Tomás Cobo aterriza en Madrid un miércoles. Reuniones, entrevistas, comisiones de trabajo… y, de nuevo, a su Cantabria natal en menos de 48 horas, a pasar consulta en la Unidad de Dolor de un municipio de menos de 1.500 habitantes, y al hospital. Su trabajo lo compatibiliza con las obligaciones de su nuevo cargo: presidente del Colegio de Médicos de España.
Cobo no lleva idea de jubilarse aún, pero el 33% de sus compañeros sí, por eso presiona a las Administraciones para mejorar sus condiciones laborales. Porque las malas condiciones al principio de la lucha contra la Covid tuvieron fatales consecuencias que no olvida: 118 médicos en activo perdieron la vida.
Habla claro ante el micrófono y dice que lo hace igual cuando se pone ante un político. De momento, al Rey lo ha visto cuatro veces pero "no le he sacado nada", bromea. ¿A la nueva ministra? No ha tenido aún oportunidad.
Dermatología y Plástica son las dos especialidades preferidas por los nuevos médicos y que antes agotan sus plazas disponibles. Son especialidades muy ligadas con la práctica privada. ¿Los médicos prefieren trabajar en la privada?
Algunos médicos prefieren ganar dinero. Pero bueno, fuera de eso, son especialidades que hacen falta y a los que elijan estas profesiones no les va a faltar trabajo. Aunque, por decirlo claramente, son las especialidades que más retribución tienen ahora mismo.
Hablemos pues de salarios, ¿cuál es la situación laboral del médico en España?
Los médicos, en el entorno de la sanidad pública, tenemos grandes problemas. En estos momentos, el 50% tiene contratos precarios, estamos muy por debajo de los sueldos de nuestros compañeros europeos y, además, tenemos un problema con la formación médica continuada.
Hace un mes firmaron un acuerdo con la Unión Europea de Médicos Especialistas (UEMS)…
Exacto. Esto encaja dentro de la libre circulación de médicos en Europa. Es decir, si en tu currículum pone que tu formación está acreditada en el entorno europeo, puedes acceder a plazas profesionales en todo el continente.
Además, estamos trabajando en el famoso Erasmus MIR. Un programa que tenemos que sacar adelante gracias a los fondos UE4Health que ha destinado 1.800 millones de euros exclusivamente para formación. También Hay una red de hospitales europeos, entre ellos algunos españoles, que están dispuestos a colaborar en el intercambio de profesionales médicos en su etapa de Formación Sanitaria Especializada.
Esta formación internacional conseguirá desendogamizar la formación MIR, que en España está muy localizada. Si a un médico le toca estar en un servicio, apenas se mueve en cinco años. La estancia del Erasmus MIR, a mi gusto, debería de ser obligatoria durante un año de carrera.
En el terreno internacional también está la iniciativa de crear una facultad en África.
En efecto. La Facultad de Medicina Panafricana surge a imagen y semejanza de la Escuela Latinoamericana de Medicina en Cuba. Se trata de un proyecto liderado por la Organización Médica Colegial que tiene el aval del Gobierno de España, a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional. Su propósito es formar médicos en África y para África. Nosotros, desde la OMC, ponemos los médicos voluntarios que estarían dispuestos a ir para hacer acciones puramente docentes.
¿Qué países barajan para su ubicación?
Tenemos Guinea Ecuatorial, que ya hemos hablado con el primer ministro y estarían encantados. También se ha planteado Etiopía, porque está allí la Unión Africana. Pero es algo que hay que pensar aún.
Desde el Colegio se está trabajando en combatir las agresiones a profesionales sanitarios. ¿Es necesaria una ley que unifique las medidas para acabar con este problema?
Que en una comunidad autónoma haya una medida y en otra no… Es lo que tenemos cuando tienes 17 servicios de salud. Ahora bien, hemos conseguido que el Ministerio del Interior ponga en marcha la figura del interlocutor policial. Hay uno por provincia. Nos imparte cursos sobre defensa personal y unifica un poco las medidas.
