En la embajada de Afganistán en España sigue luciendo la bandera oficial del país, a franjas verticales con colores rojo, negro y verde. El símbolo del Gobierno que fue derrotado el pasado domingo, después de no ofrecer resistencia a la ofensiva talibán sobre Kabul tras la retirada de las tropas de EEUU.
De momento, se desconoce si con la victoria de los talibanes las legaciones diplomáticas se mantendrán fieles al anterior Gobierno, presidido por el huido Ashraf Ghani, o se rendirán al Emirato Islámico en ciernes.
Los talibanes promueven su propia bandera, de color blanco e inscripciones en negro, como símbolo del nuevo Estado que aspiran a instaurar tras la derrota de la coalición internacional.
La embajada afgana en Madrid funciona estos días a máximo ritmo, teniendo que gestionar los trámites de decenas de sus ciudadanos y atendiendo los requerimientos del Gobierno español. EL ESPAÑOL ha intentado, sin éxito, contactar con los servicios diplomáticos o consulares afganos. Dentro de la incertidumbre en la que viven, optan por el recelo a la hora de comunicarse.
El edificio que alberga la sede oficial de Afganistán en España es un chalet de grandes dimensiones en el madrileño barrio de Mirasierra, una zona residencial del norte de la capital, tranquila y sin mucho tránsito. Tanto que la presencia de la enseña, e incluso la propia embajada, pueden pasar inadvertidas para los escasos transeúntes que, en coche o a pie, pasan ante ella en estos días de verano.
Estos días, la puerta metálica de la embajada está cerrada a cal y canto, y no se permite el acceso a nadie. Junto a ella hay una placa dorada con letras negras, en castellano y pastún, en la que puede leerse "Embajada de la Misión Permanente de la República Islámica de Afganistán, horario de lunes a viernes de 9:00 a 15:30".
Símbolo de resistencia
La bandera roja, verde y negra, que el Ayuntamiento de Madrid proyectaba hace unos días en su fachada como gesto de apoyo al pueblo afgano, está teniendo un gran protagonismo en las manifestaciones callejeras contra el nuevo régimen. Muchos jóvenes la portan como símbolo de resistencia.
Una actitud que se intensificaba precisamente este 19 de agosto, día que se conmemora el 102 aniversario de la Independencia de Afganistán del Imperio Británico.
Este miércoles, se celebraron múltiples manifestaciones en las calles de Jalalabad, capital de la provincia de Nangarhar, una de las últimas ciudades en caer ante el avance talibán, antes de la toma definitiva de Kabul. Los ciudadanos salieron de sus casas a pie y en coches, exhibiendo la bandera nacional tricolor en señal de rechazo a la imposición del nuevo régimen y su enseña, con la que los talibanes quieren representar su nuevo Emirato Islámico.
Varios de los manifestantes trataban de reponer la bandera hasta ahora oficial en varios edificios institucionales donde los talibanes ya la habían cambiado. Quienes portaban el símbolo tricolor fueron duramente reprimidos, en unas protestas que se saldaron, al menos, con tres muertos y numerosos heridos.
A largo plazo, todavía se desconoce qué reconocimiento internacional tendrá el nuevo régimen islámico del país. De momento, Josep Borrell, jefe de la diplomacia de la Unión Europea ha anunciado que "habrá que hablar con los talibanes porque han ganado la guerra".
Por su parte, países como Canadá, EEUU o Alemania ya han anunciado que sus gobiernos no reconocerán la legitimidad del nuevo régimen fundamentalista bajo ningún concepto.