El avance de la vacunación masiva desacelera la quinta ola en España tras un mes de vértigo
La fuerte desaceleración de la incidencia acumulada y la positividad son el primer paso para revertir la presión hospitalaria y de UCI.
27 julio, 2021 02:48Noticias relacionadas
Tras varios meses de descenso continuo en el número de casos y de hospitalizados, el 16 de junio empezó un muy leve cambio de tendencia que en principio no inquietó a nadie pero acabó convirtiéndose en una ola de positivos solo comparable a la de enero de este año. Aquel día, la incidencia acumulada en siete días era de 43,09 casos por 100.000 habitantes y eran varias las regiones por debajo de los 25. Entre ellas, las muy turísticas Baleares y Comunidad Valenciana.
Hasta qué punto ha cambiado la situación se puede ver en el hecho de que dichas comunidades están ahora mismo en 346,21 y 284,16 respectivamente, mientras que Cataluña, que aquel día reflejaba una incidencia en catorce días de 98,73, esta ahora en 1145,23… y eso que la tendencia a la baja en dicha región es la más marcada de todo el país.
De hecho, igual que Cataluña tiró de la incidencia nacional durante muchas semanas, ahora mismo es la principal explicación de la bajada que hemos visto este fin de semana: en ello puede tener que ver el cambio de protocolo por el que ya no se hacen pruebas diagnóstico a los contactos estrechos de otros positivos, pero el hecho de que la positividad también esté bajando nos hace ser optimistas.
Cataluña baja este lunes la incidencia acumulada en siete días de 525,04 a 498,39, lo que ayuda a que el resto del país apenas suba de 338,10 a 338,94 aunque la incidencia acumulada en catorce días aún registre la inercia pasada (700,10 por 677,67 del pasado viernes). Esta desaceleración es un primer paso necesario para frenar la hemorragia que empezamos a ver en hospitalizaciones totales (9.384 por 6.482 del pasado lunes, una subida del 44,77%) y sobre todo en las camas UCI (de 1.039 a 1.490, un 43,41% más).
Por si eso fuera poco, las comunidades autónomas han informado en la última semana de un total de 254 fallecidos, lo que supone una proyección de 1.088 mensuales, una cantidad que nadie esperaba ver a estas alturas. Aunque la cifra es mucho más alta de lo que nos gustaría, hay que recordar que en España se han notificado en estos cuarenta días un total de 593.023 casos.
Siguiendo la mortalidad sobre caso de los meses pasados (1,9% según datos del propio ministerio de Sanidad), estaríamos hablando de una proyección de 11.267 fallecidos, diez veces más de los que esperamos. Obviamente, este ahorro de defunciones solo se puede atribuir al excelente trabajo de vacunación que se ha hecho en nuestro país, tanto por parte del Gobierno y las distintas comunidades autónomas como, sobre todo, por parte de los ciudadanos.
Aunque en España existe un movimiento antivacunas que roza en ocasiones el delirio, lo cierto es que apenas ha influido en el proceso de vacunación como sí lo ha hecho por ejemplo en Estados Unidos y Reino Unido. Esto explica que, aunque dichos países empezaran antes su proceso de vacunación y pronto tuvieran unos porcentajes apreciables de pautas completas, ahora mismo estén por debajo de España en el total de dosis administradas y de ciudadanos vacunados.
Las últimas cifras hablan de un 48,66% de la población vacunada en Estados Unidos por el 54,64% registrado en Reino Unido y el 54,68% en España. Lo previsible es que, mientras continúen las reticencias a vacunarse entre los habitantes de estos dos países, esta diferencia aumente aún más. De hecho, las cifras españolas son realmente espectaculares.
Por poner como ejemplo estos mismos cuarenta días, España ha administrado 20.034.802 dosis, pasando de un 28% de ciudadanos con la pauta completa al comentado 54,68%, prácticamente el doble. Obviamente, esto no basta. Los contagios siguen siendo demasiados y vemos repuntes aún peligrosos, aunque esperemos que puntuales, en zonas de Castilla La Mancha o País Vasco. Estos contagios derivarán en hospitalizaciones y fallecidos, aunque sea en un porcentaje, como hemos visto, mucho menor que antes.
Seguir vacunando y llegar por fin a la población más joven será clave a la hora de consolidar este cambio de tendencia el resto del verano e intentar recuperar algo del turismo extranjero. En cualquier caso, recordemos que es un proceso largo, es decir, que vacunar hoy a un veinteañero supone inmunizarlo para finales de agosto o principios de septiembre, cuando el verano ya haya acabado.
Mientras tanto, ante la falta de grandes medidas para restringir la actividad social -probablemente, con sentido- solo nos queda agarrarnos a las vacunas y confiar en que el prometido porcentaje del 70% para finales de verano nos dé una nueva tregua. De momento, lo importante es no caer en ninguna complacencia.
Pese al descenso en la incidencia, se han registrado 160.828 casos en los últimos siete días, lo cual es una barbaridad. A los hospitales les queda aún una semana de aumento de ingresos y probablemente no veamos una bajada en el número semanal de fallecidos hasta mediados de agosto, cebándose como siempre ha sido durante la pandemia, con los grupos de mayor riesgo.
Protegerles y protegernos nos aseguraría una buena entrada en el otoño, que promete ser clave. No queremos este virus reproduciéndose a esta velocidad cuando llegue el frío de nuevo. No nos fue bien en 2020 y no parece buena idea arriesgarse a ver qué pasa en 2021.