Las agresiones a sanitarios son una respuesta progresiva al... "muchos aplausos, pero una gran desconsideración hacia la profesión médica".
¿Qué opina sobre los aplausos?
¿Qué esperaba la gente? ¿Que no lo hiciéramos? Es nuestro trabajo. Nos dedicamos a esto. Las circunstancias han sido nefastas, pero no nos íbamos a ir. Es inherente a nuestra vocación.
Las batas blancas consiguieron una mayor inversión en Sanidad tras los recortes, pero los grandes problemas siguen ahí
Durante cinco años consecutivos hubo movilizaciones de las llamadas batas blancas o marea blanca. Un movimiento que luchaba contra los recortes en Sanidad. ¿Estaban politizadas estas marchas? ¿Por qué ahora no salen a manifestarse con los médicos cuando han pedido mejoras salariales?
El modelo, tal y como lo tenemos entendido con una sanidad pública y gratuita, no se puede mantener con un 6% del PIB. ¿Respecto a movilizaciones? Por nuestra parte nos ha sido imposible hacer movilizaciones. No hemos parado de trabajar.
Pero la movilización social, las mareas por la Sanidad, ¿funcionaron?
Salían a defender el modelo sanitario. Se hicieron fuertes en la época de los recortes, que fue terrible, y algo consiguieron. Desde entonces sí que se ha hecho una mayor inversión. Eso no quiere decir que se hayan solucionado los grandes problemas, esos siguen ahí.
El presidente de SATSE se quejaba de que los fondos europeos que llegarán por la pandemia no se destinarán a Sanidad. ¿Usted está de acuerdo con el plan para la Transformación y la Resiliencia del Gobierno de Sánchez?
Por romper una lanza a su favor, diremos que los fondos europeos están muy ajustados. El Gobierno se puede salir muy poco de la ruta que se ha marcado desde Bruselas. Y la partida es muy escasa.
Por lo que tenemos que luchar es por los fondos del programa EU4Health. Nuestro modelo sanitario se quedará rezagado si no lo reforzamos con esos fondos. Cada vez son más los ciudadanos que van a por un seguro privado, y eso tiene una consecuencia: que los que menos dinero tienen serán los más desfavorecidos.
Hablemos de innovación. Varios hospitales recibieron maquinaria de última generación donada por la fundación Amancio Ortega. En Valencia, por ejemplo, una lleva parada más de un año. ¿Qué le parece?
Esa es la equivocación del modelo. Lo que tenemos que hacer es enriquecernos de todo aquel que quiera aportar sinergias. Ese concepto que tiene el ciudadano de que todo tiene que ser sólo público es erróneo. Los conciertos público-privados son beneficiosos.
Hay partidos que critican estas donaciones…
Es una visión muy estrecha de la realidad. No hay que generar conflictos, sino identificar problemas y solucionarlos.
Eliminar la mascarilla en la calle no incrementa la propagación del virus, pero sí da una sensación de relajación
¿Cómo es posible que España esté en la quinta ola epidemiológica? ¿No hemos aprendido de la experiencia?
Había tres medidas claves: lavado de manos, distancia y mascarilla. El contagio está aumentando entre las personas que no están vacunadas porque las tres armas que teníamos no se están utilizando. Hemos fallado a la hora de concienciar a la gente de la más elemental solidaridad. Por educación cívica, uno debe ponerse la mascarilla.
También ha habido directrices contradictorias por parte de nuestras autoridades sanitarias, y ahí está el fallo. Un día discutíamos que había que bañarse en la playa con mascarilla y a las tres semanas decíamos que ya no hacía falta por la calle. Eliminar la mascarilla en la calle, con distancia social, no va a incrementar la propagación del virus, pero sí va a dar una sensación de relajación.
¿Los 17 sistemas sanitarios han venido mal o bien para combatir la pandemia?
Con la Covid-19 ha funcionado la cogobernanza del Sistema Nacional de Salud ligado al Interterritorial. Antes, estas reuniones eran una al año y ahora hemos conseguido que la reunión sea una vez a la semana.
Ahora bien, la divergencia de los sistemas sanitarios nos va mal. Pero no podemos hacer nada. Esto es así y no podemos cambiarlo. Hemos montado este sistema y ahora hay que aceptarlo. Por eso tiene que haber reuniones del Interterritorial (post-Covid) con tanta frecuencia como las está habiendo ahora.
Desde mi punto de vista, hace falta un claro liderazgo del Ministerio de Sanidad en esta cogobernanza y que haya unas carteras de servicios sanitarios comunes a todas las comunidades autónomas. Cuanta más sinergia se cree, mejor nos irá, pero la batuta la tiene que llevar el Ministerio.
Cantabria está cerrando el ocio nocturno con una incidencia acumulada similar a la de otras regiones que no toman esa medida. Castilla y León, que no tiene malos datos, pide un toque de queda… Y Carolina Darias no puede hacer nada sin estado de alarma para acabar con ese descontrol.
Claro, por eso digo que dentro de esta cogobernanza hace falta un liderazgo. Unas medidas claras y consenso. Porque la cogobernanza no es que mande uno y todos cumplan, sino que se tomen medidas en colaboración con todas las partes.
Aun así, todo esto de lo que estamos hablando ahora se acabará con la inmunidad de rebaño en agosto. ¿Hasta ahora ha hecho falta una mano reguladora? Sí, sobre todo para no desconcertar a la ciudadanía.
Tenemos que ir hacia la europeización del sistema sanitario, acercar la Atención Primaria a la Hospitalaria
Pero la cogobernanza sanitaria no empieza y acaba con la Covid-19. Si el próximo Consejo Interterritorial aprueba, como ya hace alguna comunidad, cribados de cáncer colon para todos los mayores de 40 años, eso no puede quedar al arbitrio de cada región.
Así es, pero todo es por una falta de liderazgo, en España y en Europa.
No me ha contestado a la pregunta original. Entonces, ¿es bueno tener 17 sistemas sanitarios?
La idea de este sistema sanitario es acercar la sanidad al ciudadano y, cuanta más proximidad, mejor. Pero como todo en la vida tiene sus partes buenas y sus partes malas.
Pero, por resumir, hay que pensar en una reforma de nuestro modelo sanitario. Tenemos que ir hacia la europeización del sistema, acercar la Atención Primaria y la Atención Hospitalaria gracias a la transformación digital, y reforzar la Salud Pública. Eso es imposible si nuestros médicos de Familia y Comunitaria no pueden conocer a sus pacientes porque están en su puesto de trabajo un mes. Es imposible. Para todo eso hace falta mucho dinero.
¿Qué opina de las dificultades que puso Cataluña para vacunar a policías y guardias civiles?
Una pena. Hay que reconocer algo: la política se ha infiltrado en el tejido de la profesión sanitaria. En un momento determinado, cualquier médico, y no sólo en Cataluña, se puede ver presionado por el gestor político de turno.
En los hospitales comarcales, el director médico y el director gerente cambian al son de la Administración. Eso da inestabilidad al hospital y a sus pacientes. Por todo esto, llevamos años reclamando un Pacto de Estado por la Sanidad en el que se hable de la cogobernanza, de la forma de hacer las cosas en la sanidad pública, del papel de la privada y de un nuevo modelo asistencial más centrado en la Atención Primaria.
¿Hay un error en el sistema por querer tener en todas las provincias un equipo de trasplantes en cada hospital de cabecera?
Exacto. Hemos ido hacía ahí y no es el camino. No tiene sentido tener unidades de trasplantes que hacen una o dos intervenciones al año. Lo que interesa es que el médico que te atienda tenga un bagaje profesional de muchos pacientes al año.
Hemos dejado a las residencias demasiado independientes y con demasiada desconexión con el centro de Atención Primaria
Habla de que la política se mete en la gestión sanitaria. Durante la Covid se han usado las residencias como arma arrojadiza entre partidos, comunidades y Estado… Como cuando se filtraban los documentos de limitación de esfuerzo terapéutico que llegaban a los hospitales.
Durante la pandemia, lo que ha sucedido es que los mayores eran los más frágiles y, por eso, han sido los más afectados por la infección. Pero debo decir algo: ningún paciente susceptible de ser atendido en una cama de intensivos ha quedado sin atender.
La limitación del esfuerzo terapéutico ha existido antes y después de la pandemia. Pero lo que hemos aprendido de la Covid es que las residencias de ancianos tienen que encajar dentro del modelo de sanidad que tenemos: público, universal y gratuito.
¿Medicalizadas?
Sí, desde luego, aunque depende de cómo sea la residencia porque hay un gran abanico de modelos con pacientes muy diferentes. Fuera como fuere, hay que prestarles muchísima atención.
Esta pandemia ha dejado patente que los cuidados en algunos de estos centros no eran óptimos. El problema es que hemos dejado a las residencias demasiado independientes y con demasiada desconexión con el centro de Atención Primaria.
Acaba de ponerse en marcha la Ley de eutanasia. ¿Cuál es la posición del Colegio de Medicos al respecto?
Es una ley exprés que ha contado entre poco y nada con esta casa. Es una ley muy administrativa que no tiene el visto bueno de la profesión. Pero el debate de la eutanasia es social y no sólo de la profesión médica. Por ello se ha aprobado en el Parlamento por una mayoría de partidos. Ahora, hay que mirar hacia delante y nosotros tenemos el máximo interés por participar y por saber qué hay que hacer para garantizar que todo se realice bien.
¿Teme que falten médicos para realizar eutanasias?
No. Esta ley, en cierto modo, viene a regular cosas que ya se venían haciendo, como la limitación del esfuerzo terapéutico, que tiene todo el sentido. Si me preguntas por el registro de objetores, te digo mi opinión: no es útil. Un profesional puede cambiar de opinión frente a cada paciente. La objeción no es definitiva porque cada paciente es diferente.
Otra ley en marcha es la ley Trans. Antes se precisaba la opinión de un facultativo y de informes que avalaran el cambio de género. La nueva norma permite a la persona cambiar de sexo en el registro sin ese análisis. ¿Le parece bien?
Es una cuestión de libertad de las personas y yo estoy a favor de la libertad de las personas. El médico aquí tiene que participar lo justo. Tampoco creo que se necesite el informe de un psiquiatra, porque eso daría a entender que existe algún tipo de patología, y no hay ningún tipo de patología: es una cuestión de pura intimidad.
Lo único que me preocupa es la juventud, porque hay una mayoría de edad que está para algo. Más allá de como presidente de la institución, como padre, me preocuparía la edad a la que se permite hacer el cambio.
Su primera batalla contra el Ministerio ha sido liderar un cambio en el modelo de asignación telemática de las plazas de Formación Sanitaria Especializada (FSE).
Es un tema que viene del anterior Ministerio, el de Salvador Illa. Hay que avanzar hacia la digitalización y la telematización de este proceso es indispensable. Tenemos que aceptar las macroelecciones de plaza han desaparecido.
¿El problema? Los tiempos. Está bien que se digitalice el proceso pero con las mismas garantías que había en la elección presencial. Ese ha sido el quid de la cuestión. Hemos pasado de la elección a la adjudicación y para eso necesitamos un sistema informático muy actualizado que no ha estado a la altura.
Nos hemos puesto a trabajar con ellos y lo que proponían en un primer momento, lo han mejorado. Ahora la adjudicación es en grupos de 400 personas, hay una comisión de seguimiento diaria por posibles incidentes y hemos conseguido que el Ministerio de Sanidad se comprometa a crear una comisión técnica para elaborar la nueva plataforma.