El Centro Nacional de Inteligencia y los servicios de información de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado alertan en un reciente informe de que el espionaje extranjero incrementará su actividad a través de ciberataques dirigidos hacia España a lo largo de los próximos años. Este riesgo se destaca junto a otros como posibles y futuros atentados terroristas que podrían ser perpetrados por 'lobos solitarios' en nuestro país: "Se considera la opción más probable a la hora de que se produzcan atentados en el territorio español".
El Departamento de Seguridad Nacional (DSN), el órgano de asesoramiento al Presidente del Gobierno en materia de Seguridad Nacional, alerta de estas amenazas en su Informe Anual 2020, un documento de casi 400 páginas a cuyo contenido ha podido acceder EL ESPAÑOL.
Cabe esperar, detalla el informe, que el número de ciberataques procedentes de servicios de inteligencia de otros países o entidades asociadas siga creciendo en los próximos años. Los principales objetivos de esos ataques continuarán siendo, por un lado, "la Administración Pública y las empresas de sectores estratégicos", y por otro la "propiedad intelectual e industrial de determinadas organizaciones públicas o privadas pertenecientes a la industria aeronáutica, energética, de defensa o de investigación científica".
El CNI destaca que a lo largo de 2020 se han incrementado las campañas de "desinformación y propaganda" en el exterior por parte de algunos estados, particularmente en lengua española. A través de diferentes medios de creación, difusión y viralización de contenidos, "se han ejecutado estrategias de desinformación agresiva para tratar de desestabilizar países pertenecientes a la UE o la OTAN".
Estos desequilibrios se lograban mediante el desprestigio "de sus Estados miembros y de las propias organizaciones internacionales". También mediante la "deslegitimación y el descrédito de las instituciones y del sistema democrático y la polarización social".
Lobos solitarios y viajeros frustrados
Para los Servicios de Inteligencia, uno de los principales retos del futuro será "detectar y neutralizar" la amenaza terrorista derivada de integrantes o simpatizantes de Daesh, el autodenominado Estado Islámico, o de Al Qaeda. Esa amenaza llegará a través de actores solitarios que actúen por libre o que organizarán células yihadistas para atacar en Europa.
Esa amenaza, si bien quedó atenuada debido a las restricciones en el período de pandemia, vuelve a hacerse ahora tan palpable como nunca. Este último año, debido al incremento en el uso de tecnologías, los autores del informe alertan que han detectado que la población ha estado más expuesta a contenidos radicales que Daesh difunde como propaganda. También Al Qaeda ha tratado, en menor medida, de capitalizar la pandemia con llamamientos, tal y como reveló EL ESPAÑOL, para atacar objetivos occidentales, israelíes y estadounidenses por todo el mundo.
El Departamento de Seguridad Nacional indica que a lo largo del 2020 siguieron detectando en diversos espacios virtuales, como en años anteriores, la presencia de propaganda yihadista en español. "Es probable que esta tendencia continúe en 2021", sentencia el informe. "Cabe considerar además que los graves problemas socioeconómicos causados por la pandemia crean un contexto favorable para la radicalización".
Los objetivos preferentes de las organizaciones terroristas continúan siendo las grandes concentraciones de personas. Esta clase de situaciones pueden volver a ser "objetivos factibles" al levantarse las limitaciones para el control de la pandemia ante el positivo avance de la inmunidad de rebaño gracias a las vacunas.
En cualquier caso los servicios de inteligencia alertan que las organizaciones yihadistas están pidiendo a sus seguidores "que no viajen a zona de conflicto, puesto que es más útil que cometan acciones violentas en sus respectivos países".
La mayoría de los detenidos en España a lo largo del año 2020, tanto por la Comisaría General de Información (CGI) de la Policía Nacional como por la Jefatura de Información de la Guardia Civil (SIGC), son sujetos que viven en España y que han experimentado una progresiva radicalización violenta.
El número de detenidos disminuyó con respecto al año anterior. Si en 2019 eran apresadas 58 personas, en 2020 se detuvo tan solo a 37 por actividades de esa índole. De muchos de ellos destaca la presencia de lo que los servicios de inteligencia definen como "viajeros frustrados", tipos que abortaron su desplazamiento o regresaron de lugares como Siria, en los que el poder de determinadas organizaciones se ha visto limitado en los últimos años.
La amenaza pandémica
En el pormenorizado análisis el DSN sitúa las epidemias y pandemias como las principales amenazas para la Seguridad Nacional en los años venideros. La crisis generada por la Covid-19 es considerada como la más grave desde la Segunda Guerra Mundial en términos de número de muertes y casos diagnosticados.
El informe destaca el modo en que la pandemia del coronavirus está teniendo duras consecuencias en múltiples ámbitos relacionados con la Seguridad Nacional, trascendiendo el ámbito sanitario y la seguridad de la salud pública.
A continuación, son cuatro las amenazas y los desafíos que, junto a las epidemias y pandemias, se sitúan de forma destacada en la zona más alta de la tabla en el mapa de riesgos que maneja este órgano asesor dependiente de la Moncloa: la inestabilidad económica y financiera, la vulnerabilidad del ciberespacio, el espionaje y los flujos migratorios irregulares.
La práctica totalidad de los riesgos a la Seguridad Nacional se encuentran en la zona de peligro definida, para los servicios de inteligencia, por unos niveles de impacto y probabilidad altos o muy altos.
El informe señala también que las estrategias de desinformación emprendidas por servicios extranjeros se han focalizado en campañas en las que se utilizaron, con frecuencia, narrativas relacionadas con la pandemia de la Covid-19: "Precisamente, la crisis sanitaria ha puesto de relieve varios elementos que caracterizan las estrategias de desinformación, entre los que cabe destacar: la colaboración de los principales actores de desinformación ante objetivos compartidos, la adaptabilidad y flexibilidad en función de las circunstancias, la prevalencia de criterios de oportunidad y las narrativas propias de la propaganda política y de desprestigio del adversario".