Mazón, el corredor de fondo que resistió a Camps y pelea por devolver al PP la Comunidad Valenciana
El centroderecha valenciano está a punto de cerrar una etapa y abrir otra, como en 1993. Entonces fue con otro alicantino al frente: Zaplana.
9 mayo, 2021 01:59Carlos Mazón (Alicante, 1974), se perfila como único candidato a presidir el PP de la Comunidad Valenciana en el Congreso convocado para el 3 de julio. Este paso le permitirá presentarse como candidato del PP a la Generalitat en 2023 -si no se adelantan las elecciones-, frente al socialista Ximo Puig, presidente de la región durante las dos últimas legislaturas.
Definirle como "esperanza blanca" del centroderecha valenciano no sería de su agrado, como reconocido culé. Casado y con dos hijos en la preadolescencia, amante de la música melódica -incluso llegó a participar en un certamen-, un runner disciplinado como él, sabe que ahora comienza la carrera de fondo. Puig todavía no ha tenido rival de entidad y ahora los populares intentan remontar tras seis años de travesía en el desierto.
Para el asalto al Palau de la Generalitat cuenta con trampolines personales y colectivos como su talante liberal moderado, la capacidad para llegar a acuerdos e integrar y una personalidad arrolladora y afable que no deja que lo político traspase a la esfera personal. De hecho dos personas muy influyentes en su vida procedían del PSOE: el expresidente de la Diputación y la Cámara de Comercio, Antonio Fernández Valenzuela, y el tío carnal de su mujer, el diputado, José Bebiá.
Si la política son ciclos, el centroderecha valenciano está a punto de cerrar una etapa y abrir otra, como en 1993. Entonces Eduardo Zaplana supo aglutinar el voto mayoritario de una ciudadanía cansada de los rodillos socialistas de Joan Lerma. El cartegenense-benidormí acertó al apoyarse en el poder territorial de la provincia de Alicante, integrar a Unión Valenciana y devolver el “orgullo” a una comunidad que se sentía de segunda división en el conjunto de España.
Hoy se vuelven a configurar estos mismo mimbres. El centroderecha se está reunificando con la debacle de Ciudadanos, con quien Mazón gobierna la Diputación de Alicante en buena sintonía. Esto le permite ser la primera figura institucional del PP en toda la Comunidad y auténtica oposición a las políticas del Botánico (PSOE-Compromís-Podemos). Y Alicante, relegada durante los tiempos de Francisco Camps, Alberto Fabra y Puig, es una provincia dispuesta a hacer valer de nuevo su peso poblacional y económico en el conjunto de la región. Como entonces.
“Macarenista”
La izquierda trata por todos los medios de colocar la etiqueta de "zaplanista" sobre Mazón para desgastarle. Pero se trata de una lectura simplista y no siempre acertada. En 1999, con apenas 25 años, el alicantino fue encumbrado como director general de Juventud de la Generalitat por Eduardo Zaplana, que supo ver que el Instituto Valenciano de la Juventud (IVAJ) debía de tener al frente a alguien de la misma generación que sus potenciales clientes.
Pero aquella operación también servía de vertebración territorial y de reconocimiento a la labor de la agrupación local del PP de Alicante, que sentía minusvalorada frente a la benidormí, de donde procedía el propio Zaplana.
Antes, para su ascenso en el PPCV, Zaplana tuvo que pugnar duramente contra los restos de AP de la capital alicantina que lideraba Juan Antonio Montesinos. Le ganó, pero poco después integró en su equipo a Macarena Montesinos, hija del fundador de AP y actual diputada nacional. Con el nombramiento de Mazón en el IVAJ saldaba una deuda con la ciudad y con sus nuevos aliados.
Carlos Mazón es hijo de un conocido hematólogo alicantino del mismo nombre que fundó el Banco de Sangre de Alicante y formó parte del equipo médico de la Plaza de Toros de la ciudad. Fue afiliado de AP, pero sin ocupar ningún cargo orgánico reseñable. Falleció el mismo año en que el joven entró en política activa y Alicante le ha dedicado una calle.
Movimiento estudiantil
El hoy presidente de la Diputación de Alicante no se afilió directamente a Nuevas Generaciones del PP (NNGG). En aquella época se decantó por el activismo estudiantil en la Facultad de Derecho de la Universidad de Alicante, donde cursó la licenciatura de 1992 a 1997.
El campus vivía los sobresaltos de la lucha constante entre un rector “progresista”, Andrés Pedreño, y Zaplana: la causa no era política sino académica. Al PP se le acusaba de haber provocado la segregación de la 'joya de la corona', Medicina, para crear a tan sólo 20 kilómetros de distancia, en Elche, una nueva institución académica pública más alineada con sus políticas: la Universidad Miguel Hernández. Precisamente Elche fue baluarte socialista hasta 2011, muchos años después.
Mazón comenzó a destacar en Programa 10, una de las pocas asociaciones de centroderecha de la universidad alicantina. Barrían en las elecciones a claustrales de su facultad porque sólo se presentaban en Derecho. Tenían por lema el no politizar la universidad. A cambio, sufrían las represalias de un rector empeñado en hacerles pasar por "aliados" de la Generalitat.
Su mayor éxito fue una multitudinaria concentración ante el Colegio de Abogados contra la pasantía obligatoria. De hecho, Mazón todavía hoy mantiene amistad con algunos de sus adversarios de entonces, los “universitarios progresistas” (UP) hegemónicos en el campus.
Fue en ese ambiente donde Mazón coincidió con los cachorros de Zaplana: Sebastián Fernández, de Benidorm, Mónica Lorente, de Orihuela, Manolo Gómez, de Calpe o Consuelo Maluenda, de Monóvar. Comenzó a hacer amistad con ellos y terminó entrando en NNGG, donde le denominaban “el niño”.
Tanto entonces como ahora, en su primera y en su segunda entrada en política, la verdadera mentora de Mazón ha sido Macarena Montesinos, el alma del PP en la ciudad de Alicante y quien ha sabido inculcarle una máxima: "esperar el momento adecuado para dar el paso justo". Algo que a la larga les ha valido a ambos, pero que durante muchos años les ha alejado de los centros del poder.
En política
Tras su paso por el IVAJ, en 2003 fue designado director general de Comercio y Consumo de la Generalitat y un año después, con Francisco Camps ya como presidente del PPCV y de la Generalitat, director general de Consumo y Seguridad Industrial.
Con Camps llegó la ruptura del partido. Montesinos y Mazón decidieron seguir siendo leales al proyecto original bajo el liderazgo del también alicantino José Joaquín Ripoll. Y lo pagaron. En las siguientes elecciones Camps impidió que Montesinos pudiese presentarse por su ciudad y Mazón tuvo que refugiarse en las listas municipales de Catral, en el partido judicial de Elche, de donde procedía parte de su familia. Eso le permitió ser designado diputado provincial de Infraestructuras y acceder a una de las vicepresidencias de la institución que presidía Ripoll.
En el partido, se ocupó de una de las labores más ingratas pero de las que más curten, la secretaría de Organización provincial. Todo ello, en plena guerra fratricida que mes a mes iba ganando Camps. Conseguir mantener a Ripoll como presidente provincial del partido por tan sólo cinco votos de diferencia y con toda la Generalitat en contra en el Congreso provincial de Orihuela de 2008 resultó un éxito abrumador.
No obstante, un año después Mazón dejó la política. Razones personales, profesionales y el desencanto por un ambiente irrespirable, le llevaron hasta la Cámara de Comercio, donde ejerció de director gerente con el apoyo de Valenzuela, bajo las presidencias José Enrique Garrigós y Juan Riera. En este cargo se enfrentó en 2010 a toda la remodelación del sistema cameral que por ley perdía la “cuota obligatoria”.
Esa falta de financiación unida a la crisis económica le obligó a ejercer de comercial de la Cámara por toda la provincia. Dos años antes de dejar el cargo había mutado los números rojos de la institución en negros.
Limpio de corrupción
De la política a la empresa Mazón se llevó una mancha en el expediente. Fue imputado en una de las 20 tramas de la “causa Brugal”. Policía y Fiscalía le acusaban de haber mediado para que dos empresas de hormigones de Elche y Alicante, obtuviesen obras en la Diputación a cambio de financiar la Fundación del Hércules Club de Fútbol.
La juez terminó archivando la causa por petición expresa de la Fiscalía. La magistrada dejó negro sobre blanco que la decisión de adjudicar obras a esas dos empresas procedió única y exclusivamente de los técnicos de la Diputación, sin que Mazón influyera en absoluto.
Sin esa losa, en 2015, todavía en la Cámara de Comercio, hizo un tímido intento de postularse como candidato a la Alcaldía de Alicante por el PP. Los sucesores de Camps lo impidieron, obsequiándole con un puesto en la cola de la lista a las Cortes Valencianas que nunca llegó a ocupar. Una vez más dio un paso atrás porque no era el momento. Como Montesinos, que había sido relegada por los rajoyistas en Madrid.
Afín a Casado
Antes de las elecciones municipales y autonómicas de 2019 se especuló con la posibilidad de que liderase una lista de Cs en Alicante. Los naranjas estaban en ascenso y necesitaban un cabeza de cartel. Desde el PP nunca se dio pábulo a esos rumores. Mazón había demostrado lealtad a las siglas incluso cuando le segaron la hierba bajo los pies. No iba a cambiar de chaqueta.
Al mismo tiempo, en Madrid se producía la victoria de Pablo Casado sobre Soraya Sáenz de Santamaría y los herederos de Mariano Rajoy. La cúpula del PPCV, encabezada por Isabel Bonig, que como siempre se había alineado con el oficialismo, quedó en entredicho.
Macarena Montesinos formaba parte de la primera línea de esa operación junto a su amigo Teodoro García Egea. Por eso, cuando el alcalde de Alicante, Luis Barcala, anunció que Mazón se integraba como número dos de su lista electoral, ya no había duda posible. Alicante se postulaba con fuerza en el nuevo PP. Mazón se perfilaba como candidato a la presidencia de la Diputación que por aquel entonces estaba en manos del también popular César Sánchez, afín a Bonig y al que era su principal valedor, José Císcar.
Los herederos de Camps habían sentado un precedente defenestrando a Ripoll cuando todavía era presidente de la institución provincial. Los de Casado podían hacer lo mismo sin complejos ahora con César Sánchez como heredero de Camps y afín a Bonig. El PP ganó la Alcaldía de Alicante y la Diputación e iba a gobernar con Cs. En Valencia y Castellón, los populares sufrieron una gran derrota. Mazón se convertía, de facto, en el rival de Puig.
En los dos años de presidente de la Diputación, el consenso ha sido la nota dominante, habiendo logrado aprobar los presupuestos no sólo con el apoyo de Cs. El primer año se sumó Compromís y el segundo los nacionalistas y el PSOE. Lo mismo que todas las medidas anticovid de la institución, aprobadas por unanimidad.
La renuncia de Isabel Bonig a la reelección y la convocatoria del Congreso Regional del partido han propiciado su definitivo paso al frente apara presidir el partido y plantar cara a Ximo Puig. Esta vez parece la decisión oportuna en el momento justo.