No llega al 1% de la población, es decir, no es muro suficiente para detener la transmisión. Habrá que pensar en otras posibilidades, incluso las más desastrosas para la economía y la salud mental.