El PP 'roba' a Ciudadanos el "feminismo liberal" y encarga al expresidente Aznar la batalla cultural

Este periódico ha tenido acceso al cuadro de temas que se tratarán en cada una de las mesas, charlas y debates. Día por día, partiendo de Santiago de Compostela (el lunes 27 de septiembre), con una segunda etapa en Valladolid, una tercera en Madrid, otra en Sevilla y llegando el viernes a Cartagena, llaman la atención algunos de los enunciados del documento interno del PP.

Entre las novedades de la convención, la inclusión de una mesa de debate de título Feminismo liberal, uno de los eslóganes con los que Ciudadanos (Cs), capitaneado ya por Inés Arrimadas, quiso combatir el discurso socialista allá por 2019.

Una estrategia a la que Carmen Calvo, en el papel entonces de vicepresidenta primera del Gobierno en funciones -y secretaria de Igualdad del PSOE-, respondió con su ya famoso "el feminismo no es de todas, bonita". Fuentes del partido descartan que, precisamente, el antecesor de Arrimadas, Albert Rivera, retirado de la política tras el fiasco de Cs, vaya a acudir a alguno de los encuentros, como se ha especulado hasta la fecha.

Valladolid y Santiago

Ahora, el PP recicla este término para uno de los actos de su convención itinerante, concretamente, para el ciclo de ponencias que tendrán lugar en Valladolid, considerada -vía conservadurismo castellanoleonés- una de las plazas fuertes de Aznar.

Además del feminismo liberal, el mismo día, diversos tertulianos abordarán temáticas como La persona sobre el colectivo: diversidad, pluralismo y tolerancia, El centro-derecha en el siglo XXI, Más sociedad y mejor gobierno y Cultura y cancelación. Conceptos -varios de ellos- asociados a la denominada batalla cultural. Ésa que el PP, según se desprende del programa de su convención, pretende dar. Y especialmente cuando éste es uno de los caladeros de votos de Vox.

Sin embargo, no sólo de batalla cultural beberá este nuevo PP. También habrá lugar para el alma centrista y liberal del partido, con mesas redondas tituladas Concordia, Constitución y Patriotismo, Unidad nacional y Estado autonómico frente al nacionalismo, Terror y violencia política, Unidad europea: reformismo y solidaridad y Globalización y vínculo atlántico.

Todas ellas se habrán celebrado un día antes en Santiago, capital de una Galicia gobernada holgadamente por el PP de Alberto Núñez Feijóo desde abril de 2009. Además, Galicia es tierra natal de Mariano Rajoy y de Manuel Fraga, fundador del partido.

Las otras etapas

Otro de los bloques de su programa itinerante -éste, en Madrid- se centrará en el "fortalecimiento del Estado de derecho y la seguridad". Abordará temáticas como Regeneración y transparencia, Independencia judicial y fortalecimiento institucional, Seguridad y Defensa, Inmigración y convivencia y Modernización de la Administración.

Finalmente, será Sevilla y no Córdoba, como se especulaba hasta ahora, donde la convención abordará dos temáticas típicamente liberales: el libre mercado y la propiedad privada, con mesas redondas sobre competitividad, fiscalidad, empleo, sostenibilidad medioambiental, digitalización, industrialización y turismo. La región es un feudo que enorgullece sobremanera al PP, con Juanma Moreno en San Telmo.

En Cartagena -el secretario general del partido, Teodoro García Egea, murciano, acompañará al presidente de la Región, Fernando López Miras-, el bloque de ponencias estará conformado por Educación como ascensor social, Salud y Estado del bienestar, Familia, reto demográfico y cultura de la vida, Entorno rural: cohesión y despoblación y Pensiones y dependencia.

El broche final será un gran acto en la Plaza de Toros de Valencia. Coso donde Mariano Rajoy, ya como inquilino de La Moncloa en 2015, ensalzaba la figura de una Rita Barberá candidata a la alcaldía y donde el PPCV celebraba sus mayorías absolutas en la Comunitat, con Eduardo Zaplana de presidente autonómico.

El lugar elegido para culminar la convención no es casual; al contrario: el PP pisa de nuevo el albero valenciano -escenario de actos de campaña masivos de Aznar y Rajoy, desde el 2000 al 2015, con gradas a rebosar de optimismo- como seña de una fortaleza a la que ahora aspira con este nuevo rearme ideológico.