Revilla: "Lo que le están haciendo a Arrimadas me lo hicieron a mí. La llamé para solidarizarme"
El presidente de Cantabria defiende que la Ley de Partidos se reforme para que las actas de diputado pertenezcan al partido y no al cargo electo.
20 marzo, 2021 02:50Noticias relacionadas
Al presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, lo ocurrido en Murcia después de la moción finalmente frustrada de PSOE y Ciudadanos le ha traído viejos recuerdos.
En conversación telefónica con EL ESPAÑOL relata cómo se apresuró a llamar a Inés Arrimadas, a la que no conocía, para solidarizarse y decirle que a él le habían "hecho lo mismo". Fue en 1979, después de las primeras elecciones municipales, con el que luego fue presidente cántabro de Alianza Popular, Juan Hormaechea, fallecido el pasado diciembre.
¿Qué ocurrió?
El Partido Regionalista de Cantabria aparece en la historia en esto del transfugismo. En el 79, Hormaechea se presentó por la UCD, luego ya fue de AP en las siguientes. Para ser alcalde de Santander le faltaba un concejal. Nosotros teníamos cuatro. Entonces captó a uno de los cuatro nuestros.
Todo el mundo pensaba en el 79 que la Ley de Partidos otorgaba a las formaciones políticas la posesión de los cargos, esa era la voluntad del legislador. Nosotros le expulsamos por traicionar la disciplina del partido y remitimos una carta al Ayuntamiento para que corriera la lista.
No corrió la lista y recurrimos a los tribunales, que estaban entonces en Burgos [al no haber aún autonomía en Cantabria] y la Audiencia de Burgos, que tenía todo el ámbito territorial del norte, nos dio la razón, corrió la lista y entró otro concejal, que se llamaba Benito Huerta, que ya murió.
Duró de concejal tres plenos, porque un abogado recurrió al Tribunal Constitucional, y por primera vez dictaminó que los cargos eran unipersonales, creando doctrina. El tránsfuga volvió al pleno municipal de Santander, se anularon los plenos donde había votado su sustituto. Ahí ya se consagró la teoría de que con dinero y con poder puedes alterar los resultados electorales, como ha ocurrido en Murcia.
Pero no fue el único episodio con Hormaechea.
No, en 1987 nos volvió a hacer lo mismo, de manera más escandalosa. Yo fui ya el candidato a la presidencia de Cantabria, sacamos cinco diputados que a él le hacían falta. Primero intentaron comprarme a mí. Me ofecían dinero, el oro y el moro... Y luego, como le faltaban dos, hizo lo mismo que ahora en Murcia, nombrando consejerías... Esto es muy viejo.
¿Y todo eso le contó a Arrimadas?
No la conocía de nada, ni la había saludado nunca. Me hice con su teléfono y la llamé, y estaba muy agradecida. Le conté que esto me lo habían hecho ya a mí, los mismos. Son especialistas en coger tránsfugas, lo tienen ya genéticamente desde hace tiempo.
Arrimadas no es culpable del hundimiento de Ciudadanos, eso es culpa de Albert Rivera, que le deja un partido moribundo.
¿Cree que es ajeno a lo que está pasando?
Rivera terminará en el PP, seguro. Hace que no hablo con él año y medio, pero estoy convencido de esto.
Si Podemos no entraba en la Asamblea de Madrid, Iglesias tenía que salir del Gobierno
¿Cómo cree que percibe esta crisis la ciudadanía?
La gente está harta. Yo estoy ahora camino de un pueblo, a ver los consultorios. La gente me pregunta que cuándo les vacuno, que cuándo llega el dinero... Y ahora llega todo este lío, con las elecciones de Madrid, nos van a tener en un espectáculo lamentable, con el y tú más.
¿Cómo ve la salida del Gobierno de Pablo Iglesias para ser candidato en Madrid?
Podemos era cada vez más irrelevante. Iba de elección en elección de batacazo en batacazo, incluso en Cataluña, donde yo creo que los votos son más debidos a la alcaldesa de Barcelona [Ada Colau]. Entonces si no hubiera obtenido representación en la Asamblea de Madrid, como decían las encuestas, en el Gobierno ya no podía seguir, sería ridículo.
Esta es la última oportunidad que tiene, pero midiendo mal la jugada, porque no ha conseguido ir con Errejón. Ha dejado en el Gobierno a una persona muy valiosa, como Yolanda Díaz.
Podemos en Galicia nada, en Euskadi insignificante, en Andalucía partidos por la mitad, con lo de Teresa [Rodríguez] y en Valencia con lo de Compromís tampoco la cosa está muy bien. Si en Madrid no salía tenía que irse del Gobierno. Ahora ha dejado ahí a la mujer [Irene Montero, la ministra de Igualdad] y a la de Trabajo, que es una buena ministra.
Yo no soy partidario de Ayuso pero las papeletas están muy a favor de que el PP y Vox tengan mayoría y se unan, a los dos días, eso ya lo advierto.
¿Qué opina del candidato de Ciudadanos, Edmundo Bal?
Me parece un buen tipo. Tiene mérito, es abogado del Estado, que es una oposición durísima. Para mí ya eso es un dato positivo, que tengas un trabajo y no dependas de la política para vivir.
Tiene agallas, porque se negó a firmar en aquella cuestión con lo de Sánchez y los independentistas [fue defenestrado de su cargo en la Abogacía por negarse a suscribir el escrito de acusión contra Oriol Junqueras y el resto de encausados por el Tribunal Supremo, al no incluirse la violencia en el relato de los hechos]. Parece que él no quería ir, pero era la mejor opción para Arrimadas, o ella o Bal.
Creo que este hombre se afilió por convicciones a un partido de centro y ha demostrado ser independiente, además de muy preparado. Dará juego en la campaña. Sería muy importante que Ciudadanos entrara en Madrid, tiene que haber un espacio de centro ante esta polarización que hay.
A Arrimadas la van a intentar hundir personalmente, no solo políticamente. Es una mujer a la que tengo especial afecto porque en Cataluña ha librado una batalla muy dura, personal. El ambiente en Barcelona hay que verlo, no es el de Madrid. Se ha jugado el tipo, y sería injusto que desapareciera de la política.