La guardia civil que ha logrado que el Papa señale a los curas proetarras: 'Nos negaban hasta el responso'
Begoña Uña, de la Asociación Pro Guardia Civil, consigue que un papa hable por primera vez de la relación de la iglesia vasca con ETA.
10 marzo, 2021 03:18Noticias relacionadas
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"Una condena ante esa falta de sensibilidad, de tacto para con nuestras víctimas, era lo que echábamos en falta". Los cinco años que estuvo destinada en la provincia de Vizcaya, la guardia civil Begoña Uña Cantalapiedra pudo comprobar el modo en el que el terrorismo de ETA había marcado la vida de sus compañeros. Los peores tiempos iban quedando atrás, pero muchas heridas permanecían abiertas.
Begoña tiene 49 años y lleva 25 en el Instituto Armado. Entre el 2000 y el 2005, la destinaron al puesto de Galdácano como agregada en la fábrica de intervención de explosivos.
De allí marchó a Valladolid, en cuya comandancia permanece en el puesto de Intervención de Armas y Explosivos. Compagina esa actividad con su cargo como presidenta de la Asociación Pro Guardia Civil (APROGC), que ha conseguido esta misma semana que un papa se haya pronunciado por primera vez en la historia condenando la relación entre la banda terrorista y la iglesia vasca.
Las declaraciones de Mikel Azpeitia, ex párroco de Lemona (Vizcaya), relativizando los crímenes de la banda, dieron pie a que Begoña y el resto de asociados enviasen una carta a la máxima autoridad de la Iglesia católica. En ella pedían que tomase medidas con este y otros sacerdotes cuyos perfiles han predominado durante décadas en el seno del clero vasco.
Francisco ha querido dejar clara su "cercanía" a las víctimas del terrorismo. También garantiza que rezaba por todas ellas.
En su respuesta, el Papa añadía que pueden remitirse a los cauces internos de la Iglesia española para que sea aquí donde se tramiten las quejas por la posible "connivencia" con ETA de algunos curas del País Vasco. "El propio Ordinario tiene la competencia en primera instancia para valorar cualquier infracción por parte de un clérigo, como se ha hecho en este caso".
Fue en enero cuando desde APROGC solicitaron audiencia con la Nunciatura. "En ese encuentro, que fue muy cercano, se nos comunica que la carta ha sido remitida y que nos darían noticias cuando Su Santidad la leyera", dice Begoña a EL ESPAÑOL.
Casi dos meses después, el pasado 4 de marzo, recibieron un correo electrónico con la respuesta de la Secretaría de Estado de la Santa Sede.
¿Cómo surgió la idea?
Es la primera vez que se hace. A lo mejor hemos tardado más tiempo del que era necesario. Sí que es verdad que muchas de las personas o compañeros que estuvieron en el País Vasco no sintieron esa cercanía por parte de la iglesia vasca pero después, cuando el terrorismo se quedó en un segundo plano, había que continuar. Sin olvidar, pero continuar.
El tema de la Iglesia y los curas vascos se había quedado un poco en el aire, pero que las víctimas nunca van a olvidar. Fue al escuchar las manifestaciones del párroco de Lemona cuando aflora la idea de escribir al papa Francisco, alguien a quien vemos cercano a este tipo de causas. Las manifestaciones como las que hizo esta persona revivieron las viejas heridas que todavía no habían terminado de cerrar.
¿Cuál era la idea de fondo?
Cuando escuchamos aquellas declaraciones nos vinieron a la mente los compañeros asesinados a los que hubo curas en el País Vasco a los que hasta les negaron un responso. A nuestros muertos nos los entregaron por la puerta de atrás.
Una condena ante esa falta de sensibilidad, de tacto para con nuestras víctimas en aquellos momentos, era lo que echábamos en falta.
La Iglesia nunca había emitido formalmente opinión alguna a este respecto. ¿Por qué?
Quizá porque nadie se había dirigido hasta ahora a la Iglesia. Nunca tomó cartas en el asunto. Entendíamos que en algún momento se debería de haber pronunciado sin que nosotros hubiéramos tenido que escribir esta carta. No que el Papa se hubiera pronunciado, a lo mejor no una instancia tan alta, porque no es tan cercano a nuestra causa, pero sí la Iglesia española, que guardó silencio ante los asesinatos de ETA.
¿Cree que sigue persistiendo el problema que durante muchas décadas estuvo presente en el seno de la Iglesia vasca?
Ahora mismo no tengo constancia, y quiero pensar que no, y entiendo que por parte de la Iglesia vasca están ya en una nueva etapa.
Hay incluso sacerdotes que fueron condenados y encarcelados por colaborar con la banda terrorista.
Sí, hubo personas muy cercanas a la banda terrorista. Hubo casos puntuales. Hay que reconocer que la Iglesia vasca tuvo un papel muy complicado, que no justifica el tema pero que hay que tenerlo en cuenta .
Miraron hacia otro lado.
Sí, eso hicieron, como buena parte de la sociedad vasca en aquel momento.
¿Repercusión?
Begoña y el resto de integrantes de la junta de APROGC se pusieron manos a la obra al escuchar las palabras de Azpeitia. Entre todos, con pinceladas comunes, enhebraron un primer boceto de la carta que llegaría a manos del papa Francisco.
El objetivo, explica, era hacer ver a la Santa Sede que no estaban criticando en sí a la iglesia. "Queríamos que se reconociese que, en un momento determinado, la iglesia vasca fue ajena a determinadas sensibilidades".
¿Que repercusión cree que tendrá?
La verdad no sé el recorrido que puede llegar a tener. Valoramos de forma muy positiva, eso sí, la contestación por parte de Su Santidad, asegurando que tiene en cuenta a todas las víctimas y que no va a consentir que casos como este vuelvan ocurrir.
Tras una de las reuniones, el representante del Vaticano en España les anunció que había añadido un dossier en el que ofrecía claves de la relación de ETA con la Iglesia vasca. ¿Qué información concreta contenía ese dossier?
No nos dio a conocer los detalles, pero por la conversación que pude mantener con él, lo que hizo fue ponerle en antecedentes de cuál era el motivo de nuestra carta. Lo que hizo el Nuncio fue explicarle de dónde procedía la carta y el porqué. Nos estuvo preguntando por la Guardia Civil y por la asociación en particular.
El de los guardias civiles es el colectivo con más víctimas a manos de ETA.
230 nada menos. Es un hecho indudable. Forma, por desgracia, parte de nuestra historia. Es algo que ha forjado el carácter y ha ahondado si cabe más en los valores que siempre hemos tenido y que mantenemos.
¿Les ha llegado ya algún mensaje de la Iglesia en España?
No, no nos ha llegado ninguna información.
¿Y desde el clero vasco?
Desde el clero vasco tampoco